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El hombre de 53 años arrestado en Marbella por encerrar en el canapé de una cama a su expareja ha quedado en libertad con cargos tras pasar a disposición de la autoridad judicial. Se le investiga por posibles delitos de detención ilegal y quebrantar la orden de alejamiento que, según las fuentes consultadas, tenía vigente respecto a la víctima.
Tras instruir el atestado del caso en comisaría, el hombre fue puesto a disposición del juez para que lo interrogara, con ayuda de la representante del Ministerio Público, en relación a estos hechos, que tuvieron lugar la madrugada del 19 de diciembre en el domicilio del investigado, situado en una barriada de Marbella.
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El juez llamó también a declarar a la víctima para escuchar su versión de lo ocurrido. La mujer había estado ingresada en el Hospital Costa del Sol, ya que fue hallada dentro del canapé con la mirada perdida y tan débil que ni siquiera podía ponerse en pie. Tuvo que salir del edificio en brazos de los policías locales que la rescataron.
Aun así, ella también acudió a los juzgados el día que su expareja fue puesto a disposición judicial. Sin embargo, cuando llegó el momento de que prestara declaración, desapareció del edificio. Los funcionarios del juzgado de guardia y la policía la llamaron por teléfono varias veces para saber dónde estaba, pero no respondió.
Ante esta situación, y al contar únicamente con el atestado policial, la Fiscalía no solicitó el ingreso en prisión del sospechoso, que quedó en libertad provisional, ya que continúa investigado por estos hechos. En el juzgado han seguido intentando contactar con ella, sin éxito. Fuentes cercanas al caso indicaron que las diligencias siguen abiertas y, en el supuesto de no localizarla, se podrían apoyar en el testimonio de los agentes que la encontraron y en las circunstancias en las que estaba.
Tal y como adelantó SUR en su edición de ayer, todo empezó cuando la funcionaria que realizaba seguimiento a la víctima recibió un mensaje de WhatsApp en el que la mujer le decía que necesitaba ayuda y le indicaba que se encontraba en el domicilio de su expareja, al que había denunciado por malos tratos meses antes.
La agente intentó ponerse en contacto con la víctima, pero al ver que no atendía sus llamadas alertó inmediatamente a la sala del 092 de la Policía Local para enviar varias patrullas a la vivienda del presunto agresor.
Los funcionarios que llegaron a la vivienda llamaron con insistencia a la puerta, pero nadie respondía. Tampoco contestaban a las sucesivas llamadas ni en el teléfono de la víctima ni en el del hombre. Pese a ello, los policías locales tenían sospechas de que ella pudiera estar siendo retenida dentro, por lo que avisaron a los bomberos.
En ese lapso de tiempo, la policía que hacía seguimiento a la víctima recibió por WhatsApp un vídeo en el que se veía todo muy oscuro y se escuchaba a la mujer, aunque no llegaban a entender claramente lo que decía. Esas imágenes acentuaron aún más la preocupación de los agentes y su temor de que pudiera estar en peligro.
El individuo intentó bloquear la entrada al piso con un mueble. Cuando vio que los agentes se abrían paso, corrió hasta el balcón -reside en una tercera planta- y se descolgó del mismo, sujetándose a la barandilla con un brazo. Al parecer, amenazaba con suicidarse.
Los funcionarios recorrieron la vivienda y, a simple vista, no localizaron a la víctima. Únicamente hallaron a una anciana de 93 años -que resultó ser la madre del sospechoso- que se encontraba muy agitada e incluso había empezado a vomitar del nerviosismo, por lo que pidieron una ambulancia para que la asistieran.
Al mismo tiempo que intentaban convencer al hombre de que no se suicidara, los policías le preguntaron dónde se encontraba su expareja. Él respondió que ni estaba ni había estado allí, siempre según relataron las fuentes consultadas.
Los agentes llegaron a pensar que realmente la víctima estaba fuera. Lo que no imaginaban es que al registrar la casa por segunda vez, cuando levantaron el canapé de la cama, iban a localizar a la mujer allí encerrada. Estaba casi inconsciente. Al cabo de unos minutos, el hombre cesó en su actitud y optó por entregarse.
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