La ilusión marchita
Los árbitros estropean el mejor partido de la Copa, con Brizuela convertido en héroe y con la máxima anotación individual en Copa
No se imaginaba, ni de lejos, Javier Imbroda que cuando le echó un pulso a la élite del baloncesto español con esa mítica final del ... 95 que iba a inaugurar una era en forma de periodo negro para el Unicaja cuando se cruza con el Barcelona en cualquiera de las competiciones nacionales, ya sea Copa del Rey, 'play-off' o Supercopa. Ayer acarició con la yema de los dedos derribar ese muro que para los fans de 'Juego de tronos' se hacen una idea de la altura que tiene que escalar el conjunto malagueño para lograr su objetivo. El partido tuvo muchos nombres propios y unos tristes protagonistas, los árbitros, cuyo final es indigno de la mejor competición en el viejo continente. El primer cuarto fue de ensueño, el segundo de resistencia, el tercero de orgullo y el cuarto el de la ilusión. Sobró la prórroga porque se mereció ganar en los 40 minutos.
Brizuela. Inconmensurable, realizó el mejor partido jamás dipustado por un jugador del Unicaja en la Copa del Rey en lo que a anotación se refiere. Sus 33 puntos superan a los 32 que logró Arlauckas en 1988, es decir, 33 años han pasado de esa gesta. En aquel partido, frente al CAI Zaragoza cuando el equipo se denominaba Caja de Ronda, también tuvo prórroga, como el de anoche en Madrid, y también acabó en derrota. En cuanto a sus 22 de valoración es la 19.ª más alta en una eliminatoria copera. ¡Qué pena que su gran rendimiento no tuviera el premio de las semifinales!.
Abromaitis. En un partido que ni fú ni fa anotó el tiro que llevó el encuentro al tiempo extra. ¿Por qué los árbitros no se atrevieron a pitar un 2+1 cuando Brandon Davis le empujó al entrar a canasta? Hubiera sido demasiado fácil para la polémica si el Barcelona hubiera caído eliminado con esa jugada. ¿O es que la ACB lo que pretende es que todos los años se repita la final futbolera?.
No iba de farol Katsikaris cuando anunció que el Unicaja iba a dar guerra en esta Copa del Rey
Deon Thompson. Demasiado minutos, casi 18, para un jugador que ha perdido su sitio en la pista con la llegada de Katsikaris, con errores en sus cuatro lanzamientos de campo, sólo 3 de valoración. En fin....
Fotis Katsikaris. No iba de farol cuando amenazó con dar guerra en esta Copa del Rey. En la entrevista que concedió a este periódico afirmó que su equipo tiene «aura», a lo que habría que añadir que mucho orgullo también para superar tantas adversidades esta temporada. El entrenador griego acertó con la estrategia, como ese Caballo de Troya que simbolizaba la previa de SUR antes de medirse al gigante líder de la Euroliga. Le llegó a avasallar hasta por 20 puntos de diferencia, aguantó todas sus embestidas y supo olvidar su mala racha de derrotas que a punto estuvo de costarle la campaña. El griego se ganó ayer la confianza de muchos aficionados.
Árbitros. Algunos se quedarán con los últimos 32 segundos para criticar a Pérez Pizarro, Cortés y Sergio Manuel, pero antes de ese momento ya habían señalado dos técnicas por 'flopping' a jugadores del Unicaja y habían metido en bonus al Barcelona en los tres primeros minutos del último cuarto, el decisivo, cuando el equipo que no era favorito para nadie mandaba aún en el marcador. ¿Saben cuantos tiros libres lanzó el conjunto catán? ¡32! por solo 16 el cuadro malagueño. En un partido de tanta igualdad que el que va detrás en el marcador siempre anote 13 puntos puntos que el rival desde la personal es conceder demasiada ventaja. Si la ACB vuelve a contar con cualquiera de estos tres colegiados para los tres partidos que aún quedan de Copa, entonces sería para pensar mal, porque su arbitraje ayer fue bochornoso... Y otra vez frente al Barcelona. Tener cierta edad permite echar la vista atrás demasiado lejos y recordar algunas aventuras comos las vividas en el Wizink Center.
Nzosa. El jugador más joven del Unicaja en disputar la Copa del Rey en toda su historia no se lució como muchos esperábamos. Su falta de minutos le privó de una actuación que algunos confiábamos que conduciría a su equipo a semifinales.
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