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Los textos la describían como una colosal torre escalonada de hasta 60 metros que estaba coronada por una estatua dorada que vigilaba el confín occidental ... del Imperio Romano. Conocido como el 'ídolo' de Cádiz, este mito de la arqueología dominó la bahía gaditana durante más de mil años, hasta que fue destruido en 1145 por el comandante almorávide Ibn Maymun. La leyenda ha llegado a nuestros días como un monumento erigido a Hércules, una visión de siglos que el profesor del Departamento de Ciencias Históricas de las UMA Manuel Álvarez Martí-Aguilar cambia por completo al proponer que se trataba de una posible construcción funeraria de origen númida (norte de África), erigida en honor del último rey de esta dinastía, Juba I.
Tras sus estudios que demostraron que el presunto tsunami que asoló la ciudad fenicia del Cerro del Villar en la desembocadura del Guadalhorce vino en realidad del río y no del mar, el investigador de la Universidad de Málaga acaba de publicar el artículo 'Juba II y el ídolo de Cádiz: un posible monumento funerario real númida en el confín occidental del Imperio romano' (revista SPAL), en el que ofrece un giro argumental sobre esta leyenda. «Se ha solido interpretar como un monumento en honor a Melqart o Hércules, pero la investigación expone que pudo haber sido un monumento funerario real númida erigido en mitad de la isla de Gades por Juba II, rey de Mauritania, en homenaje a su padre, Juba I, rey de Numidia, y para celebrar el éxito de sus empresas de exploración en el Atlántico y Canarias en época del emperador Augusto», explica Álvarez a SUR.
El profesor de la UMA plantea así una interpretación novedosa al proponer que el 'ídolo' de Cádiz pudo haber sido un excepcional epígono de la tradición de monumentos funerarios de la dinastía númida. Juba I (85-46 a.C.) se enfrentó a Julio César y apoyó la facción pompeyana en el enfrentamiento con el emperador, pero, tras la derrota en la batalla de Tapso en 46 a.C., se suicidó. Fue el último rey de Numidia, mientras que su hijo Juba II (c. 50 a.C.-c. 24 d.C.) fue adoptado por Roma y acabó siendo nombrado monarca del reino de Mauritania.
Hay textos que vinculan a este último con Gades, mientras que las fuentes árabes sobre la estatua dorada coinciden en describir a la figura como un personaje con barba y bigote, de singular cabello crespo, ataviado con túnica y capa y portando una suerte de vara. Este singular aspecto no encaja con las representaciones escultóricas de Hércules, ni de los emperadores romanos de la época. Sin embargo, sí concuerdan de manera fiel con las imágenes del rey Juba I que aparecen en las monedas que acuñó durante su reinado y en los retratos que se conservan.
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