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Las sesiones ‘online’ pueden aplicarse como terapias exclusivas o como complementarias al tratamiento.
Tu psicólogo en pantalla: el boom de las terapias online

Tu psicólogo en pantalla: el boom de las terapias online

Cada vez hay más plataformas que ofrecen atención psicológica por videoconferencia. Aunque este formato de terapia virtual resulta efectivo en muchos casos, no es adecuado para cualquier tipo de trastorno

lucía caballero

Sábado, 9 de julio 2016, 16:04

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Si gracias a Internet las pantallas de móviles y ordenadores se han convertido en centros de reunión de amigos, supermercados y oficinas bancarias, ¿por qué iba a extrañar a nadie que también sirvan de sala de consulta médica digital?

Cada vez son más los gabinetes de psicología que añaden a su oferta las sesiones virtuales con el paciente, los chats y los correos electrónicos. Estas estrategias pueden aplicarse de dos formas: como terapias realizadas exclusivamente por Internet o como complemento del tratamiento en vivo.

En el primer caso, el paciente gana en comodidad; se ahorra los desplazamientos y tiene más libertad horaria. La segunda práctica es muy útil para el terapeuta, que puede dar indicaciones, recoger datos, enviar mensajes de apoyo o compartir documentos. Sin embargo, ambas estrategias «tienen particularidades en cuanto a la seguridad y confidencialidad, puesto que se requiere el cifrado de las comunicaciones y la adecuada acreditación del profesional que la imparte», advierte Luis Valero, investigador y docente en Psicología de la Universidad de Málaga. «Podrían aplicarse en cualquier trastorno como ayuda terapéutica, pero su uso exclusivo no es aconsejable en trastornos mentales graves como la esquizofrenia, anorexia o aquellos en los que las relaciones sociales son el problema, pues lo perpetuaría», explica Valero.

Las personas que se ponen en contacto con el Centro Virtual de Psicología (CVPSI), adscrito a la fundación UNED, lo hacen por distintas razones, desde un bajo estado de ánimo o problemas de pareja, a estrés o falta de control de impulsos. «Lo primero que hacemos es valorar si podemos prestarle la atención que demanda a través de videoconferencia, porque no siempre es posible», indica Lourdes López, coordinadora del CVPSI. Siempre y cuando lo creen oportuno, asesorarán al paciente para que este busque ayuda presencial.

Los psicólogos de la plataforma han participado en la elaboración de una guía de buenas prácticas de la Asociación de Especialistas en Atención Psicológica por Videoconferencia. Entre otras indicaciones, el documento advierte que «no es conveniente hacer informes psicológicos, ni diagnósticos clínicos basados solamente en entrevistas por videoconferencia».

La práctica «no es sinónimo de trasladar la consulta presencial a Internet», señala López. Y prosigue: «Los profesionales que decidan prestar sus servicios a través de este canal deberían recibir una formación especializada». Por eso, este año el CVPSI y la Fundación UNED impartirán la primera edición de un curso de especialización en este tipo de terapia para profesionales del área.

Midiendo los resultados

Aunque su eficacia no está probada científicamente para cualquier caso, dos recientes estudios sugieren que la intervención psicológica por videollamada resulta tan eficaz como las sesiones personales para tratar la ansiedad y la depresión leve y moderada.

En uno de los trabajos, un equipo de investigadores de la Universidad de Pittsburgh utilizó un programa de terapia cognitivo conductual online. Los 704 pacientes fueron divididos en tres grupos: los integrantes del primero recibieron sesiones de consultas online, los segundos tenían la oportunidad de combinarlas con un grupo de apoyo virtual disponible 24 horas al día y los del último grupo acudían a consultas personales.

Después de seis meses, los resultados revelaron que aquellos que habían completado el programa virtual se encontraban mucho mejor anímica y emocionalmente y los síntomas de su ansiedad habían remitido, lo mismo que los pacientes que habían recibido la terapia combinada con grupos de apoyo.

Los autores de la segunda investigación, publicada en British Journal of Psychiatry, se han fijado en el uso de los móviles como instrumento del terapeuta. Se trata de un grupo de científicos británicos que han desarrollado una aplicación para ayudar a las personas a afrontar la negatividad y los problemas del día a día. La herramienta, bautizada Catch it, se basa de nuevo en la terapia cognitivo conductual.

Aunque al principio los voluntarios se mostraron en general reticentes a descargársela (solo el 84 % de ellos la instalaron en su smartphone), quienes lo hicieron consiguieron mejorar su estado de ánimo y actitud ante las situaciones conflictivas.

También existen productos similares en español, como la aplicación PocketCare Separadas, cuyo objetivo es ayudar a mujeres que se estén divorciando a gestionar sus emociones y los síntomas depresivos y de ansiedad. Ha sido desarrollada por la empresa PocketCare y en su diseño han colaborado psicólogos y pedagogos. La herramienta da la opción a las usuarias de consultar con profesionales por teléfono o a través de la misma app.

Aunque Valero asegura que muchas de las herramientas que ofrecen apoyo resultan beneficiosas y están pensadas por profesionales, advierte que otras «son puramente comerciales», por lo que aconseja prudencia. Lo mismo que en el caso de la atención psicológica por videollamada: López recomienda comprobar el currículum del profesional, el número de colegiado y la política de privacidad de la página web.

Sin embargo, la coordinadora del CVPSI confía en que los clientes están cada vez más informados y capacitados para seleccionar el producto que les ofrezca mayores garantías. Pero aún quedan retos que superar, como la ausencia de un marco normativo. «La atención psicológica por videoconferencia no está regulada legalmente en España y tenemos mucho trabajo por delante para conseguir que esta situación cambie», afirma la experta.

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