El Unicaja, del podio de la Liga a la clase media y bajando

Para hacerse una idea de cuál ha sido la pérdida de potencial del club, hay que tomar como referencia la temporada en la que se jugó la Final Four de la Euroliga (2006-2007) y la posterior, la primera de Aíto en Málaga, en la que se jugó la final de la Copa. En ambas campañas, el Unicaja rozó los 19 millones de euros con las plantillas más caras de su historia. Aquel esfuerzo para alcanzar los títulos de la Copa y la Liga anos antes, provocó que se hiciese una gran inversión con muchos pagos aplazados en el tiempo, lo que originó luego un gran ajuste que fue muy evidente en campañas posteriores y se estabilizó desde 2013 a 2018 estando alrededor de los once millones y medio. La excepción fue la temporada que se jugó la Euroliga con 12,9 para poder afrontar las exigencias del torneo en forma de viajes.

Nueve millones de euros es un gran presupuesto, pero el Unicaja pierde terreno. Madrid, Barcelona, Valencia y Baskonia están a años luz y puede que incluso se vea superado por el Gran Canaria, cuyo último presupuesto es fue de 8,7 millones, y con el Tenerife también cerca. La clave en estos casos es cuánto dinero se destina a los sueldos de los jugadores. Por ejemplo, otro club que ha crecido es el Joventut, con alrededor de 4,5 millones en salarios, según se explicaba ayer a SUR. La entrada del grupo Grifols en el accionariado del conjunto verdinegro ha sido determinante para el cambio de rumbo del club.

El nuevo panorama económico explica algunas de las complicaciones que el Unicaja está teniendo en este mercado veraniego. Algunas operaciones no han podido acometerse porque el margen de maniobra es mínimo, aunque extrañan algunos movimientos como que se haya pagado la cláusula de Jonathan Barreiro y se haya acordado el fichaje de Spissu, por el que habrá que pagar una compensación al Dinamo Sassari.