Retrasos, pagos indebidos y líneas colapsadas: así es el caos de los ERTE en Málaga
Miles de afectados por suspensiones de empleo sufren las consecuencias de la falta de personal en las oficinas del Servicio de Empleo Público Estatal
Dijo Franz Kafka: «El progreso se evapora y deja atrás una estela de burocracia». La protección social para el desempleo es uno de los grandes ... avances del Estado del Bienestar y en la crisis provocada por la pandemia está demostrando como nunca su importancia. Casi cuatro millones de personas en España y más de 130.000 en Málaga han llegado a estar en nómina del Estado en los meses más duros del confinamiento por aplicación de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que han conseguido un doble objetivo: aliviar la carga salarial de las empresas y, a la vez, evitar despidos. A cierre de agosto seguía habiendo 28.000 trabajadores inmersos en estas suspensiones temporales en la provincia de Málaga.
Buena parte de los cientos de miles de afectados por ERTE han conocido en estos meses la cara más absurda y desesperante de la burocracia, ésa que tan bien retrató Kafka. El colapso del Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE), que con una plantilla de algo más de 8.000 personas para todo el país (310 para Málaga) se tuvo que enfrentar a una avalancha de trabajo inédita, ha provocado y sigue provocando numerosos retrasos y errores en el reconocimiento y pago de las prestaciones.
Fue en mayo cuando se encendieron las alarmas entre los afectados por los primeros ERTE. Algunos llevaban sin trabajar desde mediados de marzo, pero el dinero de la prestación por desempleo no terminaba de llegar. Además, no había manera de comunicarse con el SEPE: las oficinas estaban cerradas por la pandemia; las líneas de teléfono, saturadas y la sede electrónica de este organismo se caía frecuentemente. A principios de dicho mes, más de 30.000 malagueños afectados por ERTE seguían sin cobrar. Lo que hizo el Gobierno para agilizar el pago fue llegar a un acuerdo con todas las entidades bancarias para que anticiparan las prestaciones que se fueran reconociendo, de forma que los afectados no tuvieran que esperar al mes siguiente. Además, se reforzó la plantilla del SEPE en Málaga con 30 trabajadores.
Y llegó el verano
El primer gran atasco de los ERTE pareció disolverse así. Pero llegó el verano y con él, las vacaciones de los trabajadores del SEPE. El refuerzo de personal quedó diluido. Sucedió además que a principios de junio, los funcionarios de este organismo se plantaron y se negaron a hacer más horas extra. «Llevábamos meses trabajando desde casa 10 y 12 horas diarias, aportando nuestros propios equipos, por las tardes y en fines de semana, con tal de sacar expedientes adelante. La gente está harta de hacer un sobreesfuerzo que no se paga ni se reconoce», explica Francoise Calvo, delegada sindical de UGT en el SEPE de Málaga. «Estamos trabajando con un 25% menos de plantilla: deberíamos ser 420 y somos 340», recuerda.
La maraña burocrática empezó a liarse otra vez. A la tardanza en el reconocimiento de prestaciones se fue sumando una larga lista de errores y problemas. Uno de los más frecuentes es el de los cobros indebidos. Las empresas empezaron a rescatar trabajadores de los ERTE y, pese a que lo comunicaban al SEPE, éstos se encontraban con que el Estado seguía pagándoles la prestación. Hay afectados que se reincorporaron al trabajo en mayo y han seguido cobrando hasta agosto. Están angustiados porque no saben cómo devolver ese dinero. Lo paradójico es que si es el Estado el que se da cuenta de que ha estado pagando de más, envía una notificación al afectado en la que requiere la devolución del dinero en un mes, amenazando con un recargo del 20% si no cumple el plazo.
Daniel Sánchez trabaja como graduado social en una gestoría en Málaga. Por sus manos han pasado casi un centenar de expedientes en estos meses, con más de 400 personas afectadas. Resume la gestión del SEPE con una palabra: «caos». «Nos han llamado muchísimos trabajadores con problemas: unos tardaban en cobrar, otros cobraban de menos, otros de más, otros seguían cobrando cuando ya habían salido del ERTE... Es la administración que peor ha funcionado en la pandemia», opina.
Imposible contactar
Para Sánchez, lo que agrava todos los problemas antes descritos es la imposibilidad de contactar con el ente público. Las líneas telefónicas están saturadas o inoperativas y, pese a haberse retomado la atención presencial en oficinas desde principios de julio, ésta sólo se brinda con cita previa y en el caso de Málaga no hay citas disponibles, según ha podido comprobar este periódico. Y es que sólo unos pocos funcionarios estaban físicamente en sus puestos este verano, debido a las vacaciones y a que parte de la plantilla ha seguido teletrabajando por pertenecer a colectivos de riesgo o tener hijos pequeños. La única vía de contacto es la telemática, que no es accesible a todos los usuarios.
Ante la falta de interlocutores, las empresas y gestorías van a ciegas a la hora de tramitar los ERTE. «La única vía que encontramos para resolver dudas es elevar nuestras consultas al Colegio de Graduados Sociales para que las pase a la dirección provincial del SEPE», indica Daniel Sánchez.
Ha sido a base de tramitar expedientes y más expedientes como los gestores han descubierto la causa de algunos misteriosos problemas. «Hay empresas con diez trabajadores, de los cuales ocho empezaban a cobrar en seguida y dos no. ¿Por qué? Nos dimos cuenta de que les pasaba a quienes no habían cobrado el paro antes. Se ve que en el SEPE hacen un vuelco automático de la información contenida en los listados de trabajadores que enviamos desde las empresas y en esos casos concretos, esa información no se vuelca. Hasta que alguien no revisa manualmente que todo está correcto, esas personas siguen sin cobrar», explica Sánchez. Desde la Subdelegación del Gobierno advierten que se detectan «un número considerable de errores en las solicitudes» relacionadas con la identificación de los trabajadores (por ejemplo, DNI o cuenta bancaria), así como la información laboral (bases reguladoras oporcentajes de reducción).
Refuerzo de personal
El problema de origen es simple, según los sindicatos: faltan manos. «Tenemos un déficit de personal impresionante», asegura Isabel Arrabalí, delegada de CGT, que recuerda que la política de no cubrir vacantes ha hecho perder a este ente 3.000 trabajadores a nivel nacional. La portavoz sindical cree que con el final de las vacaciones y la vuelta al trabajo presencial de los funcionarios que tienen hijos pequeños, el atasco del verano «se aliviará bastante». «Ahora además va a haber nuevas contrataciones», señala.
En efecto, se habla de que este mes van a incorporarse 30 funcionarios más al SEPE en Málaga. Sin embargo, fuentes sindicales aseguran que la dirección provincial había solicitado que fueran 80, así que la cifra se antoja insuficiente.
Desde la Subdelegación del Gobierno central en Málaga destacan que el SEPE y sus empleados públicos «han realizado y siguen realizando un gran esfuerzo» para poder tramitar un volumen de trabajo «sin precedentes». Un trabajo que, recuerdan, se ha visto reforzado con la incorporación de 30 empleados públicos. «En Málaga han sido tramitados desde el inicio de la pandemia hasta agosto casi 190.000 expedientes. Sólo en el mes de abril fueron tramitados casi 89.000, lo que da cuenta del volumen de trabajo realizado por el SEPE en pleno estado de alarma», explican.
Además, argumentan que hay «una gran complejidad en la gestión de las prestaciones de las personas incluidas en ERTE» al estar sujetos a «variaciones en función de la actividad económica, entrando en juego la vuelta a la actividad de las empresas y, por tanto, nuevas tramitaciones».
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