Tres horas sin que nadie descubriera el cadáver tiroteado en la calle
Los servicios de emergencias no recibieron una sola llamada entre las 5.43 y las 8.30 porque los vecinos no identificaron el sonido de los disparos
Detonaciones en mitad de la noche. Uno, dos, tres golpes. Los vecinos identificaron perfectamente el número de explosiones que se produjeron a las 5. ... 43 horas en el centro de Torremolinos, pero nadie llamó a emergencias. Pasaron casi tres horas hasta que una vecina descubrió a la víctima mortal del tiroteo, un ciudadano marroquí residente en Málaga de 35 años y dedicado a la venta ambulante que no tuvo tiempo de abandonar el camión en el que murió.
Los vecinos de la zona, muy próxima a la avenida Isabel Manoja, atribuyeron diferentes interpretaciones a las tres detonaciones. Uno de ellos, un ciclista jubilado, explicó a SUR horas después del hallazgo que escuchó los golpes en mitad de la noche. «Pensé que era alguien dando golpes a una chapa metálica que hay en la plazuela, pero no le di demasiada importancia». «Me pareció raro que con el estado de alarma alguien estuviera haciendo gamberradas a esas horas», explica a SUR.
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Este vecino descubrió la verdadera naturaleza de los disparos cuando regresó a casa a media mañana y se encontró con fuerte despliegue policial que blindó el escenario del crimen. Allí, extrañado, comenzó a intercambiar impresiones con los vecinos, hasta que uno de los investigadores de la Policía Nacional se percató de que tenía información. El vecino se convirtió en testigo de referencia, fue llevado al interior de la zona acordonada y prestó declaración a los agentes para ayudarles a precisar la hora de los disparos –que posteriormente fueron visualizados gracias a unas cámaras de seguridad–.
Gran parte de los vecinos consultados por SUR escucharon las detonaciones, pero nadie asoció el ruido a tres disparos, por eso ni una sola llamada a emergencias –como ha sido comprobado por este diario– se registró tras las detonaciones. Algunos dieron por hecho que eran petardos, otros, el tubo de escape de una moto, pero nadie consideró ni siquiera como una posibilidad real que las deflagraciones correspondieran a un tiroteo en pleno centro de Torremolinos.
«Qué horror, qué horror, que peguen tiros tan cerca de casa», indicaba una de las vecinas más próximas al lugar de los disparos. «Da mucho miedo», apuntaba otra, que no escuchó las detonaciones pero amaneció rodeada de policías uniformados y de paisano.
La presencia de los investigadores en la zona –junto a la Unidad de Prevención y Reacción, que custodiaba la escena con armas largas–, alteró la tranquilidad del centro de la localidad. La avenida principal de Torremolinos se llenó de continuos atascos porque el despliegue era visible desde lejo. Muchos conductores no dudaron en aminorar la marcha e incluso estacionar en segunda fila para resolver sus dudas: «¿Qué ha pasado, niño? Que mi abuela vive por aquí».
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