Manolo Rubia recibe el cariño de la afición del Unicaja tras toda una vida entrega al club

Fue un acto sencillo, pero entrañable y justo para con una persona que ha vivido como pocos el crecimiento, consolidación y éxito del club cajista en las últimas décadas. Rubia ha sido testigo directo de los momentos de mayor alegría del club, pero también los tiempos menos favorables, como las temporadas que precedieron a su jubilación hace ahora dos años cuando se le requirió para que continuase en la dirección deportiva, pese a que ya tenía decidida su retirada.

Con el recomiento de este domingo se hace justicia a un personaje entrañable, siempre dispuesto a ayudar y que durante su etapa como jefe de operaciones en 2016 sufrió un grave infarto que sin embargo no le apartó de su quehacer en el club. Es más, dos años después de aquello, el club volvió a requerirlo para que asumiese la dirección deportiva tras la renuncia de Carlos Jiménez. Estuvo en el cargo en una etapa compleja, con el confinamiento y la pandemia de por medio hasta la llegada de la nueva directiva en 2021.

Manolo Rubia ha compartido su pasión por el baloncesto y el Unicaja con su hija Laura, que ha formado parte del día a día del vestuario del equipo malagueño durante años. Querida por jugadores y todo el personal del club, ayer fue una de las personas con síndrome de Down que presidieron el partido y asistió orgullosa al homenaje que recibió su padre por parte de la afición de un club que también es el suyo.

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Fue ella la que le entregó en el centro de la pista un montaje fotográfico en el que se repasaba su trayectoria en el club. «Muchas gracias a este club que me ha dado la oportnidad de disfrtutar de este deporte del baloncesto que me apasiona. Gracias a la entidad y a Unicaja que son los que han permitido que pueda hacerlo», dijo un emocionado Rubia desde el centro de la pista en medio de una gran ovación del público que llenó el Palacio de los Deportes.