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Terraza cerrada de un bar en Barcelona. EFE
Un país devastado por la pandemia

Un país devastado por la pandemia

El coronavirus deja 4 millones de parados y un millón más en ERTE, un desplome histórico del PIB del 11% y zonas turísticas que tardarán muchos años en recuperarse

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Domingo, 14 de marzo 2021, 00:20

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Ha sido un año para olvidar, pero la mayoría no lo hará nunca. Sobre todo los familiares de los fallecidos que ha dejado el coronavirus, pero también las miles de personas que fueron despedidas por la pandemia, las que llevan en ERTE todo un año sin saber cuándo regresarán a sus puestos o las decenas de miles de empresas que han tenido que bajar la persiana sin esperanza de volver a subirla cuando antes de que estallara esta crisis no tenían problemas financieros. El coronavirus ha devastado la economía española, bastante más que la de los países del entorno (el PIB nacional ha caído un 11% en 2020, el doble que el de Alemania) y aunque varios organismos confían en que la recuperación sea más potente aquí, ya nadie se fía de ninguna previsión a medio plazo.

En enero de 2020 la vida era otra. Los organismos internacionales vaticinaban que el PIB de España avanzaría ese año solo un 1,5% y muchos se echaban las manos a la cabeza porque parecía que el crecimiento comenzaba a estancarse. Se miraba con lupa una décima arriba o décima abajo. El coronavirus ya campaba a sus anchas por China, pero en España parecía un asunto muy lejano.

¿En qué situación se encontraba España las semanas previas al estallido de la pandemia? El PIB había crecido el 2%, nuestro país había vuelto a batir récord de llegadas de turistas internacionales, con 83,5 millones de personas durante 2019; el Gobierno acababa de aprobar la subida del 2% del sueldo de los funcionarios, una medida que costaría 3.200 millones; y los Presupuestos de Cristóbal Montoro (vigentes desde 2018) se habían vuelto a prorrogar en enero.

Todo eran buenas noticias: el PIB crecía un 2%, hubo nuevo récord del turismo y se subió el 2% el sueldo de los funcionarios

Pero los ecos del coronavirus ya se comenzaban a escuchar a lo lejos. Las fábricas de China cerraron a cal y canto a finales de enero, por lo que el suministro de miles de empresas se vieron afectadas. Las primeras consecuencias para el turismo iban saliendo a la luz: Turespaña advertía de que los asientos de avión reservados con destino España hasta mayo habían descendido un 2,3%, 630.000 viajeros menos. Una minucia comparado con los 65 millones de turistas que se han terminado perdiendo.

Y el día que Madrid y Vitoria decidieron cerrar los colegios para evitar los contagios (10 de marzo), el Gobierno aseguraba que facilitaría el teletrabajo con «medidas de estímulo» a las empresas para que sus empleados pudieran «atender sus obligaciones familiares». Pero en ese momento nadie pensó que los hogares se convertirían de un día para otro en la oficina de 3 millones de empleados durante abril y mayo, el 16,2% del total de los trabajadores, cuando en 2019 representaba solo el 4,8%. Actualmente siguen teletrabajando 1,9 millones de personas.

Durante este año nos hemos acostumbrado a la suspensión de todos los eventos multitudinarios: Fallas, Feria de abril, Semana Santa, Sanfermines, Carnavales... Pero cuando muchas compañías empezaron a descolgarse a principios de febrero del Mobile World Congress (MWC), la mayor cita anual de la tecnología en Barcelona, muchos las tildaron de alarmistas e incluso las autoridades confiaban en que el evento se pudiera celebrar pese a que reúne a más de 100.000 personas de todo el mundo. Finalmente se suspendió y ahora la historia se repite pese a que se ha aplazado a finales de junio.

Se prevé que este año y el que viene España crezca alrededor del 5%, por lo que no se volverá al nivel precrisis hasta 2023

El peor año económico desde la guerra finalizó con 4 millones de parados, un millón más en ERTE, un desplome del PIB del 11% y 100.000 bares y restaurantes cerrados a causa de la pandemia. Y quedan años duros. Se prevé una recuperación que rondará el 5% este año y el que viene, por lo que España no volverá a su nivel precrisis, como mínimo, hasta 2023.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. AFP

Europa sale al rescate

Salvador Arroyo, corresponsal en Bruselas

Una lista interminable de encuentros bilaterales, choques dialécticos entre el norte y el sur, la cumbre de líderes más larga de la historia (cinco días), un 'toma y daca' con la Eurocámara y una amenaza de veto de Hungría y Polonia salvada in extremis. El acuerdo histórico del plan de recuperación pactado por los jefes de Estado y Gobierno en julio del pasado año, que cuelga del Presupuesto plurianual 2021-2027, será la gran herramienta de reconstrucción postpandemia europea: 750.000 millones de euros entre subsidios y créditos.

España, el segundo país más beneficiado después de Italia, tendrá a su disposición transferencias directas por valor de 69.528 millones (20,6% del total) y préstamos que se moverían entre 71.000 y 84.660 millones. El paquete económico del 'Next Generation' tendrá dinero fresco a partir de junio, cuando la Comisión Europea realizará las primeras emisiones de deuda para financiarlo; una operación sin precedentes, de gran envergadura, que obligará a Bruselas a cumplir con los mercados hasta el 31 de diciembre de 2058.

Para dar este paso, la Comisión necesita que los parlamentos nacionales de los Veintisiete la autoricen. El 'ok' de todo el bloque llegará entre finales de este mes y principios de abril. A partir de ahí comenzarán las primeras transferencias –un pago por adelantado del 13% que en el caso de España alcanzaría los 10.000 millones–. Cada país ha de presentar un plan de recuperación ajustado a objetivos de inversión que impulsen la ansiada transformación medioambiental y digital de la UE. Pero también que comprometan cambios estructurales en cada país. En España se mirará con lupa la reforma de su mercado laboral (incluida una temporalidad endémica del 26%) y la sostenibilidad de su sistema de pensiones.

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