Absentismo escolar obligado

No es el único caso en la barriada de El Ángel, en Nueva Andalucía, donde los trabajadores sociales del Ayuntamiento de Marbella en la zona detectaron recientemente media docena de episodios de absentismo escolar. Ante la falta de plazas en el colegio Francisco Echamendi, los niños fueron matriculados en el centro educativo José Banús, donde sí existían vacantes. Al menos, en lo que se refiere a las aulas.

No ocurre lo mismo con el servicio de transporte escolar. El autobús que cubre la línea de Nueva Andalucía y debe trasladar a los alumnos hasta su nuevo colegio está completo, un problema que la concejalía de Bienestar Social puso en conocimiento de la Delegación Provincial de Educación, que a su vez dio traslado al ISE, el ente público dependiente de la Junta encargado de las infraestructuras y servicios educativos.

«De eso hace tres semanas y nadie dice nada», se lamenta María Dolores Ortiz, la madre de Francisco y María, que demanda una solución urgente para que sus hijos, que cursan 5º y 2º de Primaria, puedan retomar las clases. «Los dos se hartan de llorar todos los días por tener que quedarse en casa en vez de ir al colegio», señala.

La historia de ambos niños nada tiene que ver con un caso de absentismo escolar, según asegura Ortiz, que tiene otros dos hijos, uno mayor de edad. Estaban matriculados en el Colegio San Pedro Alcántara y los trasladaban en coche a diario, hasta que la familia se quedó sin vehículo. «Si cogían el primer autobús de Portillo llegaban al colegio a las diez de la mañana y se perdían las primeras clases», afirma la progenitora, que explica que se vio por tanto obligada a cambiarles de centro educativo. Desde entonces, ninguno de los dos ha acudido a clase.

Alternativa municipal

Mientras se resuelve esta situación, el Ayuntamiento de Marbella se plantea poner en marcha un servicio de transporte escolar alternativo para trasladar a los seis alumnos, siempre que cuente con autorización por parte de la Junta de Andalucía, según apuntaron fuentes municipales. El objetivo no es sólo solucionar de manera inmediata la falta de escolarización, sino también que los alumnos no pierdan el ritmo de trabajo de sus compañeros de clase. «Francisco y María van muy bien en el colegio, son unos empollones», destaca su madre, que lamenta que su precaria situación económica -está desempleada, al igual que su pareja- no le permita ofrecer una solución a sus hijos. «Si tuviera dinero, no habrían perdido ni un día de clase», añade.