Condenan a un casero por abusar de una menor y amenazarla con echar a su familia del piso
El calvario de la víctima empezó a los 12 años y se prolongó hasta los 14, cuando su abuela sorprendió al acusado manoseando a la niña en la vivienda
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a un hombre de 65 años como autor de un abuso sexual continuado a ... una menor, que sufrió tocamientos y otras formas de agresión sexual de quien era su casero desde que tenía 12 años hasta los 14. Todo se destapó en 2021, cuando la abuela de la víctima sorprendió al procesado manoseando a la cría en el domicilio en el que vivía con su madre, en el distrito malagueño del Puerto de la Torre. Ahí fue cuando la niña contó su calvario, que llevó en secreto porque el encausado la amenazaba con echar a su familia del piso y por miedo a que hiciera algo malo a su madre.
De acuerdo con lo expuesto en la sentencia, a la que SUR ha tenido acceso, la progenitora alquiló el piso del investigado cuando la menor tenía unos ocho años. Prácticamente desde el principio se estableció entre ambos una relación marcada por la buena vecindad, ya que residían en el mismo bloque, y de total confianza. De hecho, era habitual que la niña se quedara varias tardes a la semana en casa del hombre, donde solía jugar con los nietos de él hasta que su madre volvía de trabajar.
La relación era muy buena y la menor sentía mucho aprecio hacia el casero, hasta que empezó su infierno particular a los 12 años. Según ha quedado probado para los magistrados, el procesado, en días que no se pueden precisar pero que coinciden en aquellos en los que estaba al cuidado de la niña, aprovechaba para manosearla en sus partes íntimas por encima y por debajo de la ropa, entre otro tipo de abusos sexuales.
Estos episodios sucedían cada vez que ambos se quedaban a solas en el domicilio, donde el acusado acechaba a la cría en el salón, en el dormitorio o, en la mayoría de los casos, en un pequeño cuarto. La perjudicada pudo relatar algunos de estos hechos, en los que el hombre le obligaba a tocarle en sus partes o se restregaba contra ella de manera lasciva, momentos que ella vivía con auténtico pánico.
La niña encontró cierto alivio con la pandemia, ya que a causa de la Covid-19 se trasladó durante el confinamiento a la casa de una tía, adonde se había mudado un mes antes para intentar evitar cualquier encuentro con el encausado. No obstante, con la desescalada tuvo que regresar al domicilio de su madre, aunque desde entonces ella hacía todo lo posible por evitar el contacto del procesado.
Sorprendido por la abuela
El secreto que el casero le había obligado a guardar se destapó el día 3 de mayo de 2021, cuando ella tenía 14 años. Aquel día necesitaba dinero para salir con unas amigas y, tras decírselo a su abuela, esta le dijo que se lo pidiera al procesado, ya que la familia era totalmente ajena a los abusos que la adolescente había vivido y confiaba en el vecino, de quien nunca había sospechado.
Él, que se encontraba en un bar, insistió a la chica para llevarle el dinero a su domicilio. Una vez allí, en un momento en el que ella fue a un vestidor a coger un chaquetón, el acusado le cortó el paso para que no pudiera salir. La menor intentó librarse simulando que hablaba con una amiga por el móvil pero él no desistió. Cuando ya se dirigían a la puerta, el individuo volvió a interponerse y empezó a manosearla al tiempo que le insistía a que fuera a su casa pronto.
Justo en ese instante la abuela abrió la puerta del piso y sorprendió al casero tocando a la niña en los pechos. Solo entonces la perjudicada pudo confesar que llevaba dos años sufriendo abusos de esta persona y que no lo había contado por miedo, ya que él solía amenazarla con echar a su familia del piso o con hacerles daño, a lo que se sumaba el temor a no ser creída.
Condena
La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado al casero a cuatro años de prisión como autor de un delito continuado de abuso sexual a una menor de 16 años, además de imponerle una orden de alejamiento e incomunicación a la víctima, a la que no podrá acercarse a menos de 500 metros durante seis años. Además, tendrá que indemnizar con 6.000 euros por el daño moral causado.
Para los jueces, ha quedado acreditado que estos episodios ocurrieron gracias a la fiabilidad del testimonio de la niña, quien, además, no tenía motivos espurios para perjudicar al acusado, con quien había mantenido muy buena relación hasta que empezaron los episodios de abusos. Asimismo, consideran que la versión del encausado no se sostiene, ya que se esforzó en argumentar la denuncia con un conflicto ocurrido años atrás entre el padre del procesado y la abuela de la menor, sin que ni siquiera ella tuviera constancia del mismo.
Tampoco cree probado que la niña actuara así movida por sus familiares para permanecer en la vivienda, como intentó alegar la defensa, ya que la familia abandonó el piso en cuanto tuvo constancia de lo sucedido para alejar a la niña del casero. Del mismo modo, los magistrados tuvieron en cuenta el informe de los peritos psicólogos, quienes reflejaron que la víctima padece estrés postraumático como secuela de los abusos vividos.
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