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Los españoles son abrumadoramente partidarios de que las autoridades amplíen los espacios públicos en los que estaría prohibido fumar o vapear. Tres de cada cuatro reclaman que se declaren espacios sin humos las terrazas de bares y restaurantes y las paradas y marquesinas de autobús o tranvía y más del 85% pide idéntica prohibición en las puertas y alrededores de los centros educativos.
Los partidarios de que el Gobierno apruebe cuanto antes la ley con la que pretende hacer realidad estas restricciones al tabaco y el vapeo en los espacios comunes han aumentado incluso con respecto al año pasado, según la encuesta realizada por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
Con porcentajes de apoyo ciudadano algo menores, pero también claramente mayoritarios, están quienes reclaman que se impidan los humos y emanaciones de los cigarrillos tradicionales y electrónicos en los parques (65%), en las playas (63%) e incluso en el interior de los vehículos particulares (53%). El único punto negro de esta tendencia son los menores de 24 años, en especial los adolescentes, cuyo respaldo a la ampliación de las zonas libres de humos como terrazas o paradas se reduce entre 20 y 30 puntos respecto a la media, fenómeno que los especialistas achacan a la alta penetración y normalización entre ellos del vapeo.
De hecho, los médicos de familia están alarmados por los resultados que refleja su encuesta sobre los adolescentes. Las conclusiones indican que los chicos españoles de 14 a 18 años, pese a que no deberían tener acceso ni al tabaco ni a los cigarrillos electrónicos, vapean nueve veces más que el resto de ciudadanos. A esa temprana edad usa estos dispositivos electrónicos que los médicos califican de perjudiciales para su salud algo más de uno de cada diez (11%), lo que supone un aumento del 70% sobre solo un año antes.
Los especialistas alertan de que el vapeo es la puerta de entrada al tabaco entre los más jóvenes, como lo demuestra que el 93% compagine ambos hábitos perniciosos, pero en la adolescencia sean más los que vapean que los que fuman, algo que cambia por completo tras cumplir los 18 años y poder adquirir legalmente cigarrillos o picadura, cuando los vapeadores pasan al tercer puesto.
La encuesta de los médicos de familia deja una tercera conclusión clara. En España el apoyo a que el Gobierno suba el precio del tabaco y de los cigarrillos electrónicos (vía impuestos) como arma para reducir el consumo es mayoritario. El 74,6% de los ciudadanos preguntados respaldó el incremento de precio, que los expertos creen que podría reducir la tasa de tabaquismo entre un 10% y un 15%.
Los españoles que respaldan otra de las medidas que tiene previsto introducir el Gobierno en las reformas legales que ha anunciado, la obligación de que el empaquetado de estos productos sea genérico, sin distingos, dibujos, colores o logotipos, es del 40%. Bastante más baja que en el resto de capítulos, pero que, en cualquier caso, ha tenido un aumento de los apoyos de 14 puntos en solo doce meses.
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