Devoción absoluta por Rafa Nadal en el Martín Carpena

Los medios de comunicación, aún en cantidad muy por debajo de las previsiones (ya son 480 periodistas acreditados cara al martes, en el que puede ser el último baile de Rafa Nadal) están expectantes, pero también el mundo del tenis. Durante la sesión abierta de esta tarde se pudo ver a las campeonas del mundo de dobles, las italianas Jasmine Paolini y Sara Errani, recién acabado su serie de cuartos en la Billie Jean King Cup y sellado el pase a semifinales. Se dirigían a la sala de prensa, pero estuvieron más de media hora embobadas admirando la figura de Nadal.

«Echaré mucho de menos verle en pista. Sinceramente, era el único jugador al que veía, así que no sé si seguiré viendo tenis ahora. Es una gran inspiración», se confesó la dominadora del tenis mundial esta década, la polaca Iga Swiatek la noche del viernes en conferencia de prensa.

Con 80 años en su haber, Billie Jean King, que ya está en Málaga (y da nombre a la copa mundial de selecciones femeninas de tenis) se mantuvo impertérrita de pie en la bocana de vestuarios siguiendo la sesion antes de hacerse una foto oficial con Nadal.

Pero el foco estaba fuera, donde también se pudo ver a la esposa del tenista y su hijo Rafael, y en la pista. Allí se sigue cociendo 'La decisión'. Roberto Bautista y Rafa Nadal acabaron la sesión, de dos horas, con un partido de entrenamiento. El castellonense ganó en un 'super tie break' la primera manga (11-9) y había hecho un 'break' en el comienzo de la segunda antes de parar.

Muy atentamente seguía todo David Ferrer, que va perfilando quién puede jugar ese segundo individual. Muy atentos, los profesionales de los medios, llevaban la cuenta oficiosa del duelo, en el que Nadal, como en dos décadas de carrera, lo da todo, porque siempre quiere ganar. Obseso con ruidos que interferían en la práctica, ordenó cerrar un cortinaje por el que penetraba luz y se oía un llanto infantil. «Te lo digo de verdad, que se avise a ver si lo pueden parar. Es insostenible», le espetó a Ferrer ante otro ruido mecánico en el pabellón provocado por el anillo red del piso superior, que les privaba de la concentración necesario. El responsable de las instalaciones fue avisado e intervino de inmediato apagando los led.