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Alfonso Albacete, ayer en el CAAC con una de las piezas que exhibe la exposición. :: José Galiana
Viaje al interior de Alfonso Albacete
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Viaje al interior de Alfonso Albacete

El pintor antequerano exhibe en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo el proceso creativo de su obra a través de una completa exposición

LALIA GONZÁLEZ-SANTIAGO

Sábado, 15 de febrero 2014, 11:12

sevilla. En un más difícil todavía, el artista Alfonso Albacete (Antequera, Málaga, 1950) se propone mostrar los intríngulis de su proceso creativo en la exposición que acaba de abrir en el monasterio sevillano de la Cartuja, sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). «Es como estar dentro de su cabeza», dice Armando Montesinos, que ha comisariado la muestra, titulada 'Asuntos Internos'. El viaje, anticipo de la donación que el artista va a realizar al centro andaluz, merece la pena.

Alfonso Albacete es un pintor de larga trayectoria, que viene avalado por ser uno de los tres artistas andaluces que lleva la galería internacional Marlborough, junto a Abraham Lacalle y Luis Gordillo. Tiene obra en colecciones de primera, las del Chase Manhattan Bank, de Nueva York; la White House Collection de Washington y Fundación La Caixa, y en museos como el Wurth, de Kunzelsau, Alemania, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, Bellas Artes de Bilbao o Patio Herreriano de Valladolid, así como en la propia colección del CAAC.

Buena parte de la obra de Albacete va a ser donada al CAAC, si bien aún habrá de definir las piezas que integran el legado. Juan Antonio Reyes, director del centro, que acaba de incorporar otra importante donación de Guillermo Pérez Villalta, indicó que cuando esté más definida se prepararán muestras temporales para llevarlas a Antequera y Málaga.

Formado en Murcia y en Madrid, donde estudió arquitectura, Albacete se define como un «pintor que se hizo arquitecto». Llega ahora a Sevilla cargado de proyectos: una muestra en la Marlborough en septiembre, una futura retrospectiva en el CAAC. Ahora participa en la colectiva 'Idea pintura fuerza', que se puede ver en el palacio de Velázquez de Madrid.

El comisario de la exposición considera que los «trabajos que tienen veinte años vuelven una y otra vez» y ofrecen la posibilidad de seguir incluso las fuentes de inspiración, los materiales de partida, los calcos, apuntes o «bosquejos», una palabra que gusta en especial a Albacete, porque juega con el sentido de apunte y de bosque pequeño.

La exposición «se puede ver como un paseo dominical, porque hay muchas cosas muy hermosas, pero también con una mirada más profunda», advierte Montesinos. De este modo, el visitante puede apreciar no sólo una muestra cerrada, con obras muy definidas, etapas o formatos, sino «como un flujo permanente de la cabeza, yendo y viniendo». Por ejemplo, un estudio de la Anunciación de Fra Angelico, de los 80, se transforma en una obra grande y colorista, en que el rayo de luz atraviesa un paisaje muy construido, años después, y en una tercera pieza, colocada a continuación, es el haz de luz de un proyector sobre una sala vacía, una pieza reciente en línea con el trabajo que llevará a la Marlbourogh.

Juan Antonio Reyes, director del CAAC, destaca que el pintor ha ido escribiendo sobre las paredes, como lo hace en su estudio, palabras que añaden significados a las imágenes: «No son títulos, sino referencias intelectuales a las que cada obra o grupo de obras se trata». Por ejemplo, señala Albacete su propia letra: 'Gimnopedia. Satie'. Las dos palabras unidas a un dibujo de una serie añade el recuerdo de la reiterativa obra del músico francés, «para que la gente lo tenga en la cabeza cuando vea la obra».

Referencias cruzadas

La instalación de las piezas ha cuidado mucho este recorrido visual lleno de referencias cruzadas. Sus temas de repiten a una y otra esquina de las salas, con distintos tratamientos. Por ejemplo, la 'Escalera de Jacob', una constante; 'Absalón', tema para un extraordinario grabado, o 'Judith', y el comisario explica que «es interesante cómo aprovecha los títulos para crear otro espacio mental, muchas veces con referencias mitológicas para motivar una reverberación».

Numerosos autorretratos jalonan el recorrido, con diversas técnicas y estilos, pero siempre presente, como observando. También está llena de referencias a los maestros. Goya, Vermeer, Cezanne, al que se remite en su trabajo sobre figuras. «La gran batalla del pintor francés, dice Alfonso Albacete, fue intentar que la figura no fuera nadie y no estuviera haciendo nada, como un emblema de la naturaleza humana».

La influencia de su obra gráfica se aprecia también en la última parte de la exposición, que reúne piezas con tramas naturales, que remiten a los fractales y que se superponen sobre un objeto para expresar «la capacidad de penetrar a través de las cosas».

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