Miguel Sánchez: «Hay que recuperar el espíritu de cuando los empleados presumían de ser parte del turismo»
Después de 23 años deja la presidencia del Consejo de Turismo de la CEA y analiza la transformación de la principal industria
Durante más de 23 años ha sido la voz del turismo de Andalucía. Miguel Sánchez, presidente de MS Hoteles, dejó de ser hace unos días el presidente del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) ... , cargo desde el que ha impulsado la transformación de esta industria, la unidad de los diferentes sectores y el consenso sobre las principales normativas que han permitido que este destino avance en competitividad. Sánchez cree que es momento de dar paso a profesionales más jóvenes y muy capacitados, así como de centrarse en su empresa. «Es el momento», afirma, mientras repasa, en la animada terraza de su hotel Amaragua, en Torremolinos, cómo ha cambiado la forma de viajar, los nuevos retos y las oportunidades de esta industria.
–¿Cómo han sido esos 23 años al frente del Consejo de Turismo de la CEA?
–Han sido tremendamente emocionantes, emotivos y eficientes. De lo primero que hicimos fue fijar el primer marco normativo de Andalucía con la Ley de Turismo que recoge las reglas de juego para los 17 sectores. Conseguir el consenso de todos fue uno de los trabajos más costosos y del que me siento muy satisfecho. Creo que se ha hecho un trabajo extraordinario para lograr la unión de toda la industria turística andaluza, que no era fácil porque son ocho provincias cada una con sus vicisitudes. Afortunadamente he tenido unos compañeros de viaje fabulosos como han sido los presidentes de las federaciones y de todos los sectores provinciales. La creación de la Mesa de Turismo ha sido otro de los instrumentos creados para impulsar esa colaboración pública y privada con la que tantos éxitos cosecha el turismo.
–¿Y por qué ahora llega el momento de irse?
–Son muchas cosas. Cuando el año pasado tuve el Covid-19 y empezaba a recuperarme, aunque me quedaron secuelas, ya hablé con el presidente de la CEA, Javier González de Lara, del que siempre he recibido su apoyo y gratitud. Él me animó a seguir. Pero ya son 23 años, es mucho tiempo. También creo que hay que tener un respeto a los jóvenes, que tienen que ir aportando nuevas ideas. Y porque tengo que dedicarle la máxima atención a mi empresa. Atender el Consejo de Turismo y a todos los sectores requiere mucho tiempo. Estoy convencido de que José Carlos Escribano lo va a hacer fenomenal. Tenemos la gran suerte de que ha aceptado el cargo en un momento en que no podemos entrar en la rutina. Hay que emprender los cambios que se requieran. He estado muy a gusto y muy agradecido a la CEA.
–¿Qué consejos le daría al nuevo presidente sobre ese nuevo impulso?
–José Carlos es un gran amigo, con el que hablo continuamente. Le diría, y lo sabe, que es muy importante que el consejo esté muy unido. También es fundamental aglutinar toda la oferta. Al turista hay que enseñarle toda la riqueza y dejar de pensar en que sólo se queden en mi casa. Eso es un error, a mi entender. Hay que luchar también por mejorar la conectividad aérea para paliar los efectos de la estacionalidad, que sigue siendo el principal lastre para la cuenta de resultados anual.
–¿Cómo ha cambiado esta industria en este casi cuarto de siglo?
–Ha sido una transformación completa. Pongo el ejemplo de que hace 23 años los pueblos del interior ponían todo tipo de trabas para el desarrollo turístico porque existía el convencimiento de que la llegada de turistas provocaría un encarecimiento de la vida local, subiría el café o de la cerveza en el bar. Entonces decidimos ir rompiendo esa barrera, y para ello hacíamos las reuniones de la Mesa del Turismo en distintos sitios y aprovechábamos para reunirnos con el alcalde de turno para explicarles las ventajas de este sector y después dar una rueda de prensa en la que poníamos en valor los atractivos del municipio. De ahí hemos pasado a que ahora todos los rincones de la región son receptivos de turismo. Ello nos ha llevado a pasar de ser el tercer destino español a ser el líder en el mercado nacional. La transformación ha sido ejemplar. Destaco también el cambio de Málaga capital, que ha sido espectacular y del que nos vamos a beneficiar muchos destinos y nos va a ayudar muchísimo a la Costa del Sol y a toda Andalucía.
–Hace 23 años Málaga no existía como destino turístico y ahora es el espejo de municipios pioneros en esta industria...
–Efectivamente. Cuando teníamos el Málaga Palacio en gestión, desde el hotel Alay intentábamos mandar turistas a que conocieran la capital. Teníamos un autobús para el transporte del personal, que durante el día lo utilizábamos para llevar viajeros a Málaga. Todo era gratis. En el Málaga Palacio le dábamos un refrigerio a los visitantes y les alentábamos a que conocieran la ciudad. Tuvimos que quitar este servicio por falta de demanda. Los clientes volvían a la media hora al Málaga Palacio. Hoy día, el desarrollo de Málaga no sólo lo miran municipios de la Costa sino de toda España.
–¿Y cómo es el turista de ahora y el que había hace 23 años?
–El turista de hace 23 años era un tercio de los que ahora llegan. En aquella época sonaban a chino las aerolíneas de bajo coste o las plataformas de venta 'on line'. Antes era todo personalizado. Las vacaciones estaban reducidas a una clase media alta. Ahora es fabuloso que se haya generalizado. El gasto que hacía aquel viajero era diferente y la gestión de las empresas también. El personal se volcaba con el turista. Tengo anécdotas como que, cuando aún no había fax o correos electrónicos, el hotel recibía más correspondencia para los empleados que para la propia empresa. Los trabajadores recibían cartas de los clientes de agradecimiento. Es un dato que tengo muy presente. Era una alegría ver cómo tus clientes querían a tus trabajadores y, al revés. Entonces no se hacían encuestas de satisfacción, pero estoy seguro que rozaríamos el 100% en todo. Ahora tenemos la responsabilidad de seguir atendiendo al nuevo viajero como antes porque la competencia es tremenda y el turismo es tan importante que todos los países quieren un hueco.
–En este periodo la Costa del Sol se ha ido adaptando a unos cambios vertiginosos. ¿Cuál ha sido la clave para superar cada nuevo reto?
–Ha sido fundamental que hemos crecido de forma sostenible, incorporando los nuevos canales de comercialización y las nuevas tecnologías que cambiaban la forma de viajar. Otra de las claves ha sido la colaboración pública y privada. Sin ser una cogobernanza, en esos principios se hizo una sólida apuesta por este trabajo codo con codo y por buscar siempre el consenso, que ha sido una palabra clave. Frente a ello ha habido un retroceso en la formación y ahora nos está pasando factura.
–Se refiere a los problemas para encontrar trabajadores...
–A mediados del 2000 se desarrolló muy bien el tema de la formación en hostelería, que siempre pongo como ejemplo de que ha sido el origen del cambio en la gastronomía que se ha producido en la región y, quizá más, en Málaga y en la Costa del Sol. Tuvo una incidencia espectacular con los cocineros, camareros, jefes de sala que salieron de esas escuelas. Ahora hay una falta de interés por trabajar en el turismo, que hace 23 años era todo lo contrario. Tenemos que recuperar el espíritu de cuando los empleados presumían de ser parte de esta industria. Para ellos era lo más participar de la industria que más riqueza genera.
–¿Y cómo hacerlo?
–En este momento necesitamos volver otra vez a esa colaboración público y privada para conseguir revertir la situación. Los políticos tienen que escuchar al tejido empresarial, a los técnicos, a los que estamos cada día viendo lo que necesita el turismo y lo que hace la competencia. Esto es fundamental para no perder el ritmo de crear grandes profesionales que habíamos cogido.
–¿Qué está fallando?
–Creo que hay que diseñar un nuevo plan de formación acorde a las necesidades. Quieren centrar el problema de la falta de personal en la precariedad, pero ese no es el debate. Tenemos un sector moderno, con uno de los mejores convenios colectivos, que se resiente de la falta de formación y de motivación en la gente joven. Eso es lo que percibimos porque, por lo que sea, no hemos sabido valorar al personal que trabaja en la industria turística. La motivación es fundamental y por eso creo que hay que cambiar el sistema de formación para que incentive más a los futuros profesionales. Siempre pongo de ejemplo cómo se ha conseguido un reconocimiento del trabajo de los cocineros y, por eso, tenemos menos problemas en este gremio. Ello es consecuencia del apoyo y consideración que se le ha dado a esta profesión y del que no gozan otras igual de importantes como las de camarero, jefe de sala, camarera de pisos o restauración. Esto hay que cambiarlo.
–¿Nunca antes se han encontrado con una situación de falta de personal como la de ahora?
–Este problema es para mí el más importante y el prioritario para el turismo porque la satisfacción del cliente en un 80% la consigue el servicio del personal que atiende a los clientes. Lo que más valora el viajero es la atención recibida en el desayuno, en la habitación o en la piscina.
–Y pese a eso el turismo avanza ya hacia los niveles de 2019...
–No va a ser este año porque los primeros meses se resintieron mucho de la pandemia. Mayo y junio sí han estado por encima de 2019. Julio está siendo también estupendo y de agosto queda aún mucho por vender. Tenemos claro que para otoño vuelve la incertidumbre. No creo que sea 2022 el año de la recuperación a cifras de antes de la crisis sanitaria, ni de ventas ni de rentabilidad con el encarecimiento de costes y con todo lo perdido en los dos años de pandemia.
–¿Cómo han subido los costes?
–Los energéticos dependen mucho del contrato que cada uno tenga con su proveedor. Pero en junio nuestros costos generales de materias primas subieron un 16% y en julio creo que la cifra ha sido mayor. Y ello no se puede repercutir en las tarifas de los hoteles. Es más, en los contratos con los operadores los precios son cerrados, ahí no puedes establecer cambios y están hechos con un año de duración. Los acuerdos se establecieron en mayo del año pasado y ya son inamovibles. Sólo tienes margen con las plataformas, que es un porcentaje de un 25 o un 35%, de media. De ahí que la cuenta de resultados no va a ser la esperada. Y eso que hay alegría en el gasto de los turistas.
–¿Qué opina de aplicar una tasa turística?
–Ahora mismo es inaceptable encarecer más las vacaciones de los turistas. Siempre he manifestado mi oposición a este gravamen cuando era presidente del Consejo de Turismo de la CEA. Creo que hay otras vías de financiación.
–Acaban de nombrar un nuevo consejero de Turismo, que además es un gran conocido del sector. ¿Qué lista de tareas le propone?
–Antes de nada quiero felicitar a Arturo Bernal. Ha sido una gran satisfacción que haya un consejero que conoce bien esta industria y que ha demostrado cualidades de gestión en todos sus cargos. Lo primero que le pediría es recuperar los destinos que hemos perdido en la pandemia como Estados Unidos, Canadá, China o Japón. Y otros que tenemos que ganar como son parte de Sudamérica o de África. Al sumar Cultura a la consejería, creo que es la oportunidad de diseñar programas culturales que se complementen con el ocio o la playa. Pero además creo que será muy importante recuperar la Mesa del Turismo e impulsar la cogobernanza, en la que los empresarios estamos dispuestos a participar activamente.
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