El número de hombres que ocupan cátedras en la UMA multiplica por cuatro al de mujeres
La auditoría realizada por la Universidad constata que no hay brecha salarial y que las diferencias radican en conceptos retributivos como antigüedad o complemento de cargos
En la Universidad de Málaga no hay brecha salarial, aunque el número de hombres que ocupan cátedras (la categoría profesional más alta y con mayor ... prestigio) multiplica por cuatro al de mujeres. Así lo refleja la última auditoría salarial realizada por la UMA, relativa al año 2021, en la que se analizan tanto las retribuciones como la distribución tanto del personal docente como del personal de administración según categorías y sexo.
Las retribuciones medias entre las diferentes categorías laborales en el caso del Personal Docente e Investigador (PDI) tiene unas mínimas oscilaciones, en torno a un 2-3 por ciento, con un máximo del 7% en el caso de profesores asociados en favor de los hombres. Pero el mismo informe indica que estas diferencias «no pueden atribuirse a una brecha salarial 'strictu sensu' porque las cuantías que se perciben en concepto de sueldos y complementos son las mismas, para ambos géneros». Hay que descender al análisis por categorías profesionales, la percepción por complementos por antigüedad, la productividad investigadora o el complemento de cargo para explicar el origen de las diferencias en los salarios medios entre mujeres y hombres.
La distribución del PDI por categorías y sexos pone en evidencia que el porcentaje de hombres que ocupan cátedras de universidad es cuatro veces mayor al de mujeres. En la categorías de titulares de universidad el porcentaje de mujeres alcanza el 43 por ciento y, en la medida en que se va descendiendo en las categorías profesionales, la tendencia a la paridad resulta cada vez más evidente. En términos globales, el porcentaje de mujeres en el PDI es del 41%, mientras que los hombres representan el 59%.
Antigüedad
Esta diferente distribución de hombres y mujeres por categorías guarda relación directa con la antigüedad, pues a medida que se asciende en la franja de edad, la brecha salarial aumenta y viceversa. La auditoria señala que, aunque la situación de la mujer en la universidad ha cambiado sustancialmente y no existe aparentemente desigualdad manifiesta en cuanto a la composición de la plantilla, «queda patente que las categorías de mayor responsabilidad y prestigio siguen estando ocupadas principalmente por hombres».
Otro de los factores que repercuten en la brecha salarial es que la promoción profesional de hombres y mujeres en la carrera universitaria no se desarrolla en términos de igualdad, entre otras razones por el retraso entre las mujeres de la acreditación correspondiente, fruto de las dificultades en la conciliación entre la vida familiar y profesional, lo que obliga, según el informe, a plantearse un refuerzo por parte de las universidades en las políticas de conciliación.
«La conciliación no es solo un problema de las mujeres»
Mari Carmen Aguayo, catedrática en Ingeniería de Telecomunicaciones, señala que la universidad no es ajena a la tendencia general del resto de la sociedad: los puestos más altos de las diferentes profesiones se resisten a las mujeres. «El final de la carrera profesional se nos complica a las mujeres. En especial en la carrera científica, donde estamos en desventaja al tener que dedicar más tiempo a la maternidad», señala. En una carrera «muy de fondo» como la universitaria, donde se pueden tardar diez o doce años en conseguir la estabilidad laboral, la maternidad coincide con el periodo en el que deben ser más productivas, pues se les exigen publicaciones y resultados de investigación para poder avanzar en la carrera profesional. «Así se entiende que algunas acaben por renunciar», lamenta.
En el caso de las carreras técnicas hay otro problema, y es que se parte de una base mucho más estrecha, con muchas menos mujeres que llegan a estos estudios. En cambio, los datos indican una correlación entre las alumnas de nuevo ingreso y las que llegan a catedráticas. Así, en su departamento, el de Ingeniería de Comunicaciones, son el 25% de mujeres catedráticas, el mismo porcentaje de alumnas de nuevo ingreso.
Sobre la conciliación, la profesora Aguayo reconoce que no tiene tiene una idea muy definida. «Conciliar la maternidad debería llevar aparejado conciliar la paternidad; la conciliación no puede ser solo cosa de las mujeres», afirma. Y aunque ya las excedencias por maternidad y paternidad son similares, la realidad, como muestran algunos estudios, es que los hombres «publican más y dedican más tiempo a la investigación en su baja de paternidad». En este sentido, Mari Carmen Aguayo recuerda que su maternidad coincidió con uno de sus sexenios de investigación, lo que le obligó a publicar «mucho más y en menos tiempo» que sus compañeros.
Por lo que respecta a los puestos de gestión y representación, el informe indica que las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los cargos electos de primera línea (decanas o directoras de centro): solo hay 5, mientras que 17 hombres ocupan estos cargos. En cambio, en los puestos de libre designación (vicedecanas, subdirectoras o secretarias de departamento) se mantiene la proporción, existiendo una tendencia clara hacia la paridad.
Personal de administración
En cuanto al Personal de Administración y Servicios (PAS), la principal causa de la brecha salarial en este colectivo se encuentra directamente relacionada con la consecución de las categorías profesionales más elevadas.
Este colectivo se caracteriza por una elevada presencia femenina: 56% del PAS. Entre los funcionarios este porcentaje es aún mayor, del 66%. Las cifras indican una mayor proporcionalidad masculina en los puestos laborales, del 56%. El análisis por edad del personal laboral arroja también unos datos interesantes: la mayor presencia femenina (el 64%) se observa en la franja de edad de las personas menores de 40 años, que resultan ser la que se han incorporado en los últimos años a la UMA.
También entre el personal funcionario se observa para todas las franjas de edad una mayor presencia femenina, especialmente en las de los menores de 40 años, donde la proporción de mujeres es del 79%, lo que podría explicarse, según la auditoría, por la entrada a la universidad en los últimos concursos realizados de más mujeres que hombres, «muestra de que el nivel de aprobados en los concursos es mayor en el caso de las mujeres».
Por lo que se refiere a las categorías de mayor nivel (jefaturas de sección y dirección de servicios) no existen diferencias por sexo.
La auditoría concluye que en el caso del PAS la diferencia salarial global viene determinada porque es mayor el número de hombres en las categorías profesionales más elevadas de funcionarios y personal laboral.
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