Los 'peligros' del teletrabajo: cómo afrontar los posibles efectos negativos en la salud
Tener la oficina en casa puede ofrecer diversas ventajas, pero también ciertos inconvenientes que pueden pasar factura a nuestro cuerpo y mente
La imagen que a más de uno se le viene a la cabeza al hablar de teletrabajo es la de alguien en pijama (o cuanto ... menos chándal) delante del ordenador, con una jornada mucho más relajada que en la oficina y posiblemente más corta. Pero ese mito (o realidad, según las circunstancias) se ha roto, en la mayoría de casos, por la pandemia, ya que el ritmo laboral es el mismo -o incluso más- que si se estuviera en el lugar de trabajo. La crisis del coronavirus ha implantado de cuajo en multitud de empresas el despacho en casa, y dada la delicada situación parece que va a continuar durante una larga temporada aún.
El ahorro de desplazamientos (y de combustible), la posibilidad de conciliar mejor o no tener que sufrir las inclemencias de la meteorología, por ejemplo, son algunas de las ventajas de esta práctica. Pero también tiene sus inconvenientes, que afectan directamente a nuestra salud física y mental. De hecho, desde el departamento de Psicología del Trabajo del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental (COPAO), alertan que trabajar desde casa conlleva las siguientes consecuencias:
DAÑOS PARA LA SALUD
Efectos en nuestro cuerpo
La falta de actividad física al no tener que movernos para ir a la oficina favorece o puede derivar en la aparición de distintos problemas de salud por una mala alimentación, sobrepeso o problemas cardiovasculares. Hipertensión, diabetes, lumbago, artritis… son otras enfermedades asociadas. Y por supuesto, dolores de espalda, cuello o articulaciones, ya que no es lo mismo el espacio de trabajo que se tiene en un lugar preparado que el mobiliario de nuestro hogar.
Síndrome de la patata en el escritorio
Al poder acceder a la despensa en cualquier momento del día, se realiza un exceso de consumo de nutrientes, muchos de ellos de alto contenido calórico (galletas, bollos o patatas fritas, entre otros) y, por tanto, innecesarios, que desequilibran el balance gasto-consumo. Este hábito puede agravarse con calmar la ansiedad con la comida, según advierten estos expertos.
Problemas psicológicos
Según los especialistas de COPAO, el teletrabajo aumenta la falta de control en los horarios así como sentimientos de aislamiento, soledad, estrés y ansiedad, que se intensifican con una falta de competencias digitales en cierto tipo de trabajadores más analógicos, acostumbrados a la presencialidad. Además, según se recoge también en la revista Consumer, para el Colegio Oficial de Psicología de la Comunidad Valenciana, esta situación puede generar incomodidad, resistencia a la tecnología, inseguridad en cuanto a las capacidades y productividad e incluso falta de compromiso y dificultades a la hora de conciliar con la familia, etc.
Ellas trabajan doble, en algunos casos
No todos se adaptan igual a esta situación. Por ejemplo, se piensa que a los más mayores les cuesta más amoldarse a este nuevo contexto, y también que las mujeres acumulan mayor carga ya que a sus obligaciones laborales se les puede sumar las domésticas.
SÍNTOMAS A TENER EN CUENTA
Aunque el poder estar en casa puede ser beneficioso para muchos, lo cierto es que hay una serie de señales que pueden indicar si el teletrabajo afecta a nuestra salud, como por ejemplo dificultad para desconectar de las obligaciones laborales, aumento involuntario de la jornada laboral, mayor sensación de aislamiento, menor rapidez mental y concentración, dolores musculoesqueléticos varios, aumento de peso, problemas para conciliar el sueño, pesadez en las piernas o trastornos digestivos.
CLAVES PARA COMBATIR LOS RIESGOS
Para intentar evitar efectos no deseados por la situación, es importante fijar una serie de rutinas, como recomiendan desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y el de la Comunitad Valenciana, entre las que destacan las que se explican a continuación.
Moverse todo lo posible
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo aconseja no estar sentado más de 30 minutos seguidos: hacer pausas de unos dos minutos con actividad física ligera, como caminar, y alternar 30 minutos sentado con 30 minutos de pie. Por ejemplo, se pueden aprovechar las llamadas telefónicas para ponerse de pie o incluso andar mientras se habla.
Olvidar la cercanía de la nevera
Es difícil evitarlo, pero al primer impulso de hambre no podemos ir a la cocina. Pero si necesitamos tomar algo y aún no es la hora, es recomendable recurrir a picoteos ligeros y sanos como fruta fresca o frutos secos, más que patatas u otros snacks que engordan más que alimentar.
Cuidar nuestra mente
Así como debemos cuidar nuestro cuerpo, no podemos olvidarnos de nuestra cabeza: el cerebro también necesita mimos. Trabajar en soledad puede incrementar el riesgo de caer en abatimiento o tristeza, por lo que la actitud que se mantenga es más que nunca determinante. Por ejemplo, contra la sensación de desasosiego es fundamental no perder el contacto con los compañeros, de la manera (telemática) que sea. También los expertos recomiendan dejar de lado los pensamientos negativos y priorizar los positivos. Para intentar animarnos, un buen truco puede ser anotar cada día tres cosas positivas o tres logros de la jornada. Según los psicólogos, este sencillo ejercicio te permitirá reducir el riesgo de polarizarte en lo negativo, relativizar los inconvenientes y poner el foco en el avance.
El descanso también importa
Y si los expertos recomiendan despegar nuestro cuerpo de la silla, también la mente y la vista deben alejarse cada cierto tiempo del ordenador. Por ejemplo, para descansar los ojos, se insta a poner en práctica la regla 20-20-20, que consiste en dejar de mirar la pantalla cada 20 minutos y cambiar la mirada hacia un objeto que esté a unos seis metros (unos 20 pies) durante 20 segundos. De esta forma se cambia el enfoque y se descansa.
Y para desconectar...
Para intentar que cuando dejemos de trabajar podamos desconectar de verdad, hay que mantener el ordenador o nuestro espacio de trabajo en una zona que no sea central en la casa (como por ejemplo el salón) para que así no tengamos a la vista durante nuestro tiempo libre nada que nos recuerde nuestras obligaciones laborales. También es interesante practicar, en la medida de lo posible, algo de deporte (sobre todo si notamos un aumento notable de peso) e intentar rentabilizar al máximo nuestro tiempo de ocio con actividades que nos gusten y puedan ayudar a relajarnos como por ejemplo pintar, bailar, o escuchar música. Realizar ejercicios de relajación, meditación o respiración profunda también nos será muy útil, sobre todo para conciliar el sueño.
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