Tony Moreno le da oxígeno a Tabletom
La banda malagueña repasa los grandes éxitos de su discografía, en una actuación en la que Zenet cantó 'Algo así como un tango' El vocalista de Eskorzo lidera el regreso del grupo a los escenarios en un concierto sin temas nuevos
RAFAEL CORTÉS Twitter.com
Jueves, 15 de marzo 2012, 16:30
Expectación tanto dentro como fuera del escenario. El público deseando ver y oír al grupo malagueño Tabletom en su nueva etapa y los músicos, ... esperando para conocer la respuesta del respetable ante la arriesgada propuesta de reflotar el buque insignia del rock local. Noche de nervios ayer en un Teatro Cervantes que no se llenó para asistir al renacimiento de la banda con Tony Moreno, cantante de Eskorzo, como vocalista. Y es que la historia de la formación más veterana de la escena local ha estado durante más de treinta años íntimamente ligada a la biografía del que fue, junto a los hermanos Ramírez, su creador y líder carismático, Roberto González.
La muerte de Rockberto, tristemente fallecido en junio del año pasado, dejó huérfanos a unos músicos que ayer demostraron que Tabletom todavía tiene mucho que decir en un panorama musical nacional que cada vez está más abierto a los proyectos de calidad.
Tony Moreno no es el Rober, ni pretende serlo, aunque pueda tener un timbre vocal parecido y ese deje andaluz, por lo que en su voz las canciones tomaron un carácter diferente, más dinámico, más abierto y directo. El cantante de Eskorzo se movió por el escenario, saltó, bromeó, llenó de oxígeno los temas, reclamó insistentemente la participación del público y fue por eso que cada una de las piezas compuestas a lo largo de los años por Tabletom cobraron una nueva dimensión en su voz.
«El sueño de la música»
«Estamos aquí para celebrar el sueño de la música y de un grupo al que ahora le pongo la voz y la verdad es que esto es un papelón, porque es la primera vez que sustituyo a un amigo cantando, pero aquí estamos», argumentó Tony Moreno en su presentación ante los malagueños. Una declaración que dio paso a la interpretación de temas como 'El sueño (de la cabra de Álora)' y el trepidante 'Paco'.
Unas primeras canciones que sirvieron para calentar el ambiente en el Teatro Cervantes, en el que un público mayoritariamente maduro coreó todos y cada uno de los clásicos de la banda. «Yo me muevo un poco más que Roberto, pero es que estoy más joven que él», afirmó el nuevo cantante de Tabletom, que también bromeó con el respetable al recordarle que tuvieran cuidado «con los porrillos, porque aquí en el teatro no se puede fumar».
'El Tigre', 'La K.G.B.' y una soberbia interpretación de 'Guadalmedina', a dúo con Pepillo Ramírez, pusieron el pie a un público entregado a los grandes éxitos de Tabletom. «Esta canción nos une a los dos, a Perico y a mí, a uno que es de Málaga y a otro de Granada», argumentó el también cantante de Eskorzo antes de ponerse al micrófono para cantar la balada que recuerda los orígenes de Roberto González junto al río.
El vampiro anda suelto
«Dicen que Roberto no está muerto y que en las noches de luna llena sale a chupar la sangre de cuantos pasean por la ciudad», dijo Tony Moreno para ponerse al micrófono y cantar 'El vampiro', en una actuación de poco más de dos horas en la que la gran sorpresa -ya anunciada en la presentación de este evento- fue la interpretación que hizo el malagueño Tony Zenet de los clásicos 'Sigamos en las nubes' y 'Algo así como un tango', que cantó junto a los hermanos Ramírez con su particular tono de voz y el scat vocal que le ha dado fama como 'crooner'.
Zenet se hizo acompañar también del trompetista Jaime García y, tras tener un simpático recuerdo para el fallecido líder del grupo imitando sus dejes, deseó larga vida a Tabletom en su nueva etapa. «El espíritu de Roberto está con nosotros. Este proyecto hay que mantenerlo, porque a mí me ha enseñado mucho», reconoció emocionado.
Las canciones del grupo, que fusionan distintos géneros como el rock, el jazz y hasta el reggae, son auténticas obras de arte que remiten a los mejores tiempos de la música sinfónica. Sonidos de los 70 y los 80 que los músicos ejecutaron con la perfección que es habitual, pese a los problemas de Perico con sus pedales. No en vano, la banda formada por los hermanos Ramírez, el saxofonista Agustín Carrillo, el batería José Manuel Arrabal, el bajista Carlos Becerra y el teclista Oliver Lepinat lleva muchos años interpretando estas canciones con maestría. Y la de anoche en el Cervantes no iba a ser la excepción, ya que el grupo sonó con la limpieza y el brillo que son habituales en sus comparecencias.
Canciones como 'Pescaíto frito' y 'El escalón', que el grupo ya interpretó en la supuesta 'despedida' de la banda en la sala París 15 en octubre junto a Tony Moreno, pusieron el toque más divertido en una noche emotiva también, por lo que supone la revitalización de un proyecto emblemático de Málaga.
«Aquí, en este teatro, no hay alcohol, y Rober se hubiera revelado si estuviera aquí», dijo en tono humorístico Tony Moreno en la recta final de una actuación en la que se echó de menos algún tema nuevo y que cerraron con 'La parte chunga', 'Pescaíto frito', 'No tengo ná' y, como era previsible, 'Málaga'.
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