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Nacho celebra su gol.
El Madrid ya está en octavos
Fase de grupos

El Madrid ya está en octavos

Nacho, poco después de sustuir al lesionado Marcelo, aprovechó un error vistante para marcar

Ignacio Tylko

Martes, 3 de noviembre 2015, 02:05

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El fútbol es tan cambiante que con frecuencia no lo entienden ni sus profesionales, ni siquiera los técnicos más meticulosos. Por eso es tan bello, tan grande y tan diferente al resto de deportes. Dos semanas después de que el Real Madrid redujera casi a la nada al PSG en el Parque de los Príncipes y ofreciera una imagen más que notable a pesar de no ganar, esta vez venció, selló su clasificación para octavos, consolidó su liderato y dejó su portería a cero, pero ofreció un desempeño preocupante ante este mismo adversario en el Santiago Bernabéu.

Al margen de los números irrefutables a los que se agarra Rafa Benítez con principal argumento para defender su trabajo y las prestaciones y evolución de su equipo, las sensaciones son muy importantes. Y la primera conclusión que uno puede extraer de este duelo en el Bernabéu es que, visto lo visto, ahora mismo el Madrid quuizá no superaría al combinado de Laurent Blanc en una eliminatoria. Keylor sigue invicto en Champions desde que debutó el curso pasado, superando ya en minutos el récord que poseía el atlético Miguel Ángel Moyá, pero eso no quiere decir que su equipo no conceda ocasiones.

El portero costarricense está de dulce y le adorna una flor que recuerda a los mejores tiempos de Iker Casillas. No es lógico que jugadores de la talla de Ibrahimovic y Cavani fueran incapaces de batirle en el primer tiempo, después de varias ocasiones pintiparadas. La posesión, el dominio y las oportunidades eran de los galos frente a unos rivales despistados, desubicados, desajustados y que llegaban siempre tarde. Al no replegar apenas Jesé y Cristiano, siempre buscaban el dos contra uno frente a Marcelo, que se retiró a la media hora de juego por unas molestias en los isquiotibiales que le convierten en duda para el clásico del 21-N. Kroos, Modric y Casemiro, mucho peor a la hora de equilibrar al Madrid que en citas precedentes, se veían superados una y otra vez por sus adversarios.

Comenzaban a escucharse pitos en el Bernabéu, ya que históricamente la afición local está acostumbrada a que su equipo salga en Europa tratando de intimidar a cualquier enemigo, por muy famoso y adinerado que éste sea, cuando llegó un gol inimaginable, impropio de un duelo de tanto fuste. Kroos disparó, desvió un defensa y Trapp se marchó de su portería. El mayúsculo error del joven portero alemán lo aprovechó Nacho, que acertó a portería vacía en prácticamente el primer balón que tocó. No era fácil su remate porque estaba muy escorado. Nada cambió con ese tanto la decoración hasta el descanso, ya que el PSG fue dueño y señor de todo menos de lo más importante, o no siempre si se piensa a largo plazo, la pegada y el resultado.

Actuación descollante de Rabiot, un joven y flacucho mediocentro francés que entró cuando se lesionó Verratti y exhibió destreza, versatilidad y personalidad. Toca fácil, se mueve con soltura, tiene gran zancada y posee llegada. Lanzó un disparo al poste y otra volea que se marchó cerca del palo. Los franceses tocaban con criterio, sacaban de sitio a sus oponentes, aceleraban y les buscaban las espaldas. Di María, recibido con indiferencia e incluso con más pitos que aplausos, superaba a Nacho pero sus internadas no terminaban bien rematadas.

Mejoró el Madrid tras el descanso. Sin hacer un juego descollante, ni disfrutar de grandes ocasiones, al menos supo adelantar las líneas, juntarlas mejor y cerrarle mejor los espacios al PSG. Tras la brecha de Isco, que se le volvió a abrir durante la segunda mitad, y la lesión de Marcelo, el tercer susto físico lo dio Ramos. Después de un despeje acrobático, el camero se tocó el hombro dañado, el que se ha infiltrado para poder jugar. Pudo seguir en la lucha y contribuir a una victoria tan importante como engañosa. Di María lanzó con maestría un golpe franco pero, con Keylor ya superado, el balón golpeó cerca de la cruceta. Entonces, Lucas Vázquez y Kovacic ya le habían dado oxígeno a un Madrid con problemas físicos.

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