Borrar
David Delfín derrochó ayer buen humor y experiencia en el Museo Carmen Thyssen Málaga. :: ÁLVARO CABRERA
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

David Delfín: «Siempre he sido un poco atrevido y hasta kamikaze»

El diseñador malagueño cierra las jornadas del décimo aniversario del Premio Junior como ejemplo de emprendedor de éxito

MARINA MARTÍNEZ mmartinez@diariosur.es

Viernes, 8 de junio 2012, 03:36

De pequeño siempre andaba con bolígrafos en la mano. Porque antes de aprender a escribir, David Delfín ya jugaba y hacía garabatos con el papel. De ahí a la caligrafía solo había un paso. El impulso definitivo fueron las postales que le enviaban sus hermanas desde Málaga cuando se mudó a Madrid, allá por el año 89. Gracias a ellas, seguía la evolución de sus sobrinas a través de la silueta de sus manos y sus dibujos. Fascinado por ellos y por aquella idea de Picasso de volver a pintar como un niño, el diseñador malagueño le dio vueltas a la cabeza y empezó a trabajar con la mano izquierda. De ahí nació esa caligrafía danzarina que hoy se ha convertido en la seña de identidad de Davidelfin, la marca con la que el rondeño se ha convertido en uno de los nombres ineludibles de la moda española.

A pesar de que entró casi sin darse cuenta. «Siempre digo que yo no elegí la moda, sino que la moda me eligió a mí». Y ese es ahora su espacio. «He encontrado mi lugar», reconocía él mismo ayer con su habitual naturalidad y buen humor en las jornadas del décimo aniversario del Premio Junior que convoca cada año el Instituto Municipal para la Formación y el Empleo (IMFE) en el Museo Carmen Thyssen Málaga, y en el que este año creó el debate en torno a la innovación con los ganadores de ediciones anteriores: Nerea Arqueología Subacuática, Libera Network, Almeida Viajes, Su-shi Desing, Insecta Soluciones Biológicas, Quark Arquitectos, Eurodiscap y Eneso Tecnología de Adaptación.

En esta ocasión, el IMFE optó por David Delfín para clausurar las jornadas como ejemplo de emprendedor de éxito. Aunque no tuvo claro su destino desde el principio el diseñador. Simplemente se dejó llevar. Paso a paso. Desde aquel primer desfile en Benicassim. Por aquel entonces, en su inquietud por buscar nuevos formatos, comenzó a utilizar la ropa como soporte de su pintura.

A la organizadora de la pasarela del festival le interesó y no lo dudó: «Me invitaron y como siempre he sido un poco atrevido y hasta kamikaze diría yo, pensé: aunque sea una sola vez en mi vida, eso quiero experimentarlo». Una cosa llevó a la otra y de ahí salieron más desfiles. Siempre dando que hablar. Empezando por aquellas primeras carpas militares y acabando por esas últimas colecciones en las que el malagueño se ha reinventado. Se lo pedía el cuerpo. «Podemos tener mucha capacidad de trabajo y medios, pero si no somos capaces de adaptarnos a los tiempos, no nos sirven de nada», advertía convencido de que la dificultad «hace que se despierte el imaginario». Partiendo de la máxima «arte es igual a capital», Delfín está seguro de que «el verdadero capital de la humanidad es la creatividad». Por eso animó a la gente joven a arriesgar: «Hay que ser osado». Él siempre lo ha sido. Y no le ha ido mal. Sus diseños ya han dado la vuelta a medio mundo. Internet ha hecho mucho.

Venta 'on line'

El primer «fascinado» es él mismo. «Cuando me dicen: 'Qué putada haber cerrado las tiendas, ¿no?', yo respondo: ¿Putada? ¡Si yo estoy encantado, es un alivio!», aseguraba ayer el diseñador en referencia a los gastos y complicaciones de los negocios. Hoy, gracias a la venta 'on line' ofrece la posibilidad de elegir entre su catálogo y pedir por encargo. De esta forma ha llegado ya a lugares como Singapur o Canadá. Y eso que «nadie daba un duro» por él y su equipo, advertía ayer él mismo. Sin embargo, en septiembre se cumplirán diez años de aquel sonado estreno en la entonces Pasarela Cibeles. Lo recuerda como una limitación. Habituado a pasarelas poco habituales como carpas militares o salones de actos, mucho más libres.

Porque los suyos son auténticas puestas en escena. No le importa el qué dirán. Lo sufrió en aquella primera incursión en la pasarela madrileña con las capuchas y las sogas. Le llovieron las críticas, pero también las ofertas para ir a todos los platós. Él se resistió. A él solo le interesa «provocar emociones». Por eso parte de las suyas propias. «Todo lo que me pasa en mi vida acaba apareciendo en mi trabajo», confesó este «inquieto» rondeño al que no le «interesa nada» el pasado: «Solo el presente y lo que está por venir».

Y eso lo refleja en sus últimas colecciones, 'Will' y 'Katharsis', un soplo de aire colorista con el que rompió totalmente en su línea. «Para innovar hace falta un corte radical», añadió el artista. Porque es un artista, no solo vive de la moda. También es un apasionado del diseño, la arquitectura, la música y el cine. Y todo ello lo funde en su día a día. «No sé de dónde saco la energía, pero me encanta hacer de todo», admitía quien ha puesto su sello al Festival de Málaga-Cine Español, al 75 aniversario de SUR, a una botella de vino o al 'Papito' de Bosé. No puede negar que su trabajo le apasiona. Lo pasa «fatal» en vacaciones, le gusta atarse a muchas cosas y le «asusta la quietud». Un artista en todos los sentidos.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur David Delfín: «Siempre he sido un poco atrevido y hasta kamikaze»

David Delfín: «Siempre he sido un poco atrevido y hasta kamikaze»