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VIVIR

Berlusconi es un chiste

Vuelve a meter la pata con una chanza grosera en un acto político

ARTURO CHECA

Miércoles, 6 de abril 2011, 09:48

A los 18 años ya era el alma de las veladas a bordo de los lujosos cruceros Costa por el Mediterráneo. Silvio era el ... animador preferido de la empresa. No pasaba un verano sin que lo contrataran. Contaba chistes, hacía parodias y cantaba. Desde románticos temas franceses a los éxitos de Frank Sinatra. Nada se le resistía, y menos con su inseparable Fedele Confalonieri al piano. Tampoco hacía feos a la magia. Los que lo vieron actuar en directo dicen que por aquel entonces perfeccionó una de las técnicas más básicas del ilusionismo: la 'misdirección', una triquiñuela gestual para desviar la mirada del espectador y que el truco pase desapercibido en sus mismas narices. Un maestro en el arte del engaño. El joven Silvio también dominaba ya los negocios. Desde las aulas. En la Universidad se sacó sus primeras liras con un sencillo ardid: copiaba sus apuntes a ciclostil y los comercializaba entre sus compañeros de la facultad de Derecho.

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