El niño de tres años fallecido por un golpe de calor en Málaga se había escondido en el interior de un coche
Pasó más de una hora expuesto a elevadas temperaturas y, aunque fue ingresado en la UCI del Materno, murió al día siguiente
El niño de tres años que falleció este domingo en la UCI del Hospital Materno Infantil de Málaga tras sufrir un golpe de calor ... pasó más de una hora en el interior de un coche en el que se escondió mientras jugaba. Según fuentes consultadas, el pequeño fue trasladado a Urgencias el sábado, y allí los médicos decidieron ingresarlo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI pediátrica), donde permaneció unas 24 horas hasta que falleció.
Las alarmas se encendieron el sábado, cuando se produjo el traslado del pequeño al centro hospitalario. Según ha podido saber SUR, todo apunta a que se introdujo en el interior del coche sin que ningún adulto se diera cuenta y pasó más de una hora a elevadas temperaturas –este fin de semana se superaron los 39 grados en distintos puntos de la provincia–.
La Policía Nacional se ha hecho cargo del caso. A falta de conocerse los resultados del análisis post mortem, todo apunta a un accidente, según las fuentes consultadas.
Los síntomas de un golpe de calor se producen por la pérdida de líquidos y sales minerales corporales necesarias para el correcto funcionamiento del organismo. En el caso de los niños, los efectos van desde mareos hasta vómitos, pasando por fiebres que pueden superar los 40 grados, cefalea o irritabilidad y taquicardia. En los casos más extremos, la víctima puede llegar a desmayarse.
La Sociedad Española de Atención al Paciente Crítico (SEAPC) y el fabricante RevKids –una empresa tecnológica centrada en seguridad infantil– han publicado recientemente un estudio analítico en el que se determina que en las horas centrales del día, en dos horas, un vehículo al sol puede alcanzar casi los 60 grados centígrados.
Durante el mes de agosto del año pasado, efectivos de la Policía Nacional terminaron por romper la ventanilla del coche de una mujer que les pidió ayuda porque su bebé se había quedado encerrado en su interior a pleno sol. Un accidente –la llave del vehículo se quedó encajada en el portón del maletero–.
A través de la emisora, los agentes solicitaron el apoyo de los bomberos para que procedieran a la apertura forzada del vehículo, pero hacía mucho calor y el tiempo jugaba en su contra, así que decidieron actuar. Utilizando el martillo rompelunas de la dotación policial, los efectivos –a petición de la madre– fracturaron el cristal de la ventanilla derecha del coche (la más alejada del bebé) y pusieron fin al episodio.
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