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CARMEN MARTÍNcmblanco@diariosur.es
Domingo, 15 de mayo 2011, 03:39
En 1999 Daniel Weigend vendió su empresa en Alemania y se trasladó a España dispuesto a hacer realidad su sueño. Compró una enorme finca de 42.000 metros cuadrados situada en la carretera que une Antequera y Álora (en el kilómetro 16 de la A-343) y años más tarde consiguió abrir un parque temático de lobos en el que se realizan un sinfín de actividades, entre ellas el adiestramiento de perros.
Lobo Park, como bautizó a su idea, posee actualmente 26 lobos de cuatro subespecies, aunque espera aumentar este año el número con cachorros de lobos tímber de otros parques e ibéricos que nacerán en la finca. Las otras subespecies que lo habitan son los lobos tundra y los europeos.
Los lobos tímber son canadienses y de color negro, explica Daniel. Los blancos son de la tundra de Alaska y en el mundo solo hay unos cuarenta en cautividad y doscientas salvajes. También están los europeos de Rusia y los ibéricos.
Daniel lleva la afición a los lobos casi en la sangre. «Empecé muy joven a entrenar perros de una manera profesional, pero no me gustaba la forma porque era demasiado cruel y si quieres saber más del perro tienes que estudiar al lobo como su abuelo», afirma el propietario de Lobo Park, quien cree que aún queda mucho por investigar de este animal en su hábitat natural y sin domesticar. «Todos los estudios que se han hecho en los últimos cincuenta años son una tontería increíble porque se han centrado en lobos totalmente antisociales», asegura Daniel, quien en su parque tiene lobos socializados para quitarles el miedo a los humanos, pero no domesticados.
En Lobo Park están en su hábitat natural y viven a sus anchas en grandes áreas cercadas. «Yo puedo estudiarlos dentro de la manada sin molestarlos y esa es la diferencia. Por eso vienen muchos estudiantes de universidades de todo el mundo para ver estos lobos casi salvajes».
En su parque, además de observar a los lobos con una ruta guiada, se puede visitar una granja con cerdos tailandeses y vietnamitas, cabras, ovejas, gallinas, pavos reales e incluso una cierva, aunque la estrella es Óscar, un zorro criado por Daniel que ya tiene seis años y varias crías. También ofrecen paseos a caballo por la finca, donde hay mulos y una cafetería.
Concierto de aullidos
Entre mayo y octubre se realizan conciertos de aullidos de lobos las noches de los viernes y los sábados, además de las de luna llena. La actividad comprende una visita a la granja, una cena y una ruta por donde están los lobos que dirige el propio Daniel, ya que él mismo provoca con aullidos el canto de los lobos.
Asimismo, en Lobo Park se organizan seminarios de adiestramiento de perros y otros para ejecutivos y equipos deportivos, ya que observando a los lobos se puede mejorar la relación entre empleados y jefes y el trabajo en equipo, cuenta Daniel. En verano el parque se ampliará con una zona de multiaventuras ('paintball', escalada, tiro con arco, 'quads', globos, toro mecánico...) gestionada por una empresa independiente.
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