Una madre de altura para creer en el ascenso
La pívot montenegrina de 26 años Ana Pocek llegó a jugar la Euroliga embarazada y ahora, en el Unicaja, se encuentra en su mejor momento personal
marina rivas
Jueves, 27 de febrero 2020, 00:54

No se encuentran perfiles así a diario en el deporte profesional. Toda aquella mujer que haya pensado en tener un hijo al menos internamente ... seguro se ha replanteado la maternidad por el qué será de ella, de su carrera deportiva. ¿Volverá a rendir mi cuerpo? ¿Confiarán los equipos en mí?¿Podré llevarlo todo adelante? Dudas que, por desgracia, a día de hoy siguen siendo frecuentes en las deportistas de élite que quieran formar una familia. Y en este caso, la cajista Ana Pocek es un gran ejemplo de cómo, con trabajo, apoyo y fortaleza física y mental, se pueden compaginar ambas facetas.
La pívot montenegrina sólo tiene 26 años, se casó muy joven con el amor de su vida (a los 19) y a los 21 fue madre. «Estaba en la cumbre cuando me quedé embarazada. Jugaba la Euroliga con el USK Praha, y lo hacía al principio sin saber que estaba embarazada. Fue de locos, una gran experiencia. Estaba en estado de cuatro meses y estaba jugando. Paré poco después y no volví a estar en lo más alto tras el embarazo», asegura. Aunque no le importó: «Pero no pasaba nada. Mi marido y sus padres me ayudaron mucho entonces, y para mí lo más importante es la familia».
Además, sus ansias por volver a coger un balón la impulsaron en una pronta recuperación: «Al mes de tener a Vuk ya practicaba algo de baloncesto, porque lo añoraba. Fue muy duro porque me dolían las rodillas, y mi cuerpo no era el mismo», asegura sobre su cambio físico. Sin embargo, a base de constancia, ejercicio diario y un estilo de vida saludable, al poco tiempo regresó a las canchas y fichó por un equipo de Primera francés.
No sólo fue precoz a la hora de ser madre. Pocek ya tenía un talento innato desde muy pequeña, llegando a ser considerada como una de las mejores promesas europeas. «Todo el mundo siempre me ha dicho que yo era muy buena. Con 15 o 16 años ya estaba jugando Euroleague, pero creo que soy mejor ahora, de mayor. Tengo más experiencia y creo que cada año soy mejor», se sincera. Jugó varios años en la máxima competición europea y también disputó el Eurobasket de 2011 con su apellido de soltera (Turcinovic), con el que a modo de curiosidad, anotó 11 puntos en la victoria de Montenegro contra España, a sus 15 años. Además, antes de eso, también compitió en tres Europeos en categorías inferiores y posteriormente, además de Euroleague, también jugó la EuroCup y, a día de hoy, sigue siendo uno de los nombres más históricos de la WABA League, la Liga Adriática en la que compiten equipos de varios países de la zona balcánica y de Europa del Este.
Se formó en un equipo de su tierra, pero Pocek salió muy pronto de casa para recorrer ligas de todo el mundo: Eslovenia, Italia, Israel, Chipre, Polonia, España... Y por ahora no echa de menos su ciudad natal, Niksic, de donde han salido deportistas de la talla del exfutbolista y entrenador Zeljko Petrovic o el actual pívot del Valencia Bojan Dubljevic. Ella, también forma parte de este listado de figuras locales reconocidas. Incluso, en su etapa puntera, cuando todavía era menor de edad, se presentó al 'draft' de la Woman NBA, aunque sin suerte. Eso sí, ella explica: «Aquello no era para mí. Estados Unidos está demasiado lejos y hay un gran nivel en las ligas europeas».
Experiencia en España
También en las de España. Antes de recalar en el Unicaja, la pívot de 1,90 metros jugó en Liga Femenina (Primera) con el Zamarat de Zamora, se marchó a Chipre y, después, regresó al país para formar filas en el Valencia, al que ayudó a ascender a Liga 1, siendo su primera vez en Segunda División. ¿Cómo conoció el proyecto malagueño? «Para mí lo primero era ser feliz. No me sentía así en Polonia (se marchó allí tras jugar en el cuadro taronja). No me sentía a gusto. Terminé el contrato y mi agente me llamó ofreciéndome ir al Unicaja y dije que sí. El Unicaja, como el Valencia, es un gran club», asegura.
Regresó a España y, como siempre que cambia de club, acompañada de su marido y su hijo, y de nuevo con el objetivo de aspirar a algo más que una permanencia. Pero, ¿ve posible ya el ascenso? «Por supuesto que veo opciones de ascender. Confío en mis compañeras, estamos trabajando bien y tenemos sentimiento de equipo, nos apoyamos las unas en las otras y estoy cien por cien segura de que podemos conseguirlo», sostiene. En su caso, lo está poniendo todo de su parte, con un gran promedio de 14,4 puntos y 6,4 rebotes por partido. Pocek es más feliz que nunca y eso lo refleja en la cancha. « Creo que si soy mejor ahora es por él, por mi hijo. Estoy mejor que nunca. Tengo mi familia y el baloncesto. Mi vida es como un regalo ahora mismo», concluye.
Muy personal
– Un cantante o grupo.
– No tengo uno en especial. Me gusta la buena música, los grupos clásicos. No me gusta la música de ahora, sin emoción.
– Una serie y una película.
– De película, 'Titanic', porque lloro cada vez que la veo y de serie 'One Hundred One Rose' o 'Wild Rose'. Son series turcas. En Montenegro siempre se ven series turcas, no sé por qué.
– Un segundo deporte.
– El tenis. No soy buena, pero me encanta.
– Un ídolo deportivo.
– Desde que era pequeña y empezaba a jugar al baloncesto me fijé en una jugadora y siempre quise ser como ella. Me parecía muy buena. Se llama Diana Taurasi (estadounidense y exjugadora de la WNBA).
– ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
– Me gusta mucho dormir (ríe), tomar café con el sol de la playa. Me gusta ir a la peluquería y al salón de uñas. También depende de mi hijo y mi marido.
– ¿Tiene mascotas?
– Aquí no, pero en Montenegro tenía nueve perros en mi casa.
– Si no hubiera sido jugadora de baloncesto, sería...
– Cantante (ríe). Amo cantar, era mi sueño de la infancia. Ahora buscaría otra cosa, porque cantante es complicado.
– En diez años le gustaría...
– Tener una parcela, con una casa pequeña. Estar con mi marido y mi hijo, mis perros y quizá otra vez embarazada. Una vida tranquila, sin ruido. Pero quién sabe de aquí a entonces.
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