Homenaje al veleño Evaristo Guerra en el pequeño pueblo de Ávila en el que pintó sus primeros cuadros
El Ayuntamiento de las Navas del Marqués coloca una placa en el edificio en el que estaba la pensión en la que el artista se alojó en los años sesenta
Corría el año 1960. Un joven veleño, Evaristo Guerra, el menor de once hermanos, hijo de un panadero, pone rumbo a Madrid, la capital ... de España, donde soñaba con convertirse en un gran pintor. «Madrid se me hizo muy grande, con tantos edificios grandes y tantísima gente. Un amigo, el fotógrafo Pepe Sáinz, me recomendó que me fuera a vivir a Las Navas del Marqués, un pequeño pueblo de Ávila, muy cerca del Escorial», rememora el arista veleño, el pintor de los paisajes de la Axarquía, de la luz y del color, 65 años después.
En una pequeña pensión, que regentaban Patrocinio y Emilio, «dos personas encantadores», pintó sus primeros 25 cuadros de paisajes para una exposición en la mítica galería Macarrón de Madrid, «que estaba en la calle Jovellanos, número 2». «Hacía muchísimo frío, pero recuerdo aquellos años viviendo en Las Navas del Marqués con muchísimo cariño, fue el primer sitio en el que me instalé a vivir con mi mujer, María Adela Pareja», confiesa Guerra.
«Hacía muchísimo frío, pero recuerdo aquellos años viviendo en Las Navas del Marqués con cariño»
Hace unas semanas, el artista volvió a recorrer aquellas calles, hoy en día muy cambiadas, ya que la pensión se ha transformado en un bloque de viviendas. El Ayuntamiento de la pequeña localidad abulense, de apenas 5.600 habitantes, le rindió un sencillo homenaje, dentro de una iniciativa para reconocer a 16 personalidades del mundo de la cultura, la aristocracia y las letras que han tenido vinculación con el municipio a lo largo de la historia.
Así, con esta ruta de ilustres, Las Navas del Marqués, que apenas dista una hora en tren o en coche de la capital de España, quiere fomentar sus atractivos turísticos. Y el nombre del pintor veleño está en una lista de ilustres 'vecinos' junto a Lope de Vega, José Garnelo, José García Nieto, Juan Antonio Bardem, Camilo José Cela, Vicente Aleixandre, Fidel Pérez-Mínguez, Aniceto Marinas, Dámaso Alonso, Carmen Laforet, Eulalia de Borbón, Agustín García Calvo, Isabel Escudero, Pedro Dávila y María de Córdoba (los primeros marqueses del municipio) y Ángela Pérez de Barradas. Al acto asistió la alcaldesa de la localidad, María del Mar Díaz (PP).
«Un acto muy emocionante»
«Fue un acto muy emocionante y emotivo, estoy muy agradecido al Ayuntamiento por ese reconocimiento, por incluirme en la ruta y por colocar una placa en donde estaba la pensión en la que pasé seis años», confiesa Guerra, que sigue muy activo a sus 82 años. «Me levanto a las 7.00 horas, es herencia de mi padre, que era panadero», bromea el artista veleño, quien sigue esperanzado en que su obra pueda verse en un espacio museístico propio de la capital de la Axarquía.
Tras vivir 12 años en el municipio, donde llegó a alquilar una casa, su gran éxito, el que lo catapultó a la fama, fue el premio Blanco y Negro que otorgaba la revista del diario 'ABC', en 1972, por su obra 'Dos kilómetros para el pueblo', uno de sus paisajes de almendros en flor con la vista de Arenas, el pueblo natal de su mujer, al fondo. «El premio fueron 250.000 pesetas, de aquella época, que imagínate, y con eso me compré mi primer piso en Vélez-Málaga», rememora Guerra.
A mediados de los ochenta compró una vivienda en pleno centro de Madrid, en la calle O'Donnell
A mediados de los ochenta compró una vivienda en pleno centro de Madrid, en la calle O'Donnell, en el barrio de Salamanca, que vendió hace apenas siete años. Allí vivió durante más de tres décadas, aunque cada cierto tiempo volvió a Vélez-Málaga para inspirarse con la luz y los paisajes que plasma en sus lienzos. «Por aquella casa pasaron grandes personalidades, como la Duquesa de Alba, que me compró cuadros, Rafael Alberti, futbolistas como mi paisano Fernando Hierro, Raúl, Manolo Escobar o Rocío Jurado», enumera.
Tras culminar hace casi dos décadas su obra más importante, los frescos de la ermita de los Remedios Coronada, la patrona de Vélez-Málaga, decidió volver a su localidad natal definitivamente. El próximo 5 de septiembre cumplirá 83 años. No piensa en retirarse. «Sigo pintando a diario, viniendo al estudio. Aquí soy feliz. Hay días que pinto más y otros menos, depende de muchos factores», confiesa. «El arte es el autorretrato del alma», apunta. «Es lo que quiero que me pongan en mi lápida», apostilla.
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