Lorena Aranda: «Creo que algunas jugadoras hasta lloraron el día del primer entrenamiento»
La entrenadora del Unicaja relata cómo ha vivido el equipo este parón de 53 días sin competir por la Covid y cómo afronta la reanudación de la Liga
marina rivas
Sábado, 6 de febrero 2021, 01:04
Muchas, literalmente, creían que este día no llegaría nunca. El Unicaja ha vivido el último mes y medio un auténtico calvario, empalmando una cuarentena ... con otra, rodeado de incertidumbre sobre su fecha de vuelta y, lo más importante, sobre la completa recuperación de sus jugadoras, que pasaron largas semanas sin ver la luz. Tras el parón de Navidades, el conjunto de Liga Femennina 2 notificó varios casos positivos por Covid en su plantilla. Era algo que podía esperarse en un año así, pero lo que no preveían es que su agonía se prolongara tanto tiempo. «Algunas se han tirado diez días encerradas en su cuarto, y otras, veinte días en su casa.Aunque parezca fácil, para ellas no ha sido nada sencillo», asegura la entrenadora, Lorena Aranda.
Este domingo, tras 53 días sin competir, el Unicaja regresará a la cancha para recibir en Los Guindos al Picken Claret valenciano a las 11.00 horas. El primer partido de un maratoniano calendario de catorce hasta concluír la fase regular, a finales de marzo. «Ahora tenemos que ir día a día, reencontrando sensaciones. No podemos pensar más allá porque al final se nos presenta un mes y medio muy denso y, como estemos pensando sólo en la fase final o en todos los partidos que tenemos por delante, nos podemos agobiar. Es fundamental ponerse objetivos a corto plazo», valora Aranda, que todavía mantiene el sentido del humor pese a la compleja situación vivida: «Quizá seamos ahora el equipo más inmune, después de tantos positivos. Casi todo el equipo debe de tener anticuerpos. Por lo menos que nos aguanten tres meses...», comenta en tono jocoso. Aunque añade: «Hemos pasado una racha bastante mala, pero creo que nos ha unido más como equipo».
Con seis júniors
Eso sí, sí que tuvo un pequeño salvoconducto para empezar a ejercitarse hace casi 15 días, una vez completada la cuarentena inicial, con un escaso margen de profesionales y varias júniors. «Lo que pasó es que las mismas que dieron positivo siguieron dando positivo, hasta tres veces, y tuvieron que prolongar la cuarentena», explica Aranda. «Empezamos a entrenar con cuatro séniors y seis júniors, que nos han echado una mano enorme», reconoce. El lunes al fin se sumaron las afectadas por el virus, un día especialmente emotivo: «Cuando llegaron al entrenamiento las jugadoras que han estado enfermas, el equipo sonrió y se ejercitó como nunca. La sensación era distinta, de alegría por estar todas. Yo creo que algunas hasta lloraron aquel día, alguna estaba nerviosa al recibir el resultado de la prueba, porque son muchos días». No deja de ser normal que, en estas situaciones, pese incluso más el aspecto psicológico que el físico: «A nivel mental cuesta el venir de Navidad con el equipo casi al completo y de repente que nos pase esto, cuesta».
Ahora bien, tampoco se puede descuidar la preparación física, porque cualquier baja puede suponer un grave problema en este calendario tan ajustado y en el que el objetivo no es otro que conseguir una plaza en la fase de ascenso. «Debemos tener mucho cuidado por las lesiones, porque ahora nos vamos a encontrar equipos que han jugado más que nosotras, que vienen a tope porque no han tenido parón. Nosotras estamos un escalón por debajo, pero motivacionalmente estamos muy bien», valora Aranda, autocrítica. Por ello, en su filosofía está encarar cada partido como si fuera una final. Serán finales en las que contarán con un único refuerzo, la base brasileña Déborah Costa, que llegó en enero para suplir la marcha de Taja Cole a Estados Unidos. «Entiende el juego muy bien, ha encajado muy bien. Creo que era la base que estábamos buscando, estamos encantados con ella».
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