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Conforme se adentra uno en el Museo Ruso, un olor acre va creciendo en la nariz hasta identificarse el aroma con la rancia humedad que ... dejaron las filtraciones de la última dana del pasado mes de marzo que obligó a clausurar las principales salas expositivas del centro cultural de Tabacalera el pasado marzo. Dos meses después, la pestilencia no sólo no ha desaparecido, sino que se ha adueñado del que era una de las joyas de la Málaga de los museos, cuya programación expositiva ha sufrido un frenazo. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha confirmado este martes que aún no existe un informe definitivo de la Gerencia de Urbanismo para la reparación de las goteras, por lo que no puede dar fecha para una nueva gran exposición en el Ruso. Posteriormente, desde la Agencia municipal de los museos se ha adelantado que la solución pasa por la impermeabilización completa de la cubierta y el cambio de paredes interiores de pladur que se han hinchado con el agua, por lo que no se prevé que las salas afectadas -más de la mitad de la pinacoteca- vuelvan a funcionar a corto plazo.
En el horizonte del Museo Ruso se acumulan los problemas porque, junto al arreglo de las humedades de sus salas, está la decisión de qué hacer con su definición futura después de tres años de la guerra de Ucrania que lo dejó sin colección propia. Con respecto a las reparaciones urgentes de las filtraciones, esta actuación está todavía por concretar pese a que han pasado dos meses desde que se cerraron temporalmente las salas. «No puedo contestarle porque no tengo un informe del proyecto definitivo de la Gerencia de Urbanismo», ha declarado el alcalde de Málaga, que tampoco ha dado fecha para ese dictamen técnico durante la rueda de prensa de presentación este martes de la exposición 'Una vida sin fronteras' sobre la bailarina Anna Pavlova, una pequeña muestra con material documental que se exhibirá en las salas temporales que no están afectadas por las goteras.
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Por su parte, el director de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y Otros Equipamientos Museísticos y Culturales, Luis Lafuente, ha explicado a SUR que los técnicos de Urbanismo «llevan haciendo pruebas desde enero en la cubierta y han inundado varias zonas porque donde se cala no siempre coincide con el mismo sitio de la filtración ya que el agua hace zig zag». A la espera de que el informe de los arquitectos determine los detalles de la reforma, el gerente ha avanzado que la solución pasa «obviamente por impermeabilizar toda la cubierta, lo que supone además una actuación complicada porque el techo está lleno de instalaciones del Museo Ruso».
Además, ha explicado que el olor penetrante a humedad en el edificio se debe a las divisiones de pladur de las salas, un material que ha actuado como una «esponja» con el agua que caía en el interior del edificio. «Estamos haciendo un mapa de la tabiquería que se tiene que cambiar porque dan olor, pero no impiden las exposiciones», ha especificado.
El otro asunto sobre la mesa del Museo Ruso es su futuro, una decisión que el alcalde quiere retrasar mientras se soluciona el problema de las humedades. Como ya adelantó a SUR hace un mes, Paco de la Torre contempla todos los escenarios, desde mantener el espacio dedicado en exclusiva al arte ruso como compartir las salas con otro tipo de colecciones de arte contemporáneo o de otros países. «Nuestra vocación por el arte ruso está ahí pero va a depender de la situación geopolítica y la actuación de la UE con Rusia. El conflicto no ha terminado, la invasión no ha terminado, la paz no ha llegado y tenemos que ver lo que ocurre en el futuro con este tema», ha afirmado el regidor.
En ese abanico de opciones, De la Torre no ha ocultado que su primera opción pasaría por una próxima resolución del conflicto que facilitaría «volver a la situación anterior –el acuerdo con el Museo Estatal de San Petersburgo–, pero dependerá de lo que opine España y Bruselas». Otra posibilidad para mantener la línea actual de la pinacoteca es acudir a «colecciones privadas de arte ruso que están fuera de Rusia y que valgan la pena», como se ha hecho en los últimos tres años desde el estallido de la guerra, ha señalado el alcalde, aunque ha apostillado que estos fondos «no son infinitos».
Y la última vía sería la de compartir las salas con otros contenidos. «Sin dejar de ser una parte de arte ruso, puede haber también un arte complementario que permita enriquecer la oferta cultural», ha explicado Paco de la Torre que, en cualquier caso, ha asegurado que buscará «el máximo consenso con la Fundación Amigos del Museo Ruso de Málaga (Famer), interesados en la continuidad y que nos dan ideas que tendremos en cuenta». Un panorama, por tanto, indefinido para una institución que se mantiene desde el Ayuntamiento sin una gran oferta artística en la actualidad y que, mientras soluciona sus problemas de humedades, se ha dado una prórroga para decidir lo que quiere ser en el futuro.
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