La Policía Nacional rinde honores a sus agentes en su 201 aniversario en Málaga

«En una de ellas tuvimos que enfrentarnos a un paquete sospechoso en un hotel. Aunque gracias a dios no fue nada, la amenaza era inminente y tuvimos que trabajar lo más rápido», recuerda el inspector. En su caso, ni sangre azul ni vocación desde pequeño. Pero, el día a día y los años, han hecho que sienta «pasión» por su trabajo; la misma que mantuvieron hasta el último día de servicio los 41 agentes que han sido también homenajeados por su dedicación en la efemérides de la Policía.

Durante 30 años, Pedro García ha sido los ojos de centenares de policías que patrullaban las calles de la ciudad y la pista de importantes investigaciones culminadas con éxito. La Sala del 091 de la década de los 90 poco tiene que ver con la actual. Con la llegada de los teléfonos móviles, el policía asegura que «el cambio ha sido abismal» y las llamadas entran a borbotones. «Antes recibíamos en una jornada una media de 30 y hoy alrededor de 300».

Para Agustín Ojanguren, tras una vida de entrega al Cuerpo -la mayoría en los Grupos Operativos Especiales de Seguridad (GOES)-, la delincuencia y el respeto a la figura del policía han empeorado en términos generales. «Antes, un policía daba el alta y la persona se paraba. Hoy en día no y hay que abrochar un poco más». Además, lamenta que los malos ahora hacen frente. «No tienes prácticamente tiempo para discernir qué procede. Hay que ser buena gente y legal, pero a la vez mantener tu seguridad».

Los últimos años de su carrera los ha desempeñado como instructor de tiro, por lo que reivindica la importancia de que un agente sea «bueno» disparando. «Cuando un policía está muy bien preparado, familiarizado y acostumbrado a las armas es mucho más templado». Si bien, confiesa que «hay mucho temor» en el cuerpo a utilizarlas, aún en una situación de riesgo extremo, por la posibilidad de ser sancionados o incluso apartados. «Creo que quienes nos juzgan deberían de tener en cuenta la situación de estrés porque un policía no está hecho de metal», aunque algunos lo parezcan, como José Antonio Bombien.

El apodado entre los delincuentes como 'chino' y 'abuelo' por sus compañeros del Grupo de Atracos cuenta a sus espaldas con más de mil detenciones. La mayoría, en el Grupo de Pequeño Tráfico, donde estuvo casi una década derribando puertas y desmantelando puntos de venta de droga. A los 60 años, su afán le llevó detrás de los ladrones más peligrosos de la Costa del Sol.

A los 65, a 'Bombi' no le quedó más remedio que entregar la pistola y colgar las esposas. Ahora, trabaja «de amo de casa» y trata de no sufrir demasiado cuando sus compañeros le mandan vídeos de actuaciones. Sigue yendo a visitarlos y forma parte de la asociación de policías nacionales jubilados.

El Cuerpo Nacional de Policía también ha otorgado una cruz con distintivo rojo al policía Álvaro Garrido que, tal y como ha explicado el comisario Roberto Rodríguez, tuvo que reducir de un disparo en el pie a un individuo que estaba destrozando caravanas con un martillo cerca de la playa de Sacaba en octubre del pasado año. El condecorado hizo uso del arma reglamentaria cuando el sospechoso se abalanzó sobre él y trató de apuñalarlo.