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Antonio M. Romero
Domingo, 11 de septiembre 2016, 00:22
A lo largo de sus sesenta ediciones la Corrida Goyesca de Ronda se ha convertido en uno de los referentes taurinos de la temporada española y uno de los festejos en el que los matadores desean hacer el paseíllo al menos una vez en su trayectoria profesional. Es un espectáculo diferente en un marco incomparable como es el más que bicentenario coso de piedra de la Ciudad del Tajo.
En los últimos años la Goyesca se había convertido en un fenómeno social más que taurino, pero paulatinamente los rostros conocidos se han ido marchando y ya no se dejan ver por las calles de la ciudad cantada por Rilke, mientras que lo taurino sigue dejando mucho que desear; especialmente en lo que se refiera al ganado. Se pudo ver ayer con un desrazado encierro de Garcigrande con toros bobalicones muy del gusto de las actuales llamadas figuras de la fiesta nacional. Faltó la materia prima por lo que la Goyesca, más allá de que se cortaran siete orejas y de que José María Manzanares, Cayetano y Alberto López Simón salieran a hombros por la puerta grande Pedro Romero, visto lo visto en el ruedo fue una corrida sin alma y donde faltó el elemento básico de la tauromaquia: la emoción. Tarde más triunfalista que triunfal, donde lo superficial primó sobre el toreo fundamental y según los cánones.
José María Manzanares recibió a su primero con tres verónicas y una revolera aseadas. Fue Chulo un toro tardo en la embestida, que cumplió en el caballo. El alicantino comenzó su faena con una tanda a media altura componiendo la figura pero toreando por las afueras, sin apreturas. En la segunda serie, el garcigrande hizo amago de rajarse; tuvo Manzanares la virtud de sujetarlo para que no se le fuera a las tablas. Le dio su tiempo y su espacio para construir un trasteo por ambas manos con profusión de pases pero poca enjundia. Dejó un pinchazo antes de cobrar una estocada contraria.
El quinto fue un animal que salió suelto en los primeros tercios y no hubo lucimiento con el capote. Se le dio un leve picotazo caído en el caballo. Blandeó Piropo y se cayó en banderillas provocando las protestas de parte del público. Manzanares trenzó una faena de enfermería ante un toro inválido. El buen gusto del alicantino a la hora de los cites y la compostura natural que atesora envolvieron un trasteo que tuvo poca sustancia. Trenzó varias tandas por ambos pitones donde hubo más composición que enjundia. Lo mejor fue la estocada en la suerte de recibir. Cortó dos orejas.
Diez años se han cumplido desde que Cayetano Rivera Ordóñez tomara la alternativa en Ronda de manos de su hermano Francisco. El diestro madrileño, que lució un traje diseñado por su esposa, Eva González, estuvo muy predispuesto y con ganas de agradar a lo largo de toda la tarde. A su primero lo recibió con una larga cambiada de pie a la que siguieron verónicas voluntariosas. Tras un puyazo en el caballo que hacía puerta, Cayetano quitó por verónicas. Brindó al público una faena iniciada de rodillas en el centro del ruedo con tres pases por alto y otros tantos en redondo. Ya de pie, destacó el cambio de mano, que tuvo sabor, y varias tandas por ambas manos siempre por fuera ante un noble Pitillo. Cerró con ayudados y doblones por bajo. Dejó una estocada y el puntillero levantó al toro antes de que el burel volviera a echarse.
Al sexto lo recibió con verónicas ganándole terreno al toro rematadas con una serpentina. Bonito recorte con el que dejó a Gorgorito en el caballo, donde recibió un puyazo trasero. Se cambió el tercio de banderillas con dos pares. Emulando a su abuelo Antonio Ordóñez, Cayetano salió a iniciar la faena sin zapatillas. Nada más comenzar el trasteo desde el tendido del sol Miguel El Canario se arrancó con un fandango y después la banda de música de Los Barrios comenzó a tocar el pasodoble La Concha Flamenca. Todo parecía predispuesto para el triunfo. El diestro madrileño construyó un trasteo donde hubo despaciosidad, pero volvió a pecar de hacerlo todo por las afueras y citar al hilo del pitón. Tiró la ayuda y dibujó varios naturales voluntariosos ante el medio toro que tenía delante, un animal bobalicón y sin transmisión. Falló con los aceros: dos pinchazos y una estocada atravesada.
Como sus compañeros de terna tenían asegurada la salida a hombros, Cayetano no se quería ir a pie y a la muerte del séptimo de la tarde se dirigió al presidente del festejo, Luis Candelas, y pidió el sobrero. En ese momento, algunos espectadores ya habían abandonado el coso para presenciar la salida a hombros. El diestro madrileño salió enrabietado y recibió a Favorito reseñado como el segundo sobrero, el primero se quedó sin lidiar con una larga cambiada en el tercio y un ramillete de verónicas. Llevó al burel al caballo con chicuelinas al paso. Tras pasar por los del castoreño, Cayetano hizo el quite de Ronda una larga cambiada de pie y gaoneras. Brindó la faena a Manzanares y López Simón que inició con estatuarios y una trincherilla. Después el trasteo volvió a tener el mismo corte de los dos anteriores: mucha composición pero poca profundidad en el toreo. Terminó de rodillas con pases por alto y concluyó con un cambio de manos. Mató de una estocada trasera y baja de efecto fulminante y la presidencia no dudó en darle las dos orejas pedidas por el respetable.
Debutó en la Corrida Goyesca Alberto López Simón, uno de los jóvenes espadas emergentes con mayor proyección. Estuvo voluntarioso y valeroso durante toda la tarde, pero le faltó toro para poder hacer vibrar con su toreo vertical.
A su primero lo recibió con dos verónicas y una media con más voluntad que preciosidad. Brindó al público una faena en la que el torero de Barajas puso la raza que le faltó a Espantado en un trasteo siempre a media altura y sin grandes apreturas. Estuvo valiente y terminó con un arrimón y dos trincherillas. Mató de estocada contraria.
Al séptimo lo recibió con verónicas con la rodilla genuflexa y de pie. Leve picotazo trasero. Brindó a Cayetano y a Francisco Rivera Ordóñez un trasteo que inició con muletazos por alto con la planta muy quieta y las zapatillas asentadas en el albero. Faena basada sobre la diestra ya que por la izquierda Bullicioso no tenía recorrido. Toro con poco gas ante el que terminó con un nuevo arrimón y un desplante de rodillas. Dejó un pinchazo sin soltar antes de cobrar una estocada trasera.
Abrió cartel a caballo Manuel Manzanares ante un toro muy parado, donde el rejoneador alicantino estuvo muy desdibujado. En banderillas las puso siempre a toro pasado y Rebolista le tocó en varias ocasiones las cabalgaduras. Dejó un pinchazo antes de cobrar un rejonazo que hizo rodar al toro. Escuchó palmas a la voluntad.
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