Condenan a los detenidos por el altercado con la policía durante una fiesta en un chalé de Pinares de San Antón
Los arrestados, que reconocieron los hechos, deberán pagar 3.000 euros al juzgado así como una indemnización a los agentes lesionados
Los tres detenidos por un altercado con la Policía Local de Málaga durante una fiesta en un chalé de Pinares de San Antón han sido condenados judicialmente al pago de multas por delitos de lesiones (leves), resistencia o desobediencia a la autoridad, según el caso.
El Juzgado de Instrucción número 14 de Málaga, que estaba en funciones de guardia este martes 3 de junio, celebró un juicio rápido el mismo día para depurar la causa por la que habían sido arrestados tras insultar y dirigirse de forma despectiva a seis agentes, que precisaron asistencia sanitaria.
Los detenidos reconocieron los hechos y se conformaron con las penas solicitadas, lo que les supuso una rebaja de las mismas y permitió que se dictara una sentencia de conformidad, que ya es firme y, por lo tanto, no puede ser recurrida por las partes.
Dos de los arrestados fueron condenados por la comisión de un delito de resistencia a la autoridad y tres delitos leves de lesiones sobre agentes de la Policía Local de Málaga (los otros tres no sufrieron heridas de relevancia penal). Al tercer detenido se le impuso una pena por un delito de desobediencia a los funcionarios.
La sentencia condena a los dos primeros al pago de una multa de 1.800 euros por el delito de resistencia y otros 600 euros por los delitos leves de lesiones. También deberán abonar una indemnización a los agentes por los daños físicos causados. Por su parte, el condenado por desobediencia habrá de pagar una multa de 600 euros, según han confirmado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
Tal y como ayer adelantó SUR, los hechos sucedieron a última hora de la tarde de este lunes 2 de junio en un chalé de Pinares de San Antón. Una patrulla de la Policía Local acudió a la vivienda, situada en una parcela de grandes dimensiones, a raíz de la llamada de un vecino que se quejaba de las molestias por el sonido de la música en una reunión de amigos que, al parecer, se estaba desarrollando dentro de la finca.
El dueño de la casa salió a la puerta. Los agentes le pidieron su documentación para denunciarlo por la ordenanza de convivencia, ya que estaba molestando al vecindario. Al parecer, en un primer momento se negó a identificarse alegando que estaba en su propiedad, aunque al final accedió. Cuando le informaron de la infracción, supuestamente dijo que le daba igual, cerró la puerta y subió el volumen de la música, según las fuentes consultadas.
La situación fue subiendo de tono, por lo que los agentes pidieron refuerzos. Dos unidades más se sumaron a la intervención. Los funcionarios, que se quedaron en todo momento en la entrada de la propiedad, insistieron al dueño del inmueble en que debía bajar el volumen de la música, a lo que, presuntamente, respondió en términos soeces y se negó a hacerlo.
Los agentes observaron que había un turismo aparcado sobre la acera, así que lo denunciaron por estacionar de forma indebida y pidieron una grúa para retirarlo. El coche lo había dejado allí uno de los asistentes a la fiesta, lo que incrementó aún más la tensión y los insultos -todos realizados desde el interior de la vivienda- hacia los policías locales que estaban en la puerta.
En esos momentos, el dueño sacó hasta la entrada del chalé un automóvil de alta gama al tiempo que -siempre según las fuentes consultadas- les decía a los funcionarios que se atrevieran a denunciarlo. Entre tanto, los agentes continuaron recibiendo insultos de todo tipo por parte de algunos de los asistentes, sobre todo de uno de ellos, que llegó incluso a bajarse los pantalones y a enseñarles el culo en actitud provocativa.
El primer detenido fue el propietario de la vivienda, quien salió al exterior para dirigirse a la casa de una vecina a la que pidió que grabara lo que estaba pasando -ella también fue denunciada-. Al cruzar la calle, presuntamente golpeó con el hombro en el pecho a una policía local que participaba en la intervención, lo que supuso su detención por un supuesto delito de atentado a la autoridad.
El segundo arrestado es un amigo del anterior, quien, al ver la actuación policial, salió igualmente del chalé y se encaminó a paso ligero hacia los funcionarios, por lo que fue reducido. Por último, se detuvo a un tercer individuo que, además de insultar reiteradamente a uno de los agentes, habría llegado incluso a amenazarlo de muerte. Todos son españoles, naturales y vecinos de Málaga, de entre 40 y 50 años.
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