Un atropello mortal plagado de mala suerte en la avenida Juan XXIII en Málaga

Sucedió, para colmo, el lunes 6 de enero, día de Reyes, una fecha feliz para la mayoría. Mohamed, un hombre que malvivía en Málaga sin apenas recursos -algunas fuentes apuntan a que estaba en la indigencia-, cruzaba un paso de peatones situado en la avenida Juan XXIII, en Málaga capital. Era casi medianoche.

Según la reconstrucción policial del accidente, basada en los testimonios de los testigos y de los propios implicados, el hombre acabó tendido en el suelo, sobre la calzada, en mitad del paso de peatones. Probablemente se cayó, aunque eso ya nadie podrá aclararlo. Lo que sí confirmaron en el hospital es que llevaba una tasa bastante alta de alcohol.

El paso de peatones estaba regulado por semáforos. Al volante del coche que estaba justo delante de Mohamed estaba un empresario chino. Al verlo tumbado en el suelo, el conductor no reanudó la marcha y se quedó allí parado, lo que motivó que los vehículos que venían detrás empezaran a pitarle.

Ante el insistente sonido del claxon, el empresario chico maniobró para apartar su coche, probablemente con la intención de que los que le sucedían vieran que había una persona tumbada en la calzada, siempre según la reconstrucción del Grupo de Atestados de la Policía Local.

La investigación apunta a que el todoterreno que estaba justo detrás del coche del empresario chino emprendió la marcha y pasó por encima de Mohamed, al que no llegó a ver tumbado en la calzada.

Tanto el conductor que lo arrolló como los demás testigos corrieron a socorrerlo al percatarse del atropello. Le practicaron maniobras de reanimación y lo mantuvieron con vida para su traslado al hospital. Ingresó en el Regional con vida, pero falleció allí horas después.