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Sucedió el fin de semana previo a la Navidad. Juan (es nombre ficticio) volvía a casa tras pasar la noche de marcha en la plaza Uncibay, en el Centro de Málaga, cuando sufrió un mataleón, una peligrosa técnica que consiste en rodear con un brazo el cuello de la víctima y presionar hasta vencer su resistencia, lo que suele provocar la pérdida de conocimiento. «Vi que si oponía resistencia podía ocurrir algo grave», afirma.
Serían las cuatro de la madrugada cuando se despidió de una amiga, a la que dejó cerca de la plaza del Teatro para que se subiera a un taxi, y continuó solo el camino a casa. «Giré por Carretería -relata el joven, que no llega a la treintena- y luego por la calle Gigantes. Ahí me di cuenta de que una persona que tenía delante me miraba raro. Vi la intención que traía y me puse a correr».
Juan no se percató de que, en realidad, eran dos jóvenes los que lo estaban siguiendo y que estaban a punto de hacerle una encerrona. «No vi que venía otro por detrás, que fue el que me rodeó el cuello con el brazo. Entonces, el que tenía delante se puso a registrarme y a quitarme todo lo que llevaba encima», continúa.
No llegó a perder el conocimiento, seguramente porque -dice- no ofreció resistencia alguna. «En ese momento pensé: esto es lo que está super de moda, el mataleón. Sabía lo que me estaban haciendo y entendí que debía ponerlo fácil, porque si no, nunca sabes qué puede pasar». Eso le permitió recordar absolutamente todo, incluidos los rasgos físicos de los autores, dos jóvenes de entre 25 y 35 años de origen magrebí.
Antes de darse a la fuga, a Juan le quitaron el móvil -un iPhone 13 mini-, el reloj, la cartera y el abrigo, que llevaba bajo el brazo en ese momento. Aun así, se siente afortunado: «A nivel material no es un robo importante, poco más de mil euros, pero la policía sí que me dijo que ese tipo de casos pueden acabar dándote un pinchazo o de cualquier manera».
Por lo que le han trasladado de la investigación, los autores aún no han sido detenidos. Sólo sabe que al día siguiente del asalto intentaron hacer un cargo en la tarjeta de crédito, pero nada más. A Juan al menos le ha servido para cambiar ciertas rutinas: «Es importante no tirar por calles estrechas y oscuras, ir acompañado y si vas solo, estar atento... Y no oponer resistencia». También reclama más medios policiales: «Málaga está de moda y aquí queremos vivir todos, pero hay que invertir en seguridad».
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