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Casada y con tres hijas (la mayor, ya en la UMA), Olga Guerrero se reparte entre Málaga y Benahavís. Nació en Madrid, el próximo enero ... hará 50 años. El poco tiempo libre que tiene lo dedica a leer o a hacer deporte. Asegura que disfruta tanto en su trabajo, que lo ha convertido en su mayor pasatiempo.
–¿Cómo lleva la campaña?
–Muy bien, soy hiperactiva y estoy acostumbrada a llevar un ritmo de trabajo fuerte.
–¿Por qué se presenta a rectora de la Universidad?
–Me presento porque hay cosas que pienso hay que corregir. La UMA es muy grande, compleja. Somos muchas personas las que trabajamos aquí, y mucho. Cuando vimos que las dos primeras candidaturas son de compañeros que han sido vicerrectores, que han dirigido áreas tan importantes como la docencia y la investigación, la sensación que teníamos es que era más de lo mismo, las mismas personas pasando de unos cargos a otros y pensamos que hace falta otra persona que vea los problemas desde otro punto de vista.
–En lo que va de campaña usted insiste en desligarse de tareas de gobierno en la UMA, aunque es vicerrectora adjunta. ¿Cuáles son exactamente sus responsabilidades en el equipo de Narváez?
–Soy desde hace ocho años directora de secretariado, que tras la última reforma estatutaria ha pasado a denominarse vicerrectora adjunta. Nosotros realizamos tareas de gestión, eso es importante recalcarlo, que nos encarga el rector o los vicerrectores. Aquí he adquirido una importante experiencia de gestión, sin la cual no me atrevería a dar este paso de presentarme a rectora. En la Universidad hay muchos cargos de responsabilidad, hay muchas personas implicadas. Pero un vicerrector sí hace verdadera política académica, gestiona un presupuesto y tiene una responsabilidad en la dirección de la Universidad muy importante.
–¿Cuál es su análisis de la situación actual de la UMA?
–Me preocupa la enorme burocracia, que es un síntoma de ese distanciamiento que se está produciendo diría entre unas élites y el resto de profesores y trabajadores. Veo también una falta de transparencia importante en las promociones, últimamente se ha fortalecido a unos grupos e institutos de investigación más que a otros sin saber la razón.
–Una de las cuestiones que usted ha destacado en su campaña es que quiere introducir cambios en la Fundación General. ¿En qué sentido?
–La Fundación General puede ser útil para determinadas tareas, pero a mi modo de ver en los últimos años ha crecido mucho. Yo, paulatinamente, le iría limitando competencias. Por ejemplo, Destino UMA lo debería gestionar directamente la Universidad. Hay universidades que las han eliminado o están haciéndolas mucho más pequeñas. Tiene además una asignación presupuestaria muy elevada, de 2,5 millones de euros. Y la Fundación, a través de sus cursos y actividades, debería reportar ingresos a la UMA, y no al revés. En resumen, le quitaría paulatinamente competencias, la haría más pequeña y más eficiente para que nos reporte dinero, no para que nos cueste.
–Precisamente esta semana se ha conocido la autorización para que la Fundación imparta ciclos de FP. ¿Está de acuerdo con que la UMA se implique en la FP?
–Creo que en esta formación las universidades no deberíamos entrar. Se trata de una FP privada que se está impartiendo en un centro y en unas instalaciones públicas, lo que puede dar lugar a confusión. Además, con medios públicos estamos haciendo hasta cierto punto una competencia desleal. Y si la Junta tiene que aumentar la oferta de plazas de FP, pues que las cree en la educación pública. Eso sí, estoy totalmente de acuerdo en establecer lazos y puentes con la FP, pero no impartirlos nosotros, ni como Fundación ni como UMA.
–En los últimos años, la oferta de plazas de nuevo ingreso permanece casi invariable, en torno a los 7.400 alumnos. ¿Cree posible incrementarla?
–Negociaré con la Junta que nos permita crecer. Creo que la UMA debe crecer. Incluso con mayor presencia en la provincia. Pienso por ejemplo en la creación de un campus especializado en algún municipio.
–Los estudiantes sufren, como el resto de ciudadanos, el importante problema de la vivienda en Málaga. ¿Contempla medidas para ayudarles en el alojamiento?
–Por lo pronto, mejorar la que tenemos, que necesita algunas reparaciones. Y estudiar la viabilidad de que alguna empresa construya en terrenos del campus, porque dinero para construirla nosotros no tenemos. Y también aprovechar la cercanía de algunas localidades, mejorando las comunicaciones, para que los estudiantes puedan vivir allí.
–La gestión del futuro rector o rectora estará muy condicionada por el elevado déficit que arrastra la UMA. ¿Cómo piensa afrontar este problema?
–En primer lugar, con un plan para disminuirlo, a cinco o seis años vista. Después limitando los gastos todo lo posible. Por ejemplo, la Fundación tiene un presupuesto de 2,5 millones, a mi entender muy elevado y que es necesario recortar. También hay festivales y acciones muy costosas que no le suponen retorno a la UMA.
–¿Festivales como Fancine?
–Sí, por ejemplo. Fancine tiene un presupuesto de 256.000 euros. Y conste que estoy a favor de los eventos culturales, creo que son necesarios. Pero hay que tratar de financiarlos buscando patrocinadores, por ejemplo. Hay otros eventos que traen a ponentes muy caros, y hay que analizar los gastos.
–¿Reclamará a la Junta el dinero que la UMA puso para el fondo Covid?
–Sí, sin lugar a dudas. Hay que negociarlo. Lo que pasa es que tendremos más fuerza si rendimos más, mejoramos en los parámetros y somos más transparentes. Así tendremos más capacidad para exigir esos 70 millones, y más. Es decir, que nos vean atractivos para darnos ese dinero.
–¿Cree mejorable la oferta académica de la UMA?
–Sí, aquí podemos mejorar infinitamente. Tenemos que hacer nuestro mapa de titulaciones de una manera estratégica, en función de la demanda de los estudiantes y de qué necesitan las empresas de nuestro entorno. La Junta nos preguntó qué titulaciones queremos ofertar en los próximos años y aquí lo que se ha hecho es pedir a los equipos decanales que planteen un par de titulaciones, pero sin un estudio previo, sin criterio ni coordinación. Hemos perdido la oportunidad de haber hecho un diseño estratégico de un mapa de titulaciones adecuado.
–Su marido es alcalde de Benahavís por el PP. ¿Teme que quieran utilizarlo para colgarle una etiqueta política?
–Algún candidato trata de utilizarlo, aunque no entiendo muy bien por qué. Mi marido es alcalde de Benahavis desde hace 20 años, no es nada nuevo. Yo he dedicado toda mi vida a la docencia y a la investigación, dentro y fuera de España. Mi vida académica nunca ha tenido nada que ver con ningún partido político. Es incluso un argumento machista, mi marido tiene su vida y yo la mía. No tengo ninguna deuda con ningún partido, porque soy funcionaria de carrera. Y no sé si en campaña se va a hablar del resto de cónyuges de los candidatos.
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