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'El ecocidio del biota marino por la contaminación invisible: nanopartículas, microplásticos, vertidos, salmueras y ruido'. Éste es el título de la nueva obra que ha publicado el Gabinete de Estudios de la Naturaleza (GENA)-Ecologistas en Acción y que será presentada en el salón ... de actos del Centro de Arte Contemporáneo de Vélez-Málaga este jueves 16 de enero y el día 30 del mismo mes en el Museo de Nerja. Se trata un informe de 251 páginas y muy ilustrado con gráficos y fotografías, sobre la contaminación química del Mediterráneo español, «una verdadera 'sopa química' que amenaza las promesas de la llamada economía azul».
El estudio es «el resultado del análisis de las conclusiones de una copiosa investigación que se ha llevado a cabo por instituciones científicas españolas por el Mediterráneo y el océano Atlántico de nuestro país, complementada con la, ya voluminosa, pero ignorada, investigación realizada a escala mundial», según ha informado el coordinador de GENA, el biólogo veleño Rafael Yus. La obra se adentra «sobre una de las formas de contaminación menos visible y menospreciada por las autoridades, formada por un elenco interminable de sustancias químicas que se vierten diariamente al mar desde tierra y desde los buques».
Precisamente la motivación de este informe ha sido la de ayudar a «visibilizar» este tipo de contaminación que afecta a la fauna y flora marina, como reza el mencionado título de la obra, 'El ecocidio del biota marino por la contaminación invisible: nanopartículas, microplásticos, vertidos, salmueras y ruido'. A esta contaminación química se ha añadido, según Yus, «otro tipo de contaminación, la contaminación acústica de embarcaciones, cuyos efectos también son ignorados o despreciados».
El libro consta de cinco capítulos dedicados a microcontaminantes como las nanopartículas (Nano-Particles Pollutants: NPPs) de los filtros ultravioleta de las cremas de protección solar; los microplásticos (Microplastics Pollutants: MPPs) producidos por el desmenuzamiento de macroplásticos vertidos al mar, según ha enumerado el biólogo veleño. «Un amplio capítulo engloba los vertidos (Waste Water Pullutants: WWPs) productos químicos que son vertidos al mar, en gran parte por los ríos y depuradoras de aguas residuales: metales pesados (Heavy Metals Pollutants: HMPs), contaminantes orgánicos persistentes (Persistent Organic Pollutants: POPs), pesticidas contaminantes (Pesticide Persistent Organic Pollutatns: PPOPs), los disruptores endocrinos (Endocrine Disruptor Chemicals: EDCs), los contaminantes farmacológicos (Active Pharmaceutical Ingredients: APIs) y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (Polycyclic Aromatic Hidrocarbons: PAHs)«, ha añadido.
Un capítulo aparte se dedica a los vertidos de salmueras (Pollutant Waste Brines: PWBs), no solo por el daño del agua hipersalina, sino por otros productos usados en las desaladoras, de próxima aparición en la Axarquía. Un último capítulo se dedica a los ruidos marinos (Underwater marine Noise Pollution: UMNPs), un tipo de contaminación física, especialmente por las motos acuáticas, que afecta a muchos animales marinos, no sólo cetáceos, sino también a peces. «Todo ello es una seria amenaza a la cacareada economía azul», ha apostillado.
El biólogo veleño ha recordado que «en varias ocasiones esta asociación ha presentado denuncias y quejas sobre estos vertidos a las autoridades ambientales autonómicas» en espacios como el paraje natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. «La respuesta recibida ha sido siempre la misma: 'las aguas marinas están en perfectas condiciones, como avalan los análisis sanitarios periódicamente realizados por los servicios del SAS'», ha expresado Yus.
«Hemos insistido, una y otra vez, que los análisis rutinarios de las aguas marinas sólo tienen en cuenta los contaminantes que pueden representar una amenaza sanitaria, como las sales y óxidos de nitrógeno, fosfatos, etc., ignorando estos microcontaminantes que no sólo afectan a la fauna y flora marina, sino también al ser humano de forma indirecta, a través de alimentos microcontaminados», ha considerado el coordinador de GENA. A su juicio, «solucionar este problema supone cuestionar pesos pesados de la economía, como es el uso del plástico, la calidad de la depuración de las EDAR, el uso de motos acuáticas, investigar nuevas cremas solares no contaminantes, etc.».
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