El alegato de Bernardo Quintero por la educación pública que se ha vuelto viral
El discurso del honoris causa del fundador de VirusTotal supera ya los dos millones de visualizaciones en la cuenta de SUR en Instagram y TikTok
«Mi historia comienza en una familia humilde de provincia, en Vélez-Málaga. Mi padre, celador en el Servicio Andaluz de Salud, y mi madre, ... ama de casa, hicieron todo lo posible para que sus hijos tuvieran más oportunidades que ellos. Pero el esfuerzo de una familia, por grande que sea, no basta si no existe un sistema que lo respalde. Un sistema que garantice que cualquier niño o niña, sin importar de dónde venga, pueda llegar tan lejos como su talento y su esfuerzo se lo permitan». Las redes están cargadas de postureo, falsedad y manipulación, pero hay veces que la autenticidad funciona. Y vaya sí ha funcionado el discurso que dio el fundador de VirusTotal, Bernardo Quintero, en defensa de la educación pública en la ceremonia donde fue investido doctor honoris causa de la UMA. Más de dos millones de visualizaciones acumula ya el vídeo que resume su emotiva intervención en la cuenta de Instagram de SUR; a las que se suman más de 220.000 en TikTok.
El alegato de Quintero por la igualdad de oportunidades ha corrido como la pólvora en dichas redes y también por los grupos de WhatsApp, especialmente en los colectivos de profesores de la educación pública en y de empleados de la UMA en particular, que han encontrado en sus palabras una inyección de autoestima en una época difícil para la institución, sujeta a un plan de austeridad aparejado al rescate financiero que le brindó la Junta.
Quintero, lejos de los discursos ultraliberales de algunos empresarios tecnológicos, deja claro que si está donde está hoy es «gracias a la educación pública». «Es el mejor ascensor social que existe, el mayor acto de justicia que una sociedad puede hacer por su futuro y la mejor inversión posible, porque el conocimiento no sólo cambia la vida de quien lo recibe, sino que se multiplica, regresa y transforma la sociedad», concluye.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
