¿Por qué Rincón de la Victoria se llama así?

Así lo explica el historiador local Miguel Alba, autor de varios trabajos sobre el pasado del municipio, quien destaca que otra particularidad de Rincón de la Victoria es el estar formado por varios núcleos de población que han mantenido, a través del tiempo, su propia idiosincrasia, origen de históricas tensiones entre caleños, benagalboneses y rinconeros.

Al igual que el historiador veleño, Francisco Montoro, quien asegura que no puede determinar con exactitud la procedencia del nombre de Vélez-Málaga, el topónimo de Rincón de la Victoria tampoco tiene un origen preciso. «Un término que tiene evidencias de la huella dejada por el hombre hace unos 30.000 años en las paredes de sus extraordinarias cuevas. Por el Rincón de la Victoria pasaron fenicios, romanos, musulmanes y un largo etc. de visitantes», destaca Alba.

Así, el historiador enumera la Villa Romana de Torre de Benagalbón, que próximamente podrá visitarse en un centro de interpretación, las torres Vigías, El Castillón, La Casa Fuerte de Bezmiliana, entre otros, «son pruebas evidentes de ello», apostilla. Según explica este investigador, la continua llegada de piratas, corsarios, ingleses y un largo etcétera de saqueadores, fue la causa de que en el siglo XVIII se construyera, por orden del rey Carlos III, La Casa Fuerte de Bezmiliana, «un enclave militar que se erigió para contrarrestar las incursiones de estos desalmados», apostilla.

Alba destaca que posteriormente fue utilizada como punto de carga de la caña de azúcar axárquica, de cuartel de carabineros y de la Guardia Civil. «Hay una historia sobre La Casa Fuerte de Bezmiliana y el general liberal José María Torrijos, que por desconocida aún no se ha estudiado en profundidad. Un suceso que, de haber tenido éxito, hubiera cambiado la historia de España», desvela el investigador.

Según cuenta Alba, corría el año 1831 y el país se encontraba sufriendo la tiranía del absolutismo de Fernando VII. Torrijos, después de intentar varios pronunciamientos que no fraguaron, el 2 de diciembre partía de Gibraltar con la intención de desembarcar en la playa de Bezmiliana, frente al enclave militar. «Todo hace indicar que este lugar fue el elegido por el general para llevar a cabo un nuevo pronunciamiento que restituyera la Constitución de 1812», apunta.

Sin embargo, la traición de varios de sus confidentes frustró el alzamiento, pues desde su salida de Gibraltar hacia Rincón de la Victoria sus naves fueron perseguidas y bombardeadas, viéndose obligado a desembarcar en la playa del Charcón, en Mijas Costa. Otro hecho relevante que también tuvo lugar en La Casa Fuerte de Bezmiliana, siendo cuartel de carabineros, fue el nacimiento de José Marfil Peralta, un rinconero superviviente del campo de exterminio nazi de Mauthaussen. En 2018 fue nombrado, a título póstumo, hijo predilecto de Rincón de la Victoria.

Alba detalla que los primeros escritos sobre Rincón de la Victoria aparecen en la época nazarí, en el siglo XII, con el nombre de Bezmiliana, «topónimo que nunca debió de perder», opina. En se periodo disponía de posadas, baños y almadrabas y una población cuya actividad giraba alrededor de la pesca y el tráfico de mercancías y viajeros. Posteriormente, en 1487, tras la toma de Vélez-Málaga y en su camino hacia la conquista de Málaga, Fernando el Católico acampó junto a su ejército en los alrededores de Bezmiliana.

La ocupación de este estratégico enclave andalusí, ocasionó la huida de los musulmanes dejando el entorno prácticamente desierto, siendo repoblado por cristianos viejos a quienes se les otorgó, por merced real, carta de propiedad sobre las casas abandonadas además de tierras y heredades, si cumplían con una serie de requisitos.

«Fernando de Unçibay, en atención a los servicios prestados a la Corona en la Conquista de Málaga, fue recompensado con propiedades y nombrado alcaide de Bezmiliana. Época en la que también se le donó casa con viñas a la Orden de los Mínimos en agradecimiento por su apoyo espiritual al Rey Católico en la toma de Málaga», cuenta Alba. En palabras del cronista de la orden, el padre Lucas Montoya, «el Rey Católico cuando nos dio la ermita y heredamientos nos obligó a que por toda España nos llamáramos 'frailes de la Victoria'«.

Los nuevos inquilinos encontraron las casas abandonadas, con amplias buhardillas y azoteas, donde extraían los musulmanes el acíbar del aloe vera y criaban los gusanos de seda, «de ahí la explicación del porqué aparece en los escritos antiguos reseñas sobre el árbol de la morera en Bezmiliana», apunta Alba. La cristianización del término comenzó con la purificación de las mezquitas y su transformación en iglesias. En Benagalbón, según consta en los libros antiguos, los bautismos comenzaron a celebrarse en 1680.

Según la hipótesis de más peso, el nombre de Rincón de la Victoria tiene relación directa con la llegada de los miembros de esta orden religiosa al municipio. «El topónimo, compuesto de Rincón y Victoria, siguiendo la tradición, la primera acepción puede tener su origen en la ubicación del monasterio de los religiosos, en un rincón entre dos promontorios rocosos; y Victoria, por el nombre del lugar de procedencia de los religiosos, el Santuario de la Victoria de Málaga», describe. De este edificio religioso no quedan restos, aunque Alba baraja que estuviera próximo a los túneles del Cantal.

Rincón de la Victoria es un municipio que en 1835 consiguió la separación de Moclinejo y fundó su primer Ayuntamiento constitucional. Este año se ha celebrado, por primera vez y después de 187, el aniversario de su fundación, ayer de Benagalbón, hoy de Rincón de la Victoria.