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Hubo un revuelo importante. Jóvenes, muchos de ellos menores, persiguiéndose por las calles de la barriada malagueña de El Palo. La sucesión de llamadas a los servicios de emergencias obligó a movilizar un vasto dispositivo policial que frustró una pelea multitudinaria entre un centenar de chavales. Pero el asunto tiene intrahistoria. Y además, compleja.
El primer aviso a la Policía Local data de las ocho de la tarde de este viernes 4 de noviembre. Según la llamada, se había producido un intento de agresión a unos chavales que estaban frente al antiguo restaurante Casa Pedro, en la confluencia entre las calles Quitapenas y Banda del Mar.
Las víctimas, tres chicos y una chica de Rincón de la Victoria, todos menores, vieron cómo se les acercaban, armados con navajas y palos, un grupo de menores a los que reconocieron al instante porque, al parecer, los tenían atemorizados tanto a ellos y como otros chicos de su edad residentes en las zonas Este y Centro de la ciudad.
Las cuatro víctimas emprendieron la huida por separado. Cada uno se ocultó donde pudo y avisó desde su escondite a la policía. Pero la alerta cundió también por redes sociales y los chavales del barrio se movilizaron. Pudieron juntarse unos 80 jóvenes, que salieron en busca de la banda de menores para enfrentarse a ellos, según relatan las fuentes consultadas.
Dos dotaciones de la Policía Local de Málaga acudieron rápidamente al lugar y frustraron la multitudinaria reyerta. Tras aclarar lo sucedido, los agentes detuvieron a nueve menores como supuestos integrantes de la banda, que habría cometido multitud de delitos en los últimos meses, pero al mismo tiempo -apuntan las fuentes- los habrían salvado de un más que probable linchamiento.
Cinco de los arrestados son de origen magrebí, otros tres son nacidos en distintas provincias españolas y el último de ellos es colombiano. Tienen entre 14 y 17 años. Les intervinieron nueve teléfonos, seis de ellos de alta gama, de la marca iPhone, y tres objetos contundentes. No se localizó la navaja.
Los detenidos, junto a los móviles incautados, han sido puestos a disposición del Grupo de Investigación del distrito Este de la Policía Nacional ya que, según las manifestaciones de las víctimas, y como se pudo comprobar en una primera revisión de sus perfiles en redes, los arrestados acostumbraban a grabar sus fechorías y publicarlas.
La investigación policial se centra ahora en dos vías diferentes. Por una parte, analizar las denuncias de adolescentes presentadas en los últimos meses en la capital para comprobar si guardan relación con los detenidos y, por otra, en investigar las imágenes para identificar a otras posibles víctimas o hechos delictivos que, dada la edad de los perjudicados, no hayan sido denunciados por temor a represalias.
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