La realidad del Museo Ruso: 2.300 metros cuadrados para solo 40 obras
La pinacoteca suspende el cobro de entradas ante la escasa oferta de sus salas, casi todas vacías
Un delicioso óleo de Iván Vladimorov muestra un paisaje helado y sin un alma, salvo por un lugareño preparando su trineo. Esa sensación de soledad ... es la que se experimenta desde hace meses en el Museo Ruso, que se ha ido desnudando de sus colecciones y exposiciones hasta el extremo de que, en lo que llevamos de mayo, expone apenas cuarenta cuadros en sus 2.300 metros cuadrados y 777 metros lineales para la exhibición de obras de arte. Un par de salas son en este momento el único atractivo de un centro de arte dirigido por la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y Otros Equipamientos Museísticos y Culturales, que depende del Área de Cultura del Ayuntamiento de la capital. La escasa oferta de uno de los espacios que fue punta de lanza de la Málaga de los museos hace una década ha obligado a suspender el cobro de la entrada a los escasos visitantes que ya acuden a esta institución. El abandono es tal que esta circunstancia de la gratuidad no se avisa ni en la página web oficial, donde por contra se cobra la entrada anticipada a 4,30 euros (gastos de gestión incluidos), disponible a partir del 7 de junio, para visitar un centro con una exposición testimonial que además se ha prorrogado para evitar el cierre del museo. Técnicamente es como si estuviera muerto.

Para constatar el momento por el que está pasando el Museo Ruso, SUR visitó la tarde del pasado martes la pinacoteca, en la que nada más llegar informan de que solo hay una «pequeña» colección y que la entrada en este momento es gratuita. Después de pasar por la intervención de Ángeles Sioli en la zona de las escaleras mecánicas, el visitante se encuentra en el hall de entrada con una decena de piezas del artista chino Chen Chunmu y de José Manuel Ballester, ambas sine die, mientras que ya en el interior del museo se exhibe un vídeo de Boris Broys con un título muy apropiado, 'Pensando en bucle', y, finalmente, la exposición 'estrella', 'Más allá de su tiempo', un temporal de 32 obras de la colección de arte ruso de José María Castañé que lleva casi dos años exhibiéndose. Ese es todo el contenido del museo desde que en marzo -un mes antes de su clausura- se tuviera que cerrar por goteras la gran exposición de la colección Costakis y que, a finales de abril, se descolgara la temporal de Alisa Sibirskaya, que se tendría que haber terminado en febrero y se prolongó para no dejar sola la exhibición de Castañé.
Durante el recorrido que hizo SUR, las dos salas que ocupan en este momento la treintena de obras de 'Más allá de su tiempo' no recibió ningún otro visitante en los 25 minutos que permaneció este redactor en su interior. Tampoco hubo nadie en la estancia del vídeo de Broys ni en la antesala al museo. Una familia con niños se encontraba en el bar, mientras que al salir del edificio otra visitante con pamela pasaba en ese momento por la entrada. Apenas seis personas para el desaprovechado Museo Ruso, la institución expositiva con las mejores salas de exhibición de Málaga, junto al CAC -cerrado en este momento-.
La peor crisis
La situación precaria del Ruso en la antigua Tabacalera contrasta con los esfuerzos, recursos e inversión que la propia agencia municipal de los museos ha puesto estos últimos meses en la reapertura del antiguo Museo del Patrimonio Municipal para su conversión en MUCAC La Coracha, que se inauguró el pasado mes de abril con exposiciones de producción propia que tratan de situarlo como nuevo destino del arte contemporáneo en Málaga. Lo mismo se puede decir del Centro Pompidou, también perteneciente a la Agencia y que, como el Ruso, cumplió su primera década en marzo con una gran exposición que, paradojas de la programación, la protagonizaba un moscovita, Kandinsky.
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La precariedad del Ruso contrasta con los esfuerzos e inversión de la agencia municipal de los museos en el MUCAC
Por contra, el Museo Ruso no tenía mucho que celebrar en su décimo aniversario, sino todo lo contrario ya que como reconocía el alcalde de Málaga, Paco de la Torre, a SUR, la institución tenía que cerrar un mes antes de la fecha final la colección Costakis -su principal exposición y atractivo para el público- por las goteras. Unas filtraciones que ya afectaron el año anterior a estas mismas salas y, pese tras ser reparadas, la solución adoptada resultó un fracaso. A la espera de la nueva reparación, el museo continúa sin anunciar una nueva gran exposición para sus salas de la colección permanente, la cual se tuvo que devolver al Museo de San Petersburgo al comenzar hace tres años la guerra de Ucrania y adoptar Europa sanciones contra el régimen de Putin.

En el último y difícil trienio, el Museo Ruso ha conseguido mantener el nivel de sus exhibiciones con fondos propios o préstamos de grandes colecciones, aunque desde 2024 -coincidiendo con el cese de José María Luna al frente de la Agencia y el nombramiento de Luis Lafuente- la política del Área de Cultura por estas instalaciones ha decaído hasta el punto de dejar de programar a largo plazo nuevas exhibiciones y prolongar sistemáticamente las exposiciones ya inauguradas. Para finales de mayo, se tiene previsto abrir otra exposición temporal de pequeño formato dedicada a la gran bailarina rusa Anna Pavlov (1881–1931), en la que «el visitante encontrará programas poco comunes publicados en los rincones más diversos del planeta» y «recortes de periódicos y revistas de la época», según se especifica en la web de la institución.
La Fundación de Amigos del Museo Ruso también hace todo lo posible por combatir la decadencia de la institución y ha programado este domingo 18 un concierto dedicado a Glinka y Tchaikovsky que ofrecerá en el salón de actos el Trío Instrumental Intermezzo con motivo del décimo aniversario del centro de arte. Actividades que tratan de dinamizar un museo que actualmente carece de rumbo y apoyo municipal, con más de la mitad de sus salas sin uso y atravesando su peor crisis desde su creación y desde que comenzara la guerra de Ucrania. Y con el aviso del propio alcalde de Málaga, que el pasado abril se abrió a redefinir este centro y que sus salas alberguen algo más que arte ruso.
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