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Dietas milagro y ahora 'medicamentos milagro' o 'inyecciones para adelgazar'. Fármacos como Ozempic o Saxenda se han puesto de moda gracias a que personajes como Elon Musk, actores, celebridades, influencers y usuarios en general aseguran usarlos para perder peso..., con éxito. Suben vídeos en TikTok hablando de sus 'milagrosos' efectos hasta el punto que se han hecho virales y actualmente existe un problema de abastecimiento de los mismos en las farmacias. Su fama radica en que entre sus efectos secundarios, en mayor o menor medida, se encuentran la disminución del apetito y pérdida de peso.
En concreto, imitan el funcionamiento de una hormona, la GLP-1, que se secreta a nivel intestinal cuando ingerimos comida y cuya función más importante es regular los niveles de las dos hormonas implicadas en el control de la glucosa en sangre: la insulina y el glucagón. Concretamente, la GLP-1 aumenta los niveles de insulina y disminuye los niveles de glucagón, lo que se traduce en una disminución de los niveles de azúcar en sangre. Además, retrasa el vaciado gástrico y genera sensación de saciedad.
Pero, ¿se pueden utilizar tan a la ligera? Claramente la respuesta es no.
En primer lugar, porque tanto Ozempic como Saxenda, como otros fármacos como Wegovy, Trulicity o Bydureon son inyectables destinados al tratamiento de la diabetes tipo 2 (DM2) y forman parte de una familia de fármacos conocida con el nombre de análogos de la GLP-1.
Dentro de este grupo, Saxenda, cuyo principio activo es la liraglutida, y Wegovy, cuyo principio activo es la semaglutida, están autorizados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso. Saxenda sí se vende ya en España, mientras que Wegovy aún no, aclaran desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
En definitiva, como indica la Agencia Española de medicamentos, Ozempic, Trulicity y Bydureon se utilizan para disminuir los niveles de azúcar (glucosa) en sangre y mejorar el control glucémico en adultos con diabetes mellitus tipo 2, mientras que Saxenda y Wegovy se recetan a pacientes con obesidad o sobrepeso con un IMC de 30 kg/m2 o superior (obesidad), o un IMC de 27 kg/m2 y hasta menos de 30 kg/m2 (sobrepeso) y problemas de salud relacionados con el peso (como diabetes, presión arterial alta, niveles anormales de grasas en sangre, etc.).
En ningún caso, están recomendados para incluirlos por cuenta propia como parte de la 'operación biquini'.
Como apuntan los expertos, la utilización de estos inyectables siempre debe estar supervisada por un especialista. De hecho, todos requieren de prescripción médica. Además, apuntan a que su administración, para ser totalmente efectiva, debe ir acompañada de una dieta personalizada para cada caso y una rutina de ejercicios. De lo contrario, se puede dar el llamado 'efecto rebote'
Y como cualquier medicamento, conllevan unos posibles efectos secundarios que para nada deberían obviarse. Como ejemplo, en el caso de Ozempic, entre las reacciones más frecuentes o frecuentes se encuentran náuseas, diarrea, bajo nivel de azúcar en sangre (hipoglucemia), indigestión, hinchazón de estómago, reflujo o ardor de estómago, estreñimiento, eructos, piedras en la vesícula, mareo, cansancio, gases y aumento de las enzimas pancreáticas (como lipasa y amilasa).
Pero también existen otros efectos adversos que, aunque pocos frecuentes, también pueden darse como páncreas inflamado (pancreatitis aguda), que puede afectar hasta 1 de cada 100 personas, y reacciones alérgicas graves (anafilácticas, angioedema), que pueden afectar hasta 1 de cada 1.000 personas.
En el caso de Saxenda, entre los efectos secundarios muy frecuentes o frecuentes se encuentran náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, dolor de cabeza, indigestión (dispepsia), inflamación del revestimiento del estómago (gastritis), ardor de estómago, sensación de hinchazón, gases, sequedad de boca, sensación de debilidad o cansancio, alteraciones en el sentido del gusto, mareos, insomnio, cálculos biliares, hipoglucemia o aumento de las enzimas pancreáticas, como lipasa y amilasa.
Y entre los poco frecuentes y raros, pueden darse pérdida de líquidos (deshidratación), retraso en el vaciamiento gástrico, vesícula biliar inflamada, reacciones alérgicas incluidas las erupciones cutáneas, sensación de malestar general, pulso más rápido (pueden afectar hasta 1 de cada 100 personas), así como función renal reducida y fallo renal agudo (hasta 1 de cada 1.000 personas).
Pero sin duda, uno de los mayores problemas que está ocasionando la viralización de estos fármacos es su desabastecimiento a nivel mundial, unido al hecho de que hay países (no es el caso de España) en el que Ozempic también se prescribe para la pérdida de peso, como apuntan desde el Colegio de Farmacéuticos de Málaga.
Un desabastecimiento que preocupa a los pacientes que realmente los necesitan y que ha llevado a la Agencia Española de Medicamentos a lanzar unas recomendaciones para paliar los problemas de suministro.
Desde la Asociación de Diabéticos de Málaga, Adima, aseguran que «hay muchos enfermos muy preocupados por este déficit. A día de hoy es casi imposible encontrarlo por culpa de muchos vídeos de TikTok que lo venden como una vía rápida para perder peso. Lamentamos que se esté banalizando tanto con los efectos de un fármaco e incitando a los más jóvenes a seguir por un camino que mal gestionado puede llevar a trastornos de la conducta alimentaria», advierten.
La Organización de Consumidores y Usuarios ha analizado los precios de estos fármacos que el sistema público de salud solo financia, y no en todos los casos, en tratamientos para pacientes con diabetes tipo 2 (DM2) en determinadas condiciones.
Según la OCU, Ozempic inyectable se vende a 128,15 euros y solo se financia en pacientes con DM2 en terapia combinada con otros antidiabéticos (o insulina) e IMC≥30.
Saxenda, que no está financiada por la sanidad pública, cuesta 283,05 euros la caja con 5 plumas (indicada para pacientes con sobrepeso con una comorbilidad e IMC≥27 y < 30, y 185,81 euros la caja con 3 plumas, que se receta a pacientes con obesidad IMC≥30.
Por su parte, el Trulicity inyectable (otro de los fármacos de este tipo con poblemas de desabastecimiento) vale 128,15 euros y, al igual que Ozempic, solo está financiado por la sanidad pública en los casos de pacientes DM2 en terapia combinada con otros antidiabéticos (o insulina) e IMC≥30.
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