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Zoran Dragic (Liubliana, 1989) añora el sol de Málaga. Se quedó enamorado de la ciudad cuando en el verano de 2012 hizo las maletas para ... aterrizar en el Unicaja en la que era su primera experiencia profesional fuera de Eslovenia. Aquella decisión le cambió la vida, porque sólo dos años después dio el salto a la NBA. «¿Qué tal por allí? ¿Sol? Uf, aquí llueve mucho», pregunta nada más atender la llamada de SUR en su apartamento en Bilbao. Hoy, con 35 años, apura sus últimas temporadas al más alto nivel y reconoce que está disfrutando del baloncesto después de años complicados con dos graves lesiones. El reencuentro con el Unicaja siempre es especial para él. Habla con admiración del juego del equipo malagueño, con el que se reencuentra este sábado (18.00 horas, Movistar dial 63), y en el que su estilo eléctrico de hace una década habría encajado como un guante. «Es el equipo más duro de la Liga», afirma.
¿Cómo le van las cosas en Bilbao? Algunos altibajos, pero sin sufrimientos...
–Cuando jugamos los tres o cuatro primeros partidos, estuvimos muy bien. Luego tuvimos un par de partidos malos, especialmente contra Murcia y Girona, dos partidos que pudimos ganar y que ahora echamos de menos (perdieron en la prórroga). La igualdad es máxima en la Liga. Ganas dos partidos y puedes colocarte arriba, pero si pierde dos, te metes en problemas.
–El Bilbao es su tercer equipo en España. ¿Esperaba volver a la ACB a sus 35 años?
–Siempre me gusta España, porque empecé aquí mi carrera, en Málaga. Probablemente habría seguido aquí dos años más, porque renové entonces mi contrato, pero me fui a la NBA. Echo de menos Málaga, especialmente la organización del club y el tiempo, siempre soleado (risas), pero mi carrera me puso en otra dirección. Cuando tuve la oportunidad de volver ahora, no lo dudé. La ACB es la mejor competición en Europa y Bilbao es un club pequeño, pero familiar, tiene una buena historia y es una buena ciudad, aunque el tiempo no es muy bueno (risas).
-Ahí tiene a Rubén Domínguez, que se formó en el Unicaja y hace pocas semanas firmó una actuación increíble (35 puntos). ¿Que le está pareciendo?
-Cuando lo veo jugar se me olvida que todavía tiene 21 años. Hemos hablado de su carrera, me contó como le fue en la 'segunda división' y su paso por Málaga. Es un chico con mucha calidad. Para él venir al Bilbao ha sido la mejor decisión, con un entrenador como Ponsarnau, que da oportunidades a los jóvenes. Al principio no le salieron las cosas, pero siguió trabajando y ahora está en la rotación jugando quince minutos, que es lo mejor para un jugador joven.
–Ha pasado mucho tiempo, ¿pero recuerda cómo fue su fichaje por el Unicaja?
-Estaba en Los Ángeles entrenando y luego decidimos ir a la Summer League en Las Vegas para jugar con los Houston Rockets. Mi agente, Quique Villalobos, estaba allí y Manolo Rubia (exdirector deportivo del Unicaja), le dijo que le gustaría contar conmigo. Yo tenía 20 años y no me lo podía creer. Quique me dijo que me tranquilizase, que sólo fue un comentario, pero tres semanas después me llamó y me dijo que tenía una oferta por dos años. El Unicaja jugaba la Euroliga entonces, aunque ese primer año no fue bueno. Cuando Joan Plaza vino sí que jugamos mejor. Jugamos la semifinal contra el Madrid, aunque estaba lesionado. Tenía una hernia inguinal.
-Ese primer año no fue bueno y luego Plaza no lo quería en el equipo...
-Así fue. Mi primer año no fue bueno. Todo era nuevo para mí. Manolo me dijo que me apoyaría, pero que el entrenador no me quería. Con un año más de contrato, decidí quedarme porque me sentía capaz de jugar a ese nivel. Entonces, una semana antes de empezar la Liga, Ryan Toolson se lesionó y tuve que jugar. Lo que vino después es ya historia (risas).
-Pero casi se fue cedido al Murcia...
-Así es, estuve muy cerca. Plaza entendió que debía darme libertad. Trabajé con Paco Alonso en el tiro, porque todos decían que ese era el problema... Estaba determinado a demostrarles que yo tenía nivel para estar allí. Como es lógico, tienes que tener suerte, porque si Toolson no se lesiona no sé lo que habría pasado. Luego los dos conectamos muy bien. Teníamos a Granger de base y teníamos una gran comunicación.
-Ese Zoran Dragic de la segunda temporada en Málaga encajaría perfecto a nivel de agresividad y velocidad en el actual Unicaja. ¿Qué le parece el equipo malagueño?
-Uff... Juega muy duro. Es el más duro de la Liga ACB. El Unicaja juega muy rápido. Si el equipo contrario la pierde, mete mucha velocidad al partido. Tiene catorce jugadores y rotan muy bien. Llevan tres años juntos, tiene jugadores talento, tiradores... Será un partido muy duro para nosotros. Ellos te demuestran que quieren ganarte.
-Tiene 35 años y ha jugado una década al más alto nivel en equipos como el Khimki, Milán, Efes, Baskonia o Unicaja. ¿Está contento con su carrera?
-Sí. Si no hubiese tenido esas dos lesiones de rodilla, estaría todavía en la Euroliga. Cuando me lesioné por segunda vez, tuve mala suerte. Cuando volví recuerdo que ganamos la Copa de Turquía con el Efes y Ergin Ataman quería que varios jugadores como Krunoslav Simon y yo, siguiésemos para empezar un nuevo proyecto allí. Pero, así es la vida. Las dos graves lesiones, la primera con Milán, me enseñaron mucho y entendí que todo lo que te pasa en la vida tiene una explicación. Quería volver al máximo nivel. Empecé de nuevo y llegué al Baskonia y ganamos la Liga... Luego volví al Cedevita porque quería estar con mi familia y mis hijos. Ahora son más mayores y entienden todo un poco más, por eso vine al Bilbao.
-Usted ha formado parte de la mejor generación de jugadores eslovenos de la historia que ganó aquel Campeonato de Europa. Todo el mundo se pregunta cómo fue posible en un país tan pequeño. ¿Será posible volver a repetir aquello?
-Es muy difícil. Somos un país pequeño, no tenemos muchos chicos. Ahora tenemos muchos jugadores, más que antes. Es cierto que antes de que nosotros llegásemos teníamos a jugadores como Lakovic, Smodis, Becirovic o Udrih. Eran jugadores que habían jugado al más alto nivel, pero no había química entre ellos. Ese fue el problema. En 2017 todos estábamos unidos. No sé lo que pasará cuando todos los veteranos nos retiremos. Tienes a Doncic y Prepelic, pero no hay muchos jóvenes. Siempre tenemos problemas en el juego interior, es el gran problema de nuestra selección. Tenemos buenos jugadores en el perímetro y podemos encontrar un cuatro, pero no tenemos un 'center' dominante como Gasper Vidmar en su momento. Para nosotros es muy complicado. En España es diferente. Aquí juegan al máximo nivel y hay jugadores en los que elegir.
-¿Y la cabeza que le dice, hasta cuándo seguirá jugando?
-Jugaré dos años más, aunque dejaré la selección después del Europeo, sería bonito hacerlo así. Es el momento para los chicos jóvenes.
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