El tsunami del Cerro del Villar no vino del mar: fue una crecida del río Guadalhorce
Después tres décadas hablando del episodio catastrófico de comienzos del siglo VII a. C., una investigación de la UMA concluye que se debió a una violenta inundación fluvial
Bajo tierra no solo se conservan muros, ánforas y tesoros. En el yacimiento fenicio del Cerro del Villar hay mucha más información de la que ... se ve a simple vista cuando se aplica la lupa o los microscopios del laboratorio. Así, las excavaciones que durante el pasado septiembre han desenterrado la trama urbana de la colonia también han dejado leer las marcas de las repetidas inundaciones que vivieron sus pobladores y que provocaron su definitivo abandono en el siglo VI a. C. El estudio de estos incidentes arrancó en 2021 con unas primeras prospecciones en el asentamiento dentro del proyecto 'Tsuniber: terremotos y tsunamis en la península ibérica en época antigua', liderado por la Universidad de Málaga (UMA), y que ha dado sus primeras conclusiones con resultados llamativos. Así, lo que se interpretó hace tres décadas como un tsunami o maremoto de comienzos del siglo VII a.C. no fue tal. La destrucción violenta de la entonces isla fenicia se produjo efectivamente, pero los análisis científicos han demostrado que la invasión del agua vino de la dirección contraria, del río Guadalhorce, en lugar del mar.
Noticia Relacionada
De ánforas a un toro fenicio: así descubre sus tesoros el Cerro del Villar
«El informe sedimentológico identifica que la inundación más antigua registrada en el corte 5 del yacimiento tuvo consecuencias catastróficas, pero fue de carácter fluvial a juzgar por la potencia del depósito sedimentario», explica a SUR el profesor e investigador del Departamento de Ciencias Históricas de las UMA, Manuel Álvarez Martí-Aguilar, que dirige el proyecto 'Tsuniber', financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Agencia Estatal de Investigación y al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Los análisis han dado más información sobre aquella riada violenta, ya que la comunidad fenicia asentada en Cerro del Villar se recuperó del impacto y continuó sus actividades comerciales e industriales, asegura el investigador.
Aunque el famoso maremoto ha quedado descartado, el estudio ha identificado nuevas inundaciones sufridas por la población de la isla, por lo que no se descarta que posteriormente ocurriera un desastre procedente del Mediterráneo, a juzgar por la fauna presente en los estratos. Particularmente, los estudios han documentado un episodio ocurrido a finales del siglo VII o comienzos del VI a.C. «Parece que fue de carácter marino y también muy energético, lo que nos hace pensar que pudo ser un tsunami, pero todavía no lo podemos asegurar al 100% ya que las grandes tormentas también dejan huellas parecidas, por lo que estamos pendientes de los análisis definitivos», aclara el investigador principal de este proyecto, en el que también ha colaborado el profesor José Manuel García Aguilar, autor del informe sedimentológico.
El estudio ha documentado otra inundación ocurrida a finales del siglo VII o comienzos del VI a. C. que sí podría ser un tsunami, aunque aún no están los resultados definitivos
Los especialistas creen que este evento tuvo consecuencias catastróficas para el asentamiento, ya que coincide en el tiempo con su primera crisis como un espacio habitable, pasando a dedicarse desde entonces a actividades alfareras e industriales, al surgir la cercana Malaka como el principal núcleo de población fenicia de la Bahía de Málaga. Lo que confirma las primeras conclusiones del estudio 'Tsuniber' es que la condición de isla del Cerro del Villar en plena desembocadura del Gualhorce la convirtió en escenario propicio de desastres procedentes tanto del mar como de crecidas del río.
Cerro del Villar, nuestra Pompeya
El abandono de la colonia en el siglo VI a. C. es la clave de su relevancia y de su consideración como uno de los sitios fenicios arcaicos mejor conservados del Extremo Occidente del Mediterráneo. Ninguna otra civilización vino a asentarse sobre lo construido y a destruir lo anterior, por lo que el urbanismo y los restos se preservan tal y como se dejaron y quedaron enterrados por el tiempo. Incluso, el paso de los siglos convirtió esta antigua isla en la actual llanura aluvial en la desembocadura del Guadalhorce. «Sin llegar al caso extremo de conservación de Pompeya, este yacimiento fenicio es un privilegio porque ofrece una foto fija de la vida en el asentamiento en diferentes momentos de su historia», explica de forma gráfica el profesor Álvarez Martí-Aguilar, que añade que el uso agrícola que tuvo este terreno hasta su protección en las últimas décadas afectó a las capas más tempranas del asentamiento -los restos se encuentran a apenas 30 centímetros de la superficie-, aunque la evolución se puede 'leer' perfectamente en los estratos.
El profesor y director del proyecto 'Tsuniber' ha participado en las últimas excavaciones de este verano en el Cerro del Villar, que han estado dirigidas por el arqueólogo José Suárez. Por el yacimiento también ha pasado su colega García Aguilar para recoger nuevas muestras de las vicisitudes de la colonia para seguir profundizando en las inundaciones sufridas por la población fenicia. Unos restos que no solo informan de la 'página de sucesos' del asentamiento, sino que también permiten «conocer numerosos aspectos de la vida de la comunidad asentada en el Cerro del Villar en pleno desarrollo y que fue dramáticamente paralizada por el impacto de estos eventos extremos», concluye el experto.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión