Todo matrícula de honor: un malagueño saca la mejor calificación en todas las asignaturas de Derecho
Antonio Joaquín Rico cierra su expediente con una excelencia insólita, en una historia que conjuga pasión y superación de problemas familiares
De la universidad al trabajo. Todos los años, los estudiantes que terminan su carrera afrontan esta transición y descubren que está llena de problemas. Muchas ... veces, encuentran el siguiente problema: los conocimientos adquiridos son menos prácticos de lo que esperaban y tampoco tienen algo que ofrecer que los destaque por encima de los demás. No es el caso de Antonio Joaquín Rico, 21 años, vecino de Nerja, que acaba de trazar un hito académico tan asombroso como insólito. Empecemos la historia por el principio.
Antonio Joaquín atiende a SUR en el aula magna de la Facultad de Derecho. Aderezado con un toque de nostalgia, relata lo que han sido sus últimos cuatro años como estudiante en la facultad en la que siempre ha soñado estar. Al menos, desde que vio en plena adolescencia 'Las dos caras de la verdad', con Richard Gere interpretando a un ambicioso abogado de Chicago, capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa.
«Ya venía un poco de antes, el hermano de mi madre es abogado. Pero esa película hizo que me enamorara de todo lo relacionado con el ámbito jurídico. Tenía 15 o 16 años y tenía claro que quería estudiar Derecho», resume Antonio Joaquín. Cuando habla, lo hace de manera pausada y transmitiendo una madurez por encima de lo que marca su DNI.
Si el personaje interpretado por Richard Gere era capaz de todo por protagonizar un titular en grandes letras de molde en un periódico, el joven de Nerja representa todo lo contrario. Da la impresión de que quiere quitarle peso a lo conseguido. Pero que su nombre haya pasado por la rotativa tiene más fundamento que diez toneladas de hormigón. Antonio Joaquín acaba de cerrar su expediente en Derecho y en todas las asignaturas figura siempre la misma nota: matricula de honor.
Si un estafador astuto creara un currículum falso, sin duda no se parecería al de Antonio Joaquín. «Demasiado irrealista», esa sería la conclusión, por lo que trataría de rebajar un poco los méritos. De hecho, el currículum de Antonio Joaquín parece el sueño eternamente incumplido de cualquier gerente de recursos humanos. Derecho Romano, Derecho Constitucional, Filosofía del Derecho… da igual la asignatura. En todas figura el calificativo de matricula de honor.
Una constancia insólita que no es cuestión de un estado puntual. En el caso de Antonio Joaquín, se estira a lo largo de todos los cuatrimestres como si fuera un largo collar de perlas. Más allá de su tío que es abogado, este joven remarca que en su entorno familiar no hay una gran tradición jurídica. «Mi madre estudió magisterio y pedagogía, pero actualmente se dedica a su empresa de alquiler de casas rurales», explica.
Cuando se le pregunta por el padre, traga saliva y el entrevistador puede observar como a Antonio Joaquín se le cambia el rostro. Por un segundo, deja de ser ese joven que dispara palabras con gran energía y alegría para adoptar una actitud reflexiva y cierta tristeza. El mérito de lo conseguido solo se agranda cuando Antonio Joaquín empieza a desgranar una «situación familiar complicada», que le ha llevado a un distanciamiento total de su padre. «Al final, solo me he quedado con el apoyo de mi madre. La verdad es que fueron momentos muy difíciles», reflexiona.
En segundo de carrera, estas circunstancias implicaron a Antonio Joaquín y a su madre en juicios y tribunales. «Por esas circunstancias familiares, no estuve en mi mejor momento durante algunas fases de la carrera. No estaba muy centrado», admite. Sin embargo, nada de esto tuvo una repercusión negativa en sus notas. Las matriculas de honor seguían cayendo como copos de nieve.
Inmaculado
Una comprobación del expediente de Antonio Joaquín, sugiere sin duda una vida encerrada entre cuatro paredes y volcada en maratonianas jornadas de estudio.
El protagonista de esta historia niega con la cabeza y presume de una abundante vida social. «Lo mejor de Derecho es que los viernes no teníamos clase. Así que te puedes imaginar», deja caer que se apuntaba a todos los eventos sociales y reuniones de amigos que se le cruzaban por el camino. «Yo no he sido tan constante para el estudio como otros, pero sí he sido muy constante para ir a clase», resalta.
Esta también sería la recomendación que daría a los estudiantes de Derecho del momento. «Empeñarte en un estudio de memoria puro y duro, creo que es un error. Es mucho más importante entender los conceptos. A partir de ahí, todo se vuelve más fácil», dice.
En esta trayectoria de excelencia, Antonio Joaquín también quiere destacar a la educación pública. Saliendo de un entorno muy humilde, asegura, ha podido estudiar y residir en Málaga gracias a las becas. En su momento, ya fue noticia porque sacó un 13,9 en la Selectividad. «Estudié en el IES El Chaparil, que es público», dice con orgullo.
¿Qué trae el futuro para Antonio Joaquín, que tiene en su expediente un billete gratis para adentrarse en lo que quiera? «Empiezo el máster de asesoría jurídica de empresas y el de abogacía, los dos a la vez. El año que viene sería el doctorado, una vez acabado el de Asesoría. Y el doctorado será sobre Derecho Mercantil», responde.
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