El palacio de Crópani en la calle Álamos
Víctor Heredia
Martes, 19 de agosto 2025, 00:13
Este verano hemos dedicado varios artículos a la historia de algunos edificios aristocráticos del centro de Málaga. Vamos a tratar hoy de la sobria y ... elegante casa que fue del marqués de Crópani, en el número 7 de la calle Álamos, que, como escribía Francisco Bejarano, «hace esquina a un regular y decoroso callejón sin salida». Algunos autores sitúan su construcción a finales del siglo XVIII, sobre todo por la similitud de la planta baja con la Aduana, pero por sus características parece más probable que fuera edificado aproximadamente hacia 1840. No olvidemos que la calle Álamos fue en el siglo XVIII el eje de un barrio aristocrático que se extendía aproximadamente entre la plaza de la Merced y la iglesia de San Felipe Neri. Era el por entonces conocido como Barrio Alto.
En el padrón de 1842 la casa aparece habitada por María del Carmen Arjona, viuda, natural de Fregenal de la Sierra, su hija María Antonia Molina y el marido de ésta, Pedro Soldado, marqués de Valdecañas, nacido en Andújar. Con ellos vivían sus hijos Agustín, Luis, Rafael y Carmen. La concisión del funcionario nos obliga a identificar correctamente a los miembros de esta familia. Era el matrimonio formado por Pedro Ruiz-Soldado y Avellaneda y María Antonia Gómez de Molina, junto con la madre de ésta, María del Carmen Sánchez-Arjona. Él pertenecía a un antiguo linaje establecido en Andújar y había heredado de su madre, Valentina de Avellaneda, varios títulos nobiliarios: marqués de Valdecañas, de Torremayor y de Crópani; conde de Peñón de la Vega y alcaide del castillo de Nerja. Ella descendía de una de las casas más nobles de Extremadura por parte de su madre, mientras que su padre, Luis Gómez de Molina, era miembro de una familia que estaba asentada en Málaga desde la época de los Reyes Católicos.
La casona fue residencia de los marqueses de Valdecañas durante un tiempo, hasta que se trasladaron a Andújar. Luego, al regresar, ya se establecieron en otra casa de la cercana calle Madre de Dios. La de la calle Álamos fue alquilada a otras familias aristocráticas. María Antonia Gómez de Molina, viuda desde 1865, siguió siendo la propietaria hasta su muerte, que ocurrió en Málaga en 1892.
Algunos años antes, en 1878, su hijo Rafael había pedido licencia al Ayuntamiento para reparar la fachada de la casa. Fue precisamente Rafael Ruiz-Soldado quien heredó el marquesado de Crópani y el palacete de la calle Álamos. El título, que toma su nombre de la localidad de Crópani, situada en la región de Calabria y reino de Nápoles, había sido otorgado en 1622 al militar malagueño Pedro Rodríguez de Santisteban.
Centro con internado
Tras el fallecimiento de Rafael Ruiz-Soldado, uno de sus sobrinos, Rafael Barrionuevo Ruiz-Soldado, mantuvo durante un tiempo en el edificio su despacho de abogado. En 1909 se instaló en la casona un colegio privado, el Centro Técnico de Enseñanza, dirigido por un militar, el capitán de Infantería Joaquín Mañas. El centro contaba con internado y ofrecía estudios de instrucción primaria, bachillerato, comercio, preparación para el ingreso en varias carreras profesionales (telégrafos, correos, aduanas, ferrocarriles) y academias militares, idiomas (entre ellos el árabe) y asignaturas de adorno (música, escultura, dibujo, gimnasia sueca, etc.). Además se anunciaba como «escuela militar autorizada» en la que se podía cursar el bachillerato militar.
El capitán Mañas había combatido en Filipinas y fue fundador del movimiento scout en Málaga y hermano mayor de la Congregación de Mena. El Centro Técnico tenía bandera e himno propios y todos los años celebraba la Inmaculada Concepción, patrona del Cuerpo de Infantería, con una solemne velada. En su cuadro docente estuvieron el pintor Enrique Jaraba, el profesor de dibujo José María Revello de Toro y el veterinario Cesáreo Sanz Egaña. El colegio editaba un boletín y sus alumnos recibían instrucción militar vestidos con uniforme. Cerró sus puertas hacia 1920.
Una casa muy especial
El palacio de Crópani es un edificio de tres plantas en el que destaca su paramento almohadillado en el piso bajo que se inspira en la Aduana, el balcón corrido de la primera planta y sus magníficas rejerías. Su fachada está rematada por un entablamento clásico, sobre el que hay como cubierta una amplia terraza en cuyo fondo aún se conserva un pequeño escenario elevado desde el que alguna pequeña orquesta amenizaría las fiestas aristocráticas en las calurosas noches veraniegas, las famosas 'soirées' decimonónicas. En el interior destaca el patio cuadrado con arcos apoyados en cuatro columnas y los zócalos de la casa Mensaque, que incluyen las armas de Crópani y Cabeza de Vaca, además del mencionado ascensor de los años veinte. Abandonado desde los años sesenta, el edificio fue expoliado en 1997, cuando estaba en estado de ruina. Fue sometido después a una profunda rehabilitación que permitió la instalación del Museo de los Reales Oficios en 2007. Esta iniciativa no cuajó y desde entonces ha tenido varios usos. En la actualidad acoge un espacio de coworking.
En 1925 se estableció en el edificio la primera emisora de radio malagueña. La emisora EAJ-25, Radio Málaga, fue concedida a Manuel de Villota el 30 de marzo de ese año y se hicieron obras de adaptación de la casa, pero el proyecto se encontró con dificultades técnicas hasta languidecer. Poco después el palacete fue sometido a una importante reforma, en la que se colocaron mosaicos de azulejos sevillanos en el patio y un ascensor, que todavía sigue en su sitio como el más antiguo que se conserva en la ciudad. Entonces todavía pertenecía al marqués de Crópani, Agustín Cabeza de Vaca y Ruiz-Soldado, juez y activo político que llegó a estar desterrado en el Sáhara Occidental por su presunta participación en la sublevación de Sanjurjo en 1932.
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