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Lo sorprendieron manipulando un teléfono móvil, le dieron el alto y él reaccionó pisando el acelerador a fondo. El conductor fue detenido tras una peligrosa persecución que se prolongó desde Marbella hasta Estepona, adentrándose en varias urbanizaciones.
Para sorpresa de los policías locales que lo atraparon, no era un infractor cualquiera: acababan de cazar a Anselmo Sevillano, que está considerado un capo del hachís y que se encontraba fugado desde finales del mes de marzo.
Todo comenzó a las 19.15 horas en el núcleo poblacional de San Pedro Alcántara, donde una patrulla de la Policía Local de Marbella se cruzó con el Mercedes C220B de color gris y matrícula alemana que pilotaba Anselmo Sevillano. Los agentes no reconocieron al narco, pero sí vieron claramente que estaba utilizando el móvil mientras conducía, por lo que activaron las señales acústicas y luminosas para darle el alto.
En lugar detenerse, el conductor emprendió la huida a gran velocidad y, según las fuentes, puso en peligro al resto de usuarios de la carretera, incluidos los peatones, ya que se habría saltado todos los pasos de cebra que encontró en su camino. Finalmente, se incorporó a la A-7 en dirección a Estepona, por lo que los policías locales avisaron a sus compañeros de esta localidad para que les apoyaran en la persecución.
Ya en la autovía, el fugitivo comenzó a circular en zig zag, según la versión policial de los hechos, con el evidente riesgo para el resto de los conductores. Aun así, no consiguió alejarse de la patrulla que lo perseguía, que empezaba a pisarle los talones. Entonces, se salió de la carretera para intentar darles esquinazo y se adentró en una zona de urbanizaciones.
En concreto, supuestamente circuló a gran velocidad por Atalaya Golf -curiosamente, la misma urbanización donde se le detuvo en 2011- y, en un momento determinado, creyendo que la policía lo había perdido de vista, aparcó su coche para intentar huir a pie.
Sin embargo, la patrulla llegó justo después, por lo que el fugitivo volvió a subirse en su automóvil, esta vez por el asiento del copiloto. Los agentes se apearon del vehículo policial, rodearon el Mercedes y, mientras le apuntaban con el arma, le ordenaron que se bajara.
El conductor, de nuevo, hizo caso omiso y, al parecer, empezó a hacer maniobras hacia delante y hacia atrás con el coche para abrirse hueco y volver a escapar. Viendo que lo iba a conseguir, uno de los policías locales disparó a la rueda trasera derecha. Aun así, el narco logró huir, por lo que los agentes se montaron en el patrulla y siguieron tras él.
Con el neumático perdiendo aire, se incorporó de nuevo a la autovía en sentido Estepona. En la maniobra, dio un 'llantazo' y destrozó otra rueda, en este caso la delantera izquierda. Pese a ello, circuló por la carretera a gran velocidad, lanzando trozos de neumático a la calzada, ocasionando de nuevo un peligro para el resto de los usuarios.
Viendo que ya no podía continuar, con dos ruedas completamente destrozadas, el prófugo tomó un carril de desaceleración de la autovía y abandonó el coche para emprender la huida a pie. Sin embargo, tras cruzar un zarzal, fue capturado por los policías locales que iban tras él.
El narco portaba cuatro teléfonos móviles y dos permisos de conducir, ambos auténticos a priori, en los que figuraba con el mismo nombre (Anselmo), pero cambiando el orden de los apellidos. También tenía una licencia de patrón de embarcación de Irlanda cuya autenticidad está siendo comprobada, aunque a priori, apuntan las fuentes, no se adaptaría al estándar del país emisor, por lo que se presume falsa.
Cuando comprobaron la base de datos, entendieron por qué huía. Anselmo Sevillano tiene una orden de búsqueda, detención e ingreso en prisión dictada el 30 de marzo por la Audiencia Provincial de Huelva. El narco onubense cumplía una condena a 10 años y medio de cárcel y dos multas por un total de 70 millones de euros por un alijo de 3,6 toneladas de hachís en los astilleros de Isla Cristina en agosto de 2011.
A Sevillano lo detuvieron en 2011 en una operación de la Policía Nacional, aunque llevaba varios años en busca y captura por otras causas. Lo arrestaron en el lujoso chalé de Estepona donde vivía con su mujer y su hijo pequeño. Disfrutaba de varios coches de alta gama y manejaba varias decenas de móviles, aunque en general llevaba una vida discreta.
Tras pasar por diferentes prisiones del país, Anselmo Sevillano, de 47 años, había conseguido el tercer grado y disfrutaba de un régimen de semilibertad en un Centro de Inserción Social (CIS) de Galicia, donde salía a trabajar durante el día gracias a un contrato de trabajo como chófer para su abogado.
En marzo obtuvo un permiso y debía asistir a un juicio en Sevilla, pero ya no se reincorporó al CIS, por lo que Instituciones Penitencias activó todas las alarmas y la Audiencia Provincial, encargada de la ejecución de su condena, dictó una orden de busca y captura, que ahora los policías locales de Marbella se han encargado de cumplir.
Su estancia en prisión tampoco ha estado exenta de polémica. A finales de 2011, una investigación interna de Instituciones Penitenciarias acabó con la destitución del director de la cárcel de Huelva por supuestos tratos de favor a presos, entre los que surgió el nombre de Anselmo Sevillano. También lo acusaron de organizar un complot para asustar a dos funcionarias de la prisión Puerto III, en Cádiz.
La decisión de concederle el tercer grado a Anselmo Sevillano estuvo rodeada de polémica, sobre todo teniendo en cuenta el historial de fugas de narcos, como ocurrió con el 'Messi del hachís', huido de la justicia tras pactar que iba entregarse. No en vano, la policía considera a Sevillano uno de los 'reyes del hachís' y le atribuye la mayoría de los cargamentos de hachís que se exportaban a Europa en la década de 2000 y una enorme infraestructura marítima. Al parecer, tenía contactos al más alto nivel con los productores en Marruecos y controlaba los mercados de Reino Unido, Francia y Holanda.
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