Italia ya toca con los dedos la final de la Copa Davis en Málaga

Sucede que Matteo Berrettini (35º), brillante el jueves en dobles ante Argentina, el elegido por Filippo Volandri tras la decepción vivida con Lorenzo Musetti, tuvo 5-4 y saque para definir el set. Antes ya contó con cuatro bolas de 'break' (con un 0-40) para lograr el quiebre en la quinta, y malogró también tres 'set points', con 40-30 en el 5-4 y en el desempate, con 6-4.

Dos de esas opciones fueron con su fenomenal saque, pero cómo compitió Kokkinakis. Orgullo de Adelaida, paisano de su capitán, Lleyton Hewitt, otro que se agarraba a la pista de manera magistral. Y remando, sufriendo, pero jugando con valentía, espero su oportunidad para ponerse set arriba en el partido este tenista que ha pasado por todo en más de una década de carrera. Ha tenido el mérito de mantenerse en el 'top 100' (ahora es el 77º) después de dos operaciones en el hombro (2015 y 2019), quizás la articulación clave para un tenista, la que más secuelas puede generar si no se acaba el deportista de recuperar bien; una operación de rodilla (2018) y hasta una mononucleosis (2020).

El gigante Berrettini llegó a ser sexto del mundo en enero de 2022 y subcampeón en Wimbledon en 2021. Esta temporada ha conquistado tres títulos (Marrakech, Gstaad y Kitzbuhel), todos en tierra, pero sus dos últimos años han sido un calvario. Operado de muñeca, en el abdominal, en un pie, pero hay quien cree que desvió su foco en sus conquistas fuera de la cancha: Alja Tomljanovic (que estuvo en Málaga en la Billie Jean King Cup), Melissa Satta, Federica Lelli...

Condiciones no le faltan al romano, que este sábado volvió por sus fueros en un partido de los de verdad, de los que demuestran quiénes soportan la máxima exigencia en la pista. Berrettini fue paciente hasta su momento. Al comienzo del segundo set salvó el último 'break point' en contra del partido, rompió en el octavo para fozar la tercera manga, y de nuevo estuvo avizor hasta una nueva ocasión, en el undécimo, cuando ya casi se iban a la lotería del desempate. Más consistente que Kokkinakis, un grandísimo rival, pero que no aguantó la presión con algún error no forzado en puntos clave.

El Martín Carpena, convertido en una cancha italiana, con aficionados transalpinos en todos los rincones, clara mayoría respecto a los australianos, animaba a Matteo consciente de que ganar ese partido podía ser la llave para alcanzar la final de la Copa Davis y, quién sabe si no del título este domingo.