OTRA DERROTA FEA

Como tantas otras veces, Luis Casimiro situó en cancha a Adams como único director de juego, para colocar su lado a dos tiradores en la línea exterior (Waczynski y Toupane). Según viene ocurriendo casi siempre que el ex jugador de la Universidad de Wyoming se queda como único base, el juego colectivo era deficiente, el balón no llegaba nunca dentro y los ataques de su equipo se contaban por tiros triples. El cuadro local se puso por delante y el técnico del Unicaja tuvo que dar entrada a Jaime Fernández para funcionar con dos bases, además de un nueva tripleta de hombres altos. En el segundo cuarto, el Unicaja empezó con cinco suplentes, aunque poco a poco fueron entrando los titulares. Su ataque enseguida dejó de compartir el balón y cada uno iba a lo suyo, mientras la defensa y el rebote parecían cada vez más pobres. Cuando se llegó al descanso, el cuadro malagueño perdía por dieciséis puntos, estaba cada vez más desorientado y había metido sólo veintisiete, tras fallar veinte de sus veintiocho tiros.

Tras el descanso, aunque el ataque del Unicaja parecía más razonable, su defensa no conseguía ajustarse y el consiguiente intercambio de canastas le iba de lujo al San Pablo Burgos. Con el paso de los minutos, el cuadro malagueño se permitió un respiro a base de jugar con hombres más pequeños, pero los locales nunca perdieron la iniciativa, ya que el ataque visitante volvió a estancarse. Luis Casimiro se volvía loco cambiando atacantes por defensores y defensores por atacantes, aunque siempre sin éxito. En el último cuarto, el Unicaja volvió a jugar con un solo base y, por si había alguna duda, en más de cinco minutos solo anotó tres puntos para certificar su derrota.