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El cantante de reguetón Jay Santos trataba de escapar en Málaga de una sentencia que lo enviaba directo a prisión. La Audiencia Provincial de Madrid lo condenó a seis años de cárcel por violar a una joven a la que conoció en Instagram. El fallo, según confirmaron a SUR fuentes judiciales, era firme. La determinación de la Policía Nacional para encontrarlo, también.
El juicio se celebró en 2019 y Jay Santos se sentó en el banquillo acusado de agresión sexual. La Fiscalía pedía para él una pena de ocho años de cárcel y una indemnización de 30.000 euros para la víctima, cuyo representante legal, que ejercía la acusación particular, solicitaba 12 años de reclusión y 35.000 euros por la responsabilidad civil. La defensa reclamó al tribunal la libre absolución del cantante.
Los hechos por los que se le investigaba sucedieron la noche del 22 de septiembre de 2017 en Madrid. Jay Santos quedó con su hermano y con la chica para ir al cine y a cenar. Durante la velada, el cantante y la joven mantuvieron una actitud cariñosa con «besos y tocamientos», recoge la resolución judicial, a la que ha tenido acceso este periódico.
Pasada la medianoche, se dirigieron a la vivienda del artista. Cuando el hermano se marchó del piso, Santos cogió a la víctima de los brazos, la llevó al sofá y, en contra de su voluntad, y pese al forcejeo que mantuvieron, logró inmovilizarla para apartarle la ropa y abusar sexualmente de ella. Ella aprovechó el momento en que él se levantó para asearse y escapó del domicilio, según considera probado el tribunal.
La joven salió corriendo de la casa seguida de Santos, que iba «dando voces», tal y como declaró un testigo, que resultó ser policía nacional que iba de paisano. Ella entró en una gasolinera y se acercó al agente, al que le dijo que no se encontraba bien y que el chico que la perseguía le había hecho daño. La chica tenía el móvil en la mano. Hablaba con su compañera de piso, a la que le estaba contando lo sucedido.
La joven estaba llorando y muy nerviosa, en estado de shock. El hombre se identificó como policía y la ayudó, proporcionándole unas toallas para que se limpiara, aunque le advirtió de que no las tirara porque esos restos biológicos podían ser claves para la investigación, como así ocurrió. El forense, además, detectó en la exploración ginecológica lesiones que se pueden producir cuando la mujer es virgen o cuando las relaciones sexuales se realizan con «cierta violencia».
En el juicio se pudo escuchar la declaración grabada de la joven como prueba preconstituida. La chica reconoció que habían mantenido una actitud cariñosa durante toda la noche, que se besaron durante la película y que incluso hubo tocamientos consentidos en el cine.
Sin embargo, manifestó que no quería tener sexo y que así se lo dijo a Jay Santos, negativa que también mostró «empujando en muchas ocasiones, chillando y llorando» mientras se producía la agresión sexual. También aseguró que sólo lo conocía de Instagram y que ni siquiera sabía que era cantante.
Santos, en cambio, se declaró inocente en el juicio y, aunque reconoció la relación sexual, mantuvo en todo momento que fue consentida y que no hubo violencia. Según dijo, la joven sólo tardó 10 minutos en abandonar el piso y que él se quedó «como parado» al ver esa reacción. Afirmó que creía que el motivo de la denuncia era económico.
El tribunal dio verosimilitud a la versión de la víctima y calificó su relato de «detallado, claro y coherente», que además mantiene de forma «firme y persistente» sin que se detecte «interés espurio alguno». Para la Sala, ese testimonio encaja con el estado en el que la encontró el policía, con la pericial forense y con el informe psicológico, que puso de relieve que la joven no presentaba «ningún problema relevante» ni tampoco indicadores de «anomalía psíquica», aunque sí mostraba secuelas producto del estrés postraumático que le habían provocado un cuadro depresivo y una grave disfunción sexual que condiciona «su vida personal y de pareja» con los hechos denunciados.
En consecuencia, la Audiencia impuso a Jay Santos una pena de seis años de cárcel por el delito de agresión sexual, además de la obligación de participar en un programa de educación sexual y la prohibición de comunicarse o acercarse a la víctima durante un periodo de cinco años. Asimismo, le obligaba a indemnizarla con 20.000 euros.
La sentencia tiene fecha del 26 de noviembre de 2019. Un año después, la Audiencia Provincial de Madrid dictó una orden de busca, captura e ingreso en prisión contra Santos. El Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía puso el foco en el entorno del cantante y detectó un envío de unos enseres personales a Málaga. Los agentes vigilaron con sigilo la nave de la empresa de alquiler de trasteros -situada en el polígono Guadalhorce- que debía recibir el paquete. A Santos lo cazaron en los alrededores, cuando fue a retirarlo.
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