Un ‘kit’ malagueño contra las plagas del campo

«Por ello, era importante desarrollar un kit que nos permitiera conocer de forma rápida y fiable qué fungicidas eran o no eficaces en una determinada plantación de fresa, pudiendo tener un plan de actuación rápido y hacer frente a ese problema de la forma mas breve posible».Así explica Dolores Fernández el origen del proyecto en el que ha trabajado en los últimos años, y que ha dado como resultado un efectivo test que se ha probado en una decena de estados de la costa este de Estados Unidos, analizando más de dos mil aislados del hongo obtenidos de unas doscientas fincas productoras.

«Durante dos años, hemos dado recomendaciones a cientos de agricultores que han optimizado el uso de fungicidas para combatir la enfermedad de la podredumbre gris», comenta esta doctora en Biología por la Universidad de Málaga, que, a sus 36 años, ha vivido una experiencia irrepetible al otro lado del charco para llevar a cabo este proyecto, con una estancia en la Universidad de Clemson (Carolina del Sur) donde ha trabajado codo con codo con Guido Schnabel, toda una autoridad en la materia.

Schnabel, quien ya había ideado un sistema similar para la plaga de la podredumbre parda del melocotón, y Antonio de Vicente Moreno, de la UMA, han supervisado el trabajo de Dolores Fernández, que redundará de forma importante en los productores de fresa, quienes, a través de este kit, pueden conocer exactamente qué clase de fungicida deben utilizar para acabar con la podredumbre gris, una destructiva plaga que puede dañar al 95% de la plantación solo 48 horas después de ser cosechadas. Se trata de la enfermedad más habitual de las fresas en Estados Unidos, pero también está presente en España y en otros países. «El sistema podría usarse no solo en fresas, sino en cualquier otro cultivo afectado por este hongo, como por ejemplo la vid, donde esta enfermedad es también un gran quebradero de cabeza para los productores. En Estados Unidos este sistema ha sido y es todo un éxito, recibiendo numerosos premios y reconocimientos por nuestra labor. Esperamos que en España también lo sea», adelanta esta joven investigadora.

Por eso, ahora tendrán que probar su eficacia durante un tiempo en nuestro país, para ver si responde tan bien como en Norteamérica. Se trata de una fórmula que podría suponer un importante logro en la lucha contra esta plaga, dado que hasta ahora solo existían en el mercado otros tests mucho menos avanzados, que, para probarlos, necesitan de personal especializado y un laboratorio en condiciones de esterilidad. Además, los resultados pueden tardar semanas. «Con nuestro kit, en menos de 72 horas conocemos los resultados, no se necesitan condiciones de esterilidad para realizarlos, y, entrenando a los técnicos o agricultores, ellos mismos podrían hacer el test», resalta.

Ya de vuelta a Málaga, en América ha aprendido también a utilizar otras técnicas novedosas y ha trabajado con otros hongos que afectaban a varios cultivos, siguiendo la línea de investigación que inició ya desde su tesis y que continuó con una estancia de tres años en Inglaterra. Integrante del grupo de biología y control de enfermedades de plantas de la UMA, confiesa que le encantaría seguir trabajando en este segmento, y espera ahora poder colaborar en un proyecto de explotación de la genómica para el control del oídio de las cucurbitáceas.