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Desde una plataforma de videojuegos para menores de corta edad, bajo la apariencia inofensiva de un usuario más en edad infantil. Así actuaba un ciberacosador sexual que ha sido detenido en México gracias a una investigación de la Sección de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional en Málaga. La denuncia de un niño de 9 años que reside en la provincia ha sido clave para desenmascararlo.
El gancho eran las 'joyas' virtuales que el ciberdelincuente, haciéndose pasar por otro menor, ofrecía a sus víctimas, con las que podían comprar armas o habilidades en el videojuego. Para conseguirlo, sólo tenía que responder a unas preguntas y superar una serie de retos, entre los que estaba enviarle fotos o vídeos íntimos. A partir del momento en que las víctimas cedían y le mandaban imágenes, se convertían en sus rehenes.
El delincuente se beneficiaba de un menor control parental sobre este tipo de videojuegos, que en apariencia son completamente inofensivos. Fue un padre malagueño quien, en mayo de 2024, detectó que su hijo había compartido fotografías mostrando sus partes íntimas a otro usuario de la plataforma, que tiene un servicio de mensajería instantánea para que los jugadores interactúen entre sí.
La denuncia de este progenitor recayó en la Sección de Ciberdelincuencia de Málaga, que contactó con la empresa que gestiona el videojuego para reclamar su colaboración. Así fue cómo descubrieron que había más menores que habían sido víctimas del mismo usuario.
La investigación, tal y como informó la policía la semana pasada, permitió identificar a 15 víctimas, con edades comprendidas entre 8 y 10 años y de distintos países, aunque más de la mitad residían en España (8), seguidas de Argentina (2), México (2), Colombia (1), Estados Unidos (1) y Venezuela (1).
Con la ayuda de Ameripol, una herramienta de coordinación policial, los agentes descubrieron que el presunto autor estaba actuando desde México. Se trata de un joven de 25 años que, según las fuentes consultadas, ni estudia ni trabaja y reside con sus padres. Sería, además, reincidente.
La operación policial se dividió en tres fases. La primera parte se centró en localizar y explorar a los menores víctimas de estos hechos para ponerlos a salvo, ya que ni sus propios padres eran conocedores de su situación -auténticos rehenes del ciberdelincuente sexual- en la que se encontraban los niños.
En la segunda fase, tras ponerse en común todos los datos obtenidos por la Policía Nacional y los cuerpos policiales de los otros cinco países en los que se encontraban las víctimas, se centró en la localización del ciberdelincuente, en la que participaron la Fiscalía de México y la agencia norteamericana Homeland Security Investigations (HSI).
Por último, en la tercera fase de la investigación, se llevó a cabo la detención del investigado y la incautación del material informático en poder del autor de los hechos que, tras su análisis, permitirá a los agentes el esclarecimiento de los hechos así como descubrir otras posibles víctimas. Se estima que al menos podría haber otras 30 víctimas, algunas de ellas en España.
Una vez que el arrestado fue puesto a disposición de las autoridades judiciales se decretó su ingreso en prisión. Las fuentes consultadas explicaron que las penas previstas en la legislación mexicana son muy elevadas para este tipo de delitos.
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