Cómo elegir la mejor barbacoa: de gas, eléctrica o de carbón

Las de carbón son las más tradicionales y pueden ser tanto de obra como portátiles. «Estas barbacoas, que alcanzan temperaturas muy altas, suelen incorporar varios tipos de parrillas y un cortavientos», precisan en la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El precio de las portátiles oscila entre los 35 y los 650 euros «dependiendo de la superficie de la parrilla, la calidad de los materiales y la cantidad de accesorios», mientras que las de obra son más caras, entre 300 y 1.300 euros aproximadamente.

Una de las dificultades de los modelos de carbón es que son las más complicadas de encender. De hecho, hacer un buen fuego no es sencillo. «Necesitarás carbón vegetal y pastillas o gel de encendido. Un saco de carbón vegetal de 3 kilos cuesta unos 5 euros y es suficiente para una barbacoa de cuatro personas. En el mercado también podemos encontrar por dos euros más sacos de briquetas (madera carbonizada y triturada mezclada con aglutinante) que aguantan más tiempo, aunque es más complicado hacerlas prender», precisan en la OCU.

Uno de los motivos por los que la barbacoa de carbón es la más popular entre los consumidores es precisamente por «el sabor genuino y característico» que aporta a los alimentos, difícil de igualar por una de gas o eléctrica. Los imprescindibles de una buena barbacoa de carbón son los siguientes:

–Tapa: para controlar la temperatura y hacer un efecto horno.

–Termómetro de la tapa: así se sabe cuando se alcanza la temperatura ideal.

–Ruedas: para poder desplazarla con facilidad.

–Rejillas de ventilación: controlan la circulación del aire y regulan la temperatura.

–Rejilla para mantener el calor: resulta muy práctica para que la comida no se enfríe.

–Cenicero: evita que la ceniza salga volando, ensucie todo y caiga sobre los alimentos.

–Parrilla regulable en altura: se coloca a 10 centímetros sobre el carbón.

Funciona «como una pequeña cocina, con quemadores alimentados por una bombona de gas (butano, propano o mezcla) que calientan unas piedras de lava para asar los alimentos. Su gran ventaja es que se enciende rápida y fácilmente, también es más cómoda de limpiar que la de gas y además se puede regular la temperatura», resumen en la OCU.

¿El inconveniente? «Es la más cara y aparatosa. El precio depende de su tamaño, del número de quemadores y de los accesorios. Encontrarás en el mercado barbacoas de gas portátiles desde 170 euros las de dos quemadores (unos 7 Kw para cuatro o cinco personas) hasta 2.000 las más completas y de mayor tamaño», añaden los expertos.

Para este tipo de barbacoas es necesario una bombona de gas y el kit para conectarla. «Una de medio kilo ronda los 13 euros y dura una hora aproximadamente para un modelo de dos quemadores. Las más grandes se venden en estaciones de servicio o solicitando la distribuición a domicilio. «Una barbacoa de gas consume aproximadamente 73g/h por cada kilowatio de potencia, así que asegúrate de tener siempre una de repuesto», aconsejan en la OCU. ¿En qué debemos fijarnos?

–Debemos tener espacio suficiente para colocar la bombona.

–Número de quemadores: cuantos más tenga, más personas podrán comer.

–Quemadores laterales: son útiles para calentar las salsas, por ejemplo,

–Placas de cocción: se pueden utilizar como plancha para el pescado o alimentos que se pueden escurrir en la parrilla.

–Encimeras: vienen bien como mesa auxiliar.

El mayor inconveniente de los modelos eléctricos es que necesitan una toma de corriente cerca y la horquilla de precios es amplísima, desde los 40 euros de los modelos más baratos hasta los más de 1.300 de los más sofisticados. El tamaño de la superficie de cocción y la calidad de la mesa o soporte son las dos características que marcan la diferencia. En cuanto al consumo, los modelos de eléctricos suelen tener una potencia de entre 2.000 y 2.500 watios, que consumirán un máximo de 2,5 kilovatios por hora. En otras palabras, el gasto aproximado es de 35 céntimos por hora de barbacoa, «la mejor opción en términos económicos».

A su favor, los expertos señalan que «es fácil y rápida de encender, se puede regular la temperatura y genera menos humos», mientras que entre sus 'contras' destaca que «a menudo la temperatura no es lo suficientemente alta y le falta el característico sabor a humo de la barbacoa».